Guerra Cultural:
Guerra Cultural:
¿QUÉ PODRÍA HABER OCURRIDO SI KAST HUBIESE GANADO EL 2021?
UNA UCRONÍA LITERARIA QUE ESPECULA SOBRE UNA DESEADA REALIDAD ALTERNATIVA.
La Revolución del Sentido Común.
Un Cuento Político.

Autor: Christian Slater E.
Capítulo Uno:
La noche del 19 de diciembre de 2021, Chile despertó con una sorpresa mayúscula. Contra todas las predicciones, José Antonio Kast había ganado la presidencia con 826.046 votos de ventaja sobre Gabriel Boric. Los votos de los seguidores de Franco Parisi y Sebastián Sichel, que muchos creían que se dispersarían o apoyarían a Boric, terminaron inclinando la balanza a favor de Kast. En esa noche, Chile no solo eligió un nuevo presidente, sino también un rumbo completamente distinto.
El país, sumido en una mezcla de esperanza y tensión, se encontraba ante la posibilidad de un futuro radicalmente diferente. Para algunos, la victoria de Kast era la promesa de restaurar el orden y la estabilidad. Para otros, un desafío a la transformación progresista que muchos esperaban. El 19 de diciembre, Chile entraba en una nueva era.
Capítulo Dos:
Bajo el liderazgo de José Antonio Kast, Chile experimentó lo que él mismo llamó “la revolución del sentido común”. Con un enfoque pragmático y decidido, Kast organizó un gobierno basado en principios de autoridad, orden y libertad al servicio del Bien Común. Su gabinete estaba compuesto por expertos, seleccionados bajo estrictos criterios de meritocracia, alejados del nepotismo, la corrupción y la pitutocracia que habían marcado administraciones anteriores.
La primera gran reforma fue la restauración del orden público. Kast implementó un robusto plan de seguridad que no se basaba en promesas y doble estándar de las autoridadespolíticas, sino en la restauración del contrato social: el respeto a la ley debía ser correspondido con oportunidades para quienes más lo necesitaban. Carabineros y Fuerzas Armadas dejaron de ser percibidos -por un sector de la sociedad- como entes represivos, reconociendo en ellos, los pilares protectores de todos los chilenos.
Uno de los principales desafíos que enfrentó el nuevo gobierno fue la reestructuración completa del Ministerio de Justicia. Se implementó un riguroso proceso de depuración para desmantelar las redes de corrupción que operaban dentro de los tribunales, estableciendo un nuevo código ético de probidad profesional que se extendió tanto a jueces como a fiscales, con especial atención a los futuros abogados en formación en las universidades. Al mismo tiempo, se abrieron investigaciones exhaustivas para revisar las sentencias dictadas contra exuniformados, quienes, por primera vez, tuvieron acceso a un debido proceso justo y transparente, garantizando la imparcialidad y el respeto a los derechos humanos en cada caso.
En el ámbito económico, Chile vivió una auténtica revolución. Atraer inversión extranjera, reducir la deuda pública y asegurar un crecimiento sostenible fueron los pilares del éxito económico del gobierno. Las reformas al sistema de pensiones y de salud permitieron que los adultos mayores vivieran con dignidad, mientras que los hospitales públicos modernizados reducían drásticamente las listas de espera.
Internacionalmente, Chile se consolidó como un líder en la región, admirado por haber logrado el equilibrio entre desarrollo económico y justicia social. En foros globales, se hablaba de cómo el gobierno de Kast había rescatado a Chile de la polarización y el caos.
Capítulo Tres:
El Joven Soldado.
Pedro, un joven que creció en un barrio modesto de Santiago, decidió unirse al Servicio Militar bajo el nuevo sistema implementado por el gobierno de Kast. Este Servicio Militar extendido no solo ofrecía entrenamiento militar, sino también una formación técnica que permitía a los jóvenes adquirir una especialización profesional. Para Pedro, esto fue mucho más que una oportunidad laboral; fue un camino hacia la disciplina, la responsabilidad y el amor por su patria.
A lo largo de los cuatro años de servicio, Pedro se convirtió en un experto en motores y electricidad, una especialización que le aseguraba un futuro dentro o fuera de las Fuerzas Armadas. El Servicio Militar le enseñó mucho más que técnica. Aprendió el valor del respeto mutuo, la lealtad a sus camaradas, y el compromiso de cuidar y proteger a los más débiles. Su momento más emotivo fue cuando, durante la ceremonia de entrega de armas, su padre le entregó un fusil, símbolo de su responsabilidad hacia la patria. El juramento a la bandera selló su compromiso de defender a su país, incluso con su vida.
