POLÍTICA Y GOBIERNO:

POLÍTICA Y GOBIERNO:
*Su Soberbia Apretó el Gatillo*

Por Cristián Labbé Galilea
En la vida, y especialmente en política, hay situaciones con tan obvio desenlace, que no se necesitan talentos proféticos para anticipar lo que ocurrirá. Basta un mínimo de sentido común, un poco de experiencia o, simplemente, darle una miradita a la historia, rica en casos ejemplares que se creyeron “pan comido” donde, por descuido, torpeza o soberbia, se “les quemó el pan” cuando creían tenerlo cocinado.
Cuántas veces hemos conocido fracasos políticos, en los cuales los mayores obstáculos no vinieron de factores externos, sino de decisiones propias que terminan por jugar en contra, por orgullo, soberbia, o falta de reflexión. En política, como en cualquier otra actividad, no hay magia que salve a quien se empeña en tropezar con la misma piedra siempre… En esos casos, el fracaso no es un problema de ignorancia sino de arrogancia.
Esto que para cualquier persona sensata es obvio, pareciera que en su larga carrera política la candidata de Chile Vamos a la Presidencia nunca ha logrado asimilarlo; y ahora, cuando estaba a punto de alcanzar la cima… “la traicionó su naturaleza”. Después de liderar por meses las encuestas y los pronósticos electorales, olvidó que en política los problemas y los conflictos no provienen del enemigo, ni del azar, ni siquiera de una conspiración; nacen simplemente de la actitud de quien se cree invencible.
A lo largo de la historia, grandes líderes políticos han sido derrotados por su obstinada y tozuda ceguera, no por la fuerza del adversario. En el caso de la candidata en cuestión, la lista de errores no forzados y de golpes autoinfligidos es larga, y tienen un denominador común… la soberbia disfrazada de firmeza.
Abrumada por la baja en sus proyecciones electorales, y desoyendo al grupo más sensato de sus colaboradores, la candidata no encontró nada mejor que cometer el último y el mayor de los exabruptos, arremeter destempladamente contra el candidato Republicano que, dicho sea de paso, pertenece al mismo sector, olvidando que su contendora es la representante del oficialismo, una comunista de larga vida militante y que ahora finge ser una izquierdista moderada.
Lo que ha ocurrido en estos días es gravísimo, no sólo por querer judicializar la campaña demandando al candidato Republicano, torpe iniciativa que no prosperó gracias a que todavía quedan políticos cuerdos, sino porque tal iniciativa le metió “una cuña mortal” a la unidad del sector.
En suma, es tan grave lo ocurrido, y tan negativo el efecto generado por la situación, que esta profética pluma se atreve a presagiar: la suerte de la candidata está echada, “la historia ya le cerró la puerta”. Como me dijo un contertulio, “Esta señora huele a gladiolos” porque, aunque siga de pie, ya está derrotada (políticamente está R.I.P.); su caída es inminente, basta mirarle la cara y escucharle hablar… y lo peor es que nadie la forzó, sola se disparó en los pies” … ¡Fue su soberbia la que apretó el gatillo!
Partido Comunista consolida control del SML: nombran como subdirector médico a expareja de Camila Vallejo
El salubrista cubano y militante comunista Julio Sarmiento, expareja de la ministra Camila Vallejo, fue designado como subdirector médico del Servicio Médico Legal (SML) tras un concurso de Alta Dirección Pública abierto justo en la última fecha legal antes de la elección presidencial. Con esta designación, tanto la dirección —en manos de la comunista Marisol Prado— como la subdirección quedarán bajo control del PC, asegurando presencia partidaria en un organismo clave para el Plan Nacional de Búsqueda del Ministerio de Justicia, también encabezado por un militante comunista, Jaime Gajardo.
El nombramiento ha causado sorpresa interna, ya que se esperaba que el cargo fuera ocupado por una médico con décadas de experiencia en medicina legal que ejercía como subrogante. Fuentes del SML señalan que Sarmiento no era la opción preferida de Prado, pero habría manifestado su interés directamente al ministro Gajardo.
