SERVICIO MILITAR VOLUNTARIO



SERVICIO MILITAR VOLUNTARIO

Por Humberto Julio Reyes

La reciente discusión y aprobación en el parlamento del presupuesto 2025, permitió a la opinión pública enterarse de las dificultades del Ejército para completar las dotaciones mínimas de contingente, se trate de conscriptos o soldados de tropa profesional.

También dejó en evidencia, que, en la práctica, el deber ciudadano establecido en la Ley de Servicio Militar Obligatorio, ha dejado de ser tal, pasando a convertirse en voluntario, al no efectuarse, desde hace años, el sorteo previsto en dicha ley cuando no existan suficientes voluntarios aptos.

Confieso que soy reticente a referirme en forma pública a temas profesionales que afectan a las fuerzas armadas y expresar opiniones que pueden incomodar a los responsables, ya que sigo estimando que la reserva comprometida durante el servicio activo dura para toda la vida.

Sin embargo, confío en que el paciente lector comparta, aunque sea parcialmente, el fin último de estas líneas.

Siendo subalterno fui bastante crítico del servicio militar obligatorio, por no considerarlo eficiente para formar reservas instruidas en condiciones de ser incorporadas en caso de necesidad. Miraba distintos modelos vigentes en otros países como mejores opciones.

Con los años y ya retirado, creo haber matizado ese punto de vista y me parece que, contar con lo que se llama una planta de soldados de tropa profesionales, apunta en la dirección correcta, siempre que el número sea suficiente.

Pero, justamente, los números no calzan, existiendo diversas razones que se citan en un reciente artículo de El Mercurio de fecha 9 de diciembre, cuerpo C1. Ellas serían:

1) Caída de nacimientos. Tema nacional de difícil solución.

2) Gratuidad en la educación superior. Igual que la anterior.

3) Explosión de excusas de salud. Falta de control que puede ser corregida.

Sin embargo, yo tengo mis propias razones, partiendo por la condena a prisión efectiva de jóvenes conscriptos que eran menores de edad cuando sucedieron los hechos que motivaron su actual situación.

¿Acaso los ministros de fuero no ponderaron que cumplían un deber de obediencia donde no les cabía discurrir respecto a la legalidad de las órdenes recibidas, menos aún si algunas de ellas ni siquiera implicaban la ejecución de algo manifiestamente delictivo?

Parece que no, el conscripto convocado a reconocer cuartel y formado en la disciplina militar es juzgado y condenado como un simple particular dedicado a cometer crímenes, sin atenuante o eximente de su minoría de edad.

Hoy en día, es posible que algún padre o madre disuada a un hijo interesado en cumplir su deber ciudadano, para evitar que el día de mañana, termine en prisión. Quizás yo lo haría.

Esta columna podría haber terminado aquí, pero leo hoy a un columnista habitual en El Líbero del 16 de diciembre, quien, en la misma línea, aporta otros argumentos que yo había pasado por alto o considerado en distinta forma:

1) La persecución a las fuerzas armadas ha desembocado en una fuerte disminución del interés de los jóvenes por sumarse al servicio militar o a las escuelas matrices.

2) La permanente crítica al rol de las fuerzas armadas chilenas.

3) El total abandono de la historia militar en los programas educativos.

Después de años de sostenerse una persistente campaña de condena y desprestigio hacia las fuerzas armadas, ¿quién podría desear pertenecer a ellas, aunque sea en forma transitoria, mal remunerado y con alto potencial de riesgo?

Vuelvo a mis tiempos de subalterno y recuerdo que se decía, en esos años, que a los miembros de las juventudes comunistas se les instruía para que sí realizaran “la guardia”.

Recibían gratuitamente instrucción militar y conocían por dentro a su declarado enemigo. ¡Qué mejor!

Hoy en día y, como hace ver el aludido columnista, los comunistas infiltrados abiertamente (¡vaya oxímoron!) en el ministerio de defensa, participan nada menos que en su conducción.

Siendo así, variadas razones habría para disuadir a un eventual interesado en cumplir con un deber que ha dejado de serlo.

¿Imagina paciente lector si tampoco fuera obligatorio el pago de impuestos o contribuciones? ¿Usted se presentaría voluntario a aportar a las arcas fiscales?

18 de dic. de 24