Para Pedro, el Servicio Militar fue el pilar que le dio un propósito y una visión clara del futuro. Gracias a este sistema, Chile no solo producía soldados, sino ciudadanos comprometidos con el país.
El Inmigrante.
Javier llegó a Chile en busca de una oportunidad que no encontraba en su país de origen. Al principio, todo fue difícil. Sin papeles y sin estabilidad, Javier vivió en la incertidumbre hasta que el gobierno de Kast implementó una serie de políticas migratorias justas, permitiendo a quienes realmente querían contribuir al país regularizar su situación. Javier fue uno de los beneficiados.
No solo consiguió su estatus legal, sino que también pudo reintegrarse plenamente a la sociedad chilena. Gracias a su formación técnica en electricidad, Javier se convirtió en profesor en un programa técnico del Ejército, enseñando a jóvenes como Pedro. Para él, Chile se había convertido en su nuevo hogar, y su contribución a la sociedad era una muestra de gratitud por la oportunidad que se le había dado.
El día que regularizó su situación fue uno de los más felices de su vida. La incertidumbre había quedado atrás, y ahora podía mirar al futuro con esperanza y confianza. A través de su trabajo, Javier vio cómo podía ayudar a otros a construir un futuro mejor, tal como él lo había hecho.
La Artista y Ministra.
Carmen, una talentosa artista y promotora cultural, fue designada por el gobierno de Kast para liderar el Ministerio de las Culturas. Bajo su liderazgo, Chile experimentó un renacimiento cultural que integró las tradiciones criollas con las culturas de los pueblos originarios. Carmen implementó un ambicioso programa que buscaba rescatar las raíces históricas de Chile mientras promovía el respeto y la integración de todas las culturas que componían el país.
Su trabajo en la Araucanía fue particularmente significativo. Junto con Diego, el ministro encargado de la región, logró implementar un plan de desarrollo que no solo mejoró la economía local, sino que también promovió la paz y el respeto entre las comunidades. Para Carmen, ver a la gente celebrando sus raíces y compartiendo sus historias era la realización de un sueño. Chile estaba volviendo a conectarse con su historia, pero también estaba mirando hacia el futuro.
El Ministro de la Araucanía.
Diego, un hombre pragmático y con una profunda conexión con la Araucanía, fue nombrado ministro con dedicación exclusiva para la región. Su tarea no era fácil: la Araucanía había sido por años una de las zonas más pobres y conflictivas del país. Sin embargo, bajo el gobierno de Kast, Diego lideró un plan de desarrollo integral que combinaba el progreso económico con el respeto por las tradiciones locales.
Bajo su mandato, la delincuencia y la violencia en la región comenzaron a disminuir, y nuevas oportunidades surgieron para los jóvenes locales. El festival de integración cultural organizado por Carmen en la Araucanía fue solo uno de los muchos hitos que marcaron este renacimiento regional. Para Diego, el éxito de la Araucanía era prueba de que la paz y el progreso eran posibles cuando se trabajaba con compromiso y visión.
La Embajadora.
Valentina, como embajadora de Chile en Japón, fue pieza clave en uno de los proyectos más ambiciosos del gobierno de Kast: el proyecto de hidrógeno verde en el Estrecho de Magallanes. Valentina negoció con Japón, país reconocido por su ética de trabajo y responsabilidad medioambiental, para que Chile pudiera convertirse en un líder mundial en energías renovables.
Bajo su liderazgo, la alianza con Japón floreció, y Chile se posicionó como pionero en la producción de hidrógeno verde, una energía limpia y sostenible que prometía transformar la economía mundial. Para Valentina, este proyecto no solo era un logro diplomático, sino también un símbolo del nuevo Chile que emergía bajo el liderazgo de Kast: fuerte, comprometido y con los ojos puestos en el futuro.
El Soldado.
Mauricio era parte de las unidades conjuntas de despliegue rápido, creadas bajo el gobierno de Kast para responder a desastres naturales y emergencias causadas por el cambio climático. Mauricio y su equipo estaban entrenados para actuar rápidamente en situaciones de crisis, y su papel en la protección del proyecto de hidrógeno verde en el Estrecho de Magallanes fue crucial para garantizar que el país avanzara en su camino hacia el liderazgo mundial en energías renovables.
