POLÍTICA Y GOBIERNO:
POLÍTICA Y GOBIERNO:
Juan Sutil arremete contra Monsalve: “Llegaba trasnochado y con evidencia de consumo de alcohol”
El ex presidente de la CPC, lanzó duras críticas contra el exsubsecretario acusándolo además de jugar en casinos durante su época de diputado.
27 de Noviembre de 2024
M.Garretón/Aton747
Juan Sutil, ex presidente de la CPC.
El Mercurio
El ex presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), Juan Sutil, arremetió duramente contra el exsubsecretario del Interior, Manuel Monsalve, y lo acusó de tener un comportamiento inadecuado en su época de diputado, entre ellas, una afición desmedida por el juego de apuestas.
“Monsalve era un diputado al que lo tenían que ir a buscar al hotel para votar a las doce o 13 horas, donde venía evidentemente trasnochado, con evidencia de consumo de alcohol, y además jugaba en el casino”, dijo Sutil en una entrevista con radio Pauta.
En esa línea, agregó que “no sé si al extremo de ser un ludópata o una persona que se rehabilitó. Yo he conversado esto con ex diputados o personas que están en ejercicio y era una realidad”, aseguró al abordar la crisis del Gobierno derivada de la denuncia por violación y abuso sexual que pesa sobre el exsubsecretario.
En ese contexto se preguntó “¿cómo es posible que un país, un Gobierno, un ex colega como es el Presidente (Monsalve y Boric fueron diputado al mismo tiempo), corran el riesgo de poner a cargo de la seguridad nacional a una persona que tiene esa trayectoria? Es como si en una empresa te sucede esto y tú dices lo voy a poner de gerente de finanzas”.
Sobre la opinión de algunos personeros de derecha, que reconocían en el exsubsecretario una persona seria con la que podían conversar, indicó que “eso demuestra que el país está relativamente enfermo, porque es de sentido común reconocer el riesgo que hay aquí”. “¿Cómo yo voy a poner a cargo la seguridad nacional a alguien que tiene una preferencia por el juego?”, insistió el expresidente de la CPC.
“El juego tiene un montón de otras implicaciones. Una persona que está hasta las cuatro de la mañana jugando, se toma su trago y se expone, hay riesgos que pierda mucho dinero. Hay infinidades de situaciones que se debieran considerar y eso lo tiene que considerar primero el Gobierno y también el sistema”, relató.
En ese sentido afirmó que “eso te demuestra que el país no está haciendo acuciosamente la elección de las personas que se requieren para los cargos de la alta relevancia e importancia”. “Tanto es así que elegimos un Presidente de la República que no tenía experiencia. Se eligió un Gobierno de funcionarios sin experiencia y todavía hay algunas personas que tienen la capacidad de tolerancia de decir bueno, están aprendiendo”, finalizó.
Fuente: Emol.com – https://www.emol.com/noticias/Economia/2024/11/27/1149731/juan-sutil-arremete-contra-monsalve.html
Destruir, un propósito
Por Gonzalo Rojas Sánchez
En cada una de las cuatro esquinas de la vida nacional se acumula la basura: muchas instituciones están dejando de funcionar; la economía está estancada y se llena de sombríos presagios; se suceden las noticias sobre la corrupción, la deshonestidad y los abusos; se multiplican las muertes, en un clima de pavorosa inseguridad.
Instituciones, economía, moralidad, seguridad: en las cuatro esquinas hay abundante mugre impidiendo el paso hacia un Chile mejor.
La evidencia del desastre es tan apabullante que, en medio de la desazón, se vienen buscando las causas para sugerirle a un próximo gobierno cómo limpiar la basura de las cuatro esquinas. Y, por eso, se ha repetido la triple acusación contra quienes hoy “habitan” el gobierno: ineptos, deshonestos, ideologizados.
Sobre lo primero y lo segundo, los ejemplos abundan y hay procesos judiciales en marcha. Pero respecto de la iluminación ideológica, parece que no se ha logrado penetrar a fondo en la dimensión última del proyecto neomarxista en marcha en el país. Hemos develado los muy variados objetivos que ese diseño se propone, e incluso hemos comprendido su permanente disposición a usar la violencia para conseguirlos. Pero sospecho que se nos ha escapado un eslabón de esa pérfida cadena.