El movimiento se enmarca en la estrategia definida por el PC en su XXVII Congreso Nacional: reforzar el control de instituciones clave para impulsar reformas estructurales en el último año de gobierno y fortalecer sus posibilidades electorales futuras.
La gestión de Marisol Prado ha sido objeto de múltiples denuncias por maltrato laboral, eliminación de la Unidad de Derechos Humanos y nombramientos sin concurso. La Contraloría detectó atrasos graves en el ingreso de datos al Sistema Nacional de ADN y problemas en la cadena de insumos.
El caso refleja cómo el PC afianza su influencia en organismos estratégicos, en un contexto en el que el SML tiene un rol central en investigaciones sensibles y de alto impacto político.
Fuente: El Líbero
El Partido Comunista: Ideología o seguridad
Por Patricio Dussaillant
En momentos en que la inseguridad es una de las principales preocupaciones ciudadanas, llama la atención la actitud sistemática del Partido Comunista de oponerse a todos aquellos proyectos de ley o medidas judiciales y administrativas que busquen combatir con mayor eficacia la delincuencia, el crimen organizado, el terrorismo y la inmigración ilegal.
En las próximas elecciones, los ciudadanos deberán tener presente que nos enfrentamos a una resistencia casi doctrinaria del PC, y de su candidata, frente a cualquier iniciativa que busque endurecer penas, ampliar las atribuciones y el respaldo a las fuerzas policiales o implementar controles más rigurosos sobre el ingreso irregular al país.
¿Qué puede explicar esta actitud del PC? A la luz de los distintos debates, queda cada vez más claro que responde a una visión ideológica, que prioriza la desconfianza hacia el Estado por sobre la protección efectiva de las personas. El Partido Comunista sigue anclado en una lógica histórica en la que, incluso, el uso legítimo de la fuerza por parte del Estado es visto con sospecha, como si toda acción estatal, en materia de seguridad, fuera una antesala del autoritarismo, salvo si ellos son gobierno por supuesto.
Tal vez pueden darse dos explicaciones para esta actitud del PC. Por una parte, esta posición puede haber tenido sentido en el pasado, justificada por la represión sufrida por sus dirigentes, pero frente a un nuevo escenario, dominado por el crimen organizado transnacional, el narcotráfico y el sicariato, resulta un tanto anacrónica.
Por otra parte, para el Partido Comunista, la delincuencia sigue siendo interpretada como una consecuencia de la desigualdad. Por lo tanto, para ellos aumentar penas o entregar nuevas herramientas al Estado es considerado como “populismo penal”, como una forma de aparentar acciones pero sin abordar las causas profundas. Fuera de tratarse de una idea equivocada e injusta, la delincuencia de hoy no es la misma de hace veinte años. Actualmente, se trata de bandas armadas, redes criminales transfronterizas, corrupción y territorios capturados y controlados por el narco. Seguir aplicando las mismas recetas o interpretaciones solo contribuye a la impunidad.
Lo mismo sucede con la inmigración ilegal. El PC se atrinchera en su retórica internacionalista, negándose a cualquier medida que limite el ingreso de extranjeros de manera irregular o facilite su expulsión cuando han cometido delitos, negándose a la necesidad de distinguir entre el migrante honesto que busca una vida mejor, de aquellos que pertenecen a redes que trafican personas o extienden sus delitos por la región. Su defensa de la inmigración ilegal es una forma de mantener la inacción, sin hacerse cargo del costo que eso implica para los barrios más pobres, que son los primeros en sufrir el descontrol y la violencia asociada.
La seguridad ciudadana no puede seguir siendo rehén de ideologías inamovibles. Es perfectamente posible defender los derechos humanos sin caer en la ingenuidad ni en la parálisis. El desafío de estos tiempos exige valentía, decisión y voluntad: proteger a las personas, fortalecer las instituciones y no ceder ante el miedo, pero tampoco ante el dogma. Y en eso, el Partido Comunista sigue demostrando que prefiere aferrarse a su ideología antes que escuchar a la ciudadanía, cada vez más angustiada por el avance del crimen organizado y la sensación de desamparo.
Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Mercurio el jueves 17 de julio de 2025.
El fantasma comunista
Por Rodrigo Ojeda
Hay fantasmas que son reales. La candidata del amor y el mimbre, es y será comunista. Su ascenso y despliegue no deben ser minimizados ni combatidos exclusivamente desde el anticomunismo visceral. Su apuesta es llegar a la segunda vuelta presidencial, con o sin esteroides. Jara se muestra remozada a través de una estética comunista que confunde al electorado, con desplante y sencillez. Dice que representa ideas progresistas y de centroizquierda. Jeanette Jara, está en campaña con promesas de todo y para todos. Viene a ofrecer su corazón, crecimiento económico, seguridad, justicia social y democracia. En las bambalinas está el Partido Comunista (PC). Su paradigma es marxista-leninista, y mantiene inalterables sus objetivos: obtener el poder total y establecer una sociedad sin clases.
La exministra repite lo que algunos quieren escuchar, ya que su meta es “ampliar la base electoral”. Estoy disponible “para despejar temores”. Es que el comunismo sabe mimetizarse en las elecciones y en la vida democrática. Superar la “democracia burguesa” y oponerse al “imperialismo”, suena trasnochado, pero sigue vigente en la cúpula dirigida por el cosmonauta del PC: Lautaro Carmona. Hay que enfrentar al comunismo en todos los espacios, porque son muy astutos reescribiendo la historia y borrando las huellas de su pasado criminal. Aunque nos digan que el PC actual tiene matices, es el Comité Central el que toma las decisiones calculadamente. Para otros, Jara es Bachelet 3.0.
¿Cuál es el compromiso del PC con la democracia? La revisión del pasado local nos recuerda que el comunismo apostó durante el año 2019 por el derrocamiento de Piñera desde la calle y la refundación de Chile, en el rechazado primer experimento constitucional. No hay que olvidar que no firmó la “salida institucional” vía reforma constitucional durante la crisis octubrista. Décadas atrás, el PC no participó de la transición pacífica y democrática. Para ellos, la transición fue una “traición y concesión con el dictador”. Durante la década del ochenta, el PC optó por la lucha armada y su objetivo declarado: “derrocar al tirano”.
El comunismo actual está disponible para realizar otras concesiones, desde lo estratégico y electoral. Ha reaparecido el fantasma de los años setenta: las llamadas “Garantías Constitucionales”, que nos remontan hasta la Unidad Popular (UP). Tras el triunfo de Allende y su mayoría relativa, la izquierda negoció con la Democracia Cristiana (DC) un pacto con el fin de ratificar el triunfo del candidato de la UP. Posteriormente, el propio Allende se refirió al acuerdo como una “necesidad táctica” para llegar al gobierno. Ese “decálogo de condiciones” de la DC reflejó la desconfianza y aprehensiones ante un gobierno marxista. El pacto entre la UP y la DC quedó en el papel. Es momento de aprender y sobreponerse a la amnesia histórica de la izquierda. El ser humano es la única especie que tropieza con la misma piedra. Tal vez, la disminuida DC tropezará, a pesar de las advertencias de sus emblemas.
Otra lección histórica, fue la decisión en defensa de la democracia del expresidente Gabriel González Videla. El PC fue declarado ilegal en 1948. El anticomunismo es una respuesta natural, social e histórica. Su matriz ideológica inhala y exhala odio, porque la lucha de clases es un mandato de la ley histórica del marxismo. Son capaces de interpelar, provocar y acusar a un panelista por la biografía de su padre, desde un palco imaginario de superioridad y antagonismo eterno. La posibilidad del primer gobierno comunista no es baladí. Aunque un comunista se vista de seda, comunista se queda. Los fantasmas históricos son reales.
Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Pingüino el domingo 27 de julio de 2025.