Mauricio había servido por años en las fuerzas armadas, pero bajo la nueva administración, su misión no solo se enfocaba en la defensa del país, sino también en la protección de su futuro. Para él, cada día en la unidad de despliegue rápido era una oportunidad para contribuir al progreso de Chile y asegurar que su país siguiera avanzando.
Capítulo Cuatro:
Una ceremonia cívico-militar, planificada durante varios años, uniría los destinos de los personajes que hemos conocido en este cuento. El presidente José Antonio Kast, desde el primer día de su mandato, se había autoimpuesto la tarea de realizar un gran acto de reconciliación nacional. Sin embargo, este no sería un evento impuesto desde el poder. Kast insistió en que debía contar con el soporte y la aprobación de toda la ciudadanía, para que fuera un acto de verdadero reconocimiento y aceptación por parte de todo Chile.
Para lograrlo, los jefes de los partidos políticos y los alcaldes de todo el país participaron activamente en la planificación de este evento. Durante años, trabajaron juntos para que la ceremonia no solo fuera un símbolo, sino una verdadera muestra de unidad. Era esencial que el acto representara a todos los sectores de la sociedad chilena.
En la Plaza de la Unidad Nacional, el lugar donde alguna vez se levantó el Monumento al General Baquedano, ahora se realizaba este acto solemne. El monumento, que había sido destruido durante el estallido social, fue restaurado y erigido nuevamente como un símbolo de un país que había encontrado el camino hacia la reconciliación.
Pedro, quien representaba a los miles de jóvenes que pasaron por el Servicio Militar, fue invitado a participar en el evento. Su experiencia en las fuerzas armadas había sido clave en su crecimiento personal y profesional, y ahora estaba allí, con su uniforme impecable, como parte del contingente que celebraba este nuevo comienzo para el país.
Javier, quien había regularizado su estatus migratorio, también fue llamado a asistir. Él representaba a las miles de personas que habían encontrado una nueva vida en Chile, contribuyendo al desarrollo del país. Estar presente en esa ceremonia significaba el reconocimiento de su integración y esfuerzo por ser parte activa de la sociedad chilena.
Carmen y Diego, quienes habían trabajado para promover la cultura y el desarrollo en la Araucanía, llegaron a la ceremonia conscientes del impacto de su labor. Ver a las diferentes comunidades del país unidas en esta ceremonia era un sueño hecho realidad. Sabían que su trabajo había ayudado a construir este puente entre el pasado y el futuro.
Valentina, que regresó desde Japón para estar presente, también estaba allí para presenciar el éxito de los proyectos que había liderado en el extranjero, especialmente el proyecto de hidrógeno verde que había posicionado a Chile como un líder mundial en energías renovables.
Mauricio, miembro de las unidades conjuntas de despliegue rápido, estaba allí para garantizar que la ceremonia se desarrollara en orden. Pero más allá de su deber, sentía el peso de la importancia de este evento, que simbolizaba el renacer de un país que había pasado por grandes desafíos.
Con todos ellos presentes, la ceremonia comenzó. Bandas militares tocaron mientras la multitud observaba con reverencia cómo Chile celebraba su renacer. Ex vándalos, que alguna vez destruyeron el monumento, fueron invitados a la ceremonia como parte del proceso de reconciliación nacional. Arrepentidos, participaron en la restauración del lugar, simbolizando el perdón y la unidad.
Con la bandera ondeando en lo alto, el presidente Kast dio un discurso breve pero poderoso, destacando el espíritu de unidad que había guiado al país durante su mandato.
—”Este no es solo el renacer de un monumento”, dijo Kast, “es el renacer de una nación que, guiada por el sentido común, ha elegido el camino del progreso y la unidad”.
Capítulo Cinco:
Lo que acabas de leer es una ficción. Esta es la historia de lo que pudo haber sido, un Chile transformado bajo el liderazgo de José Antonio Kast, quien en 2021 tuvo la oportunidad de guiar al país hacia un futuro de prosperidad, orden y unidad. Sin embargo, en esa ocasión, la mayoría de los chilenos decidió un camino diferente.
Pero la historia no termina aquí. En diciembre de 2025, el país tendrá una nueva oportunidad de elegir el rumbo que desea seguir. Este sueño, que hoy parece lejano, aún puede hacerse realidad, si la voluntad de los ciudadanos se alinea en esa dirección. Chile, una vez más, estará ante una encrucijada, y el futuro estará en manos de quienes decidan votar por el país que desean construir.