En efecto, habitualmente estamos pensando en las formas que tomaría una institucionalidad refundada (y conocimos el proyecto constitucional que la proponía); estamos imaginando una economía socialista en manos de un Estado omnicomprensivo y omnipotente; se nos representa un sistema moral-cultural completamente secularizado y, finalmente, tememos la eliminación de las libertades públicas en nombre de una seguridad garantizada por una policía secreta. O sea, se tiende a juzgar la iluminación neomarxista desde una mentalidad proyectiva; los juzgamos por lo que quieren hacer y, en parte, están haciendo.
Pero, pero… esa crítica, “lo que ellos quieren es muy malo para Chile”, siendo correcta olvida un dato. Para lograr algo de lo que se proponen, creen imprescindible destruir. O dicho de una manera completamente clara y rotunda: lo que nosotros llamamos “fracaso de sus gobiernos”, es para ellos simplemente el eslabón deseado para demostrar que nada de lo que recibieron era aprovechable, que todo debía morir.
¿Habrá una frase que resuma mejor esa disposición a buscar el fracaso presente con vistas a un hipotético éxito futuro que la de Gabriel Boric en julio de 2021, después de triunfar en las primarias? Dijo: “Si Chile fue la cuna del neoliberalismo, también será su tumba”.
Matar lo que el Presidente llamaba “neoliberalismo” viene significando, en la práctica, destruir las instituciones democráticas, frustrar el desarrollo basado en una economía libre, corromper todos los hábitos del sistema moral-cultural, en fin, dejar a los ciudadanos en descampado ante el crimen. ¡Qué importa que se diga que eso es culpa de un gobierno de ineptos, corruptos e ideologizados, si lo que se consigue con ese fracaso es la destrucción del tan odiado sistema! Dialéctica pura, señores.
Pero, ¿no implicará eso perder la próxima elección? ¡Qué importa! No le importó nada a Bachelet II destruir, y que ganara Piñera, porque sobre esa destrucción era más difícil construir; no le importará nada a las izquierdas duras que la destrucción con que le entregarán Chile a un gobierno de centroderecha, dentro de 18 meses, sea aún mayor, porque así se le hará a la nueva administración aún más complejo construir.
Su diseño es claro: mientras peor les vaya, peor le va al sistema, peores condiciones encontrarán sus rivales al gobernar, y por fin —siempre la utopía— desde cero podrán construir.
Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Mercurio el miércoles 13 de noviembre de 2024.
¿Pensemos en crecer?
Por Rodrigo Álvarez Zenteno
Revisando papeles, encontré tres charlas que expuse como subsecretario de Hacienda el año 2010. Eran conferencias universitarias o empresariales cuyo tema se resume en una idea: “Chile, país desarrollado”. Incluso se debatía un plazo: 2030, y un mecanismo comparativo, alcanzar a Portugal.
Para la inmensa mayoría de los asistentes ese era un objetivo deseable (particularmente después de los grandes avances sociales de los 25 años previos) y además alcanzable, precisamente por la experiencia de esas décadas.
Después todo cambió. Vinieron desde los “tiempos de repartir, pues ya habíamos crecido suficiente” (idea reflejada en la desastrosa reforma tributaria del segundo gobierno de Bachelet); pasando por desequilibrios fiscales y graves distorsiones en las políticas sociales; hasta las respuestas tipo “no necesitamos más inversión, no queremos tratados de libre comercio, rechazamos a nuestros sectores exportadores, y optamos por el decrecimiento”, que resumen las visiones de numerosos convencionales del primer experimento constitucional… ideario prolongado hasta hoy, en temas como el proyecto de la ley de pesca.
Chile tiene problemas muy serios. Me refiero a los verdaderos, no a aquellos propios de la locura octubrista o exagerados por la izquierda gobernante. Seguridad, salud, educación, vivienda, correcciones fiscales, pensiones, etcétera, son dificultades e incertidumbres reales y graves.
Todas ellas requieren de inmensas cantidades de recursos fiscales, y como la opción de recaudación o aumento de impuestos está ciertamente sobreutilizada, es esperable que volvamos a pensar en el crecimiento.
Cuando ya se inicia el tobogán que nos llevará a la próxima elección presidencial, confiemos que esa opción sea central en los programas y discursos de los candidatos; no como un titular en la búsqueda de un relato o legado —preocupaciones que tanto daño le han hecho a nuestra política—, sino como el camino que puede cambiar radicalmente la vida de los chilenos y enfrentar los desafíos de los años que vendrán.
El compromiso político —finalmente ético— de amplísimos sectores debe ser, sin duda, por el crecimiento económico como la mejor política social para Chile.
Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Mercurio el viernes 22 de noviembre de 2024 como carta al director.