EPÍLOGO (Actualización 2025):
Cuando este cuento fue escrito, en octubre del 2024, la posibilidad de un Chile liderado por José Antonio Kast era solo una ucronía, una especulación sobre lo que pudo haber sido. Hoy, en 2025, la historia nos está dando una nueva oportunidad, pero con un escenario más complejo.
La crisis ha dejado claro que el país necesita un liderazgo fuerte y comprometido con el bien común. Sin embargo, el camino a las elecciones no es claro. Kast sigue en carrera, pero no está solo. Johannes Kaiser y otras figuras han captado el interés de quienes buscan un cambio real, lo que ha convertido las primarias en un terreno incierto.
¿Quién será el candidato que pueda reconstruir Chile?
¿Quién representa mejor la revolución del sentido común?
La respuesta está en el futuro, y en manos de los ciudadanos. Lo que antes fue solo un ejercicio de ficción, hoy es un debate crucial para la nación.
Lo que debe primar:
El MIR, el PS y Allende
Por Gonzalo Rojas Sánchez
El video de los jóvenes militantes del PS de Concepción, en el que reivindicaron el derecho a la violencia, calificándola de legítima en ciertas situaciones de supuesta opresión, merece dos comentarios de contenido histórico.
Por una parte, nos recuerda la fuerte infiltración que la juventud socialista experimentó durante los años de la Unidad Popular por parte de integrantes del MIR, hasta el punto que bien puede hablarse de una doble militancia mirista-socialista entre los jóvenes durante esos tres años. Ciertamente la presencia de Carlos Altamirano en la secretaría general PS no sólo amparaba, sino que propiciaba esa doble pertenencia, dadas las convicciones violentistas del senador socialista.
Si Concepción fue la ciudad del más extenso desarrollo del MIR –aunque estrictamente su nacimiento hubiese tenido lugar en Santiago– no nos debe extrañar, por lo tanto, que sea en aquella misma ciudad donde más de 50 años después los jóvenes socialistas parecen en realidad miristas.
Pero, por otra parte, debe recordarse también que la apelación a esa supuesta violencia legítima que los jóvenes socialistas del 2025 expresan de manera tan abierta, le hace perfecto eco a la frase tantas veces cacareada por el propio Salvador Allende: “A la violencia reaccionaria, responderemos con la violencia revolucionaria”. Por lo tanto, el escándalo con que algunos senadores socialistas reaccionaron días atrás condenando el video de sus jóvenes correligionarios penquistas, o es fruto de su ignorancia respecto de la convicción allendista, o es una hipócrita mascarada para evitar que desde sus juventudes se lesione la imagen democrática que el PS ha intentado instalar.
Ojalá no sea una cosa ni la otra, ni ignorancia ni hipocresía, sino el reconocimiento tácito de cuán cerca estuvo el PS del MIR y de cuán ambiguo respecto de la violencia fue Salvador Allende.
¿Hacia un Nuevo Estallido Social?
Por Gonzalo Ibáñez Santa María
Es la pregunta que todos nos hacemos al apreciar cómo resurge la violencia entre nosotros, especialmente en el mundo estudiantil. Los casos de Internado Nacional Barros Arana (INBA), del Instituto Nacional y del Liceo José Victorino Lastarria son emblemáticos. Todos conocemos las noticias de lo que sucede al interior de ellos, esto es, cómo son dominados por bandas de los mismos alumnos, pero con apoyo exterior; cómo se disfrazan y atacan paralizando esos establecimientos y, todo, sin ninguna razón suficiente y sin que encuentre resistencia.
Las elecciones de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica también ha sido significativa. La nueva directiva proviene de un grupo marcado también por el recurso a la violencia. Queda la impresión de que estamos a punto de comenzar de nuevo lo que sucedió hace seis años. Y, como entonces, los violentistas pretenden que los siga una mayoría de la población de modo de provocar una alteración mayor en nuestro orden institucional.
Sin duda, se intenta reponer los escenarios de entonces y que el país detenga su curso. Es un hecho que la coalición actualmente gobernante perderá la próxima elección del mes de noviembre; pero, no por eso, dejará simplemente el poder de que dispone ahora. Veremos entonces cómo se regresa a la lucha de calles y al terrorismo vecinal.
Muy importante, entonces, adquirir conciencia de lo que se avecina y comenzar a combatirlo desde ahora. Chile no puede volver a un pasado de violencia, de miseria y de demagogia. La tarea para impedirlo no es de unos pocos, sino que es una tarea de todos. Y hay que emprenderla desde luego.
Nota: Este artículo fue publicado originalmente por el autor en sus redes sociales.

