¿ARREPENTIMIENTO? ¿VERGÜENZA? ¿CULPABILIDAD?

¿Debieran sentirse arrepentidos, avergonzados o culpables la generación de oficiales que egresó de la Escuela Militar a mediados de los años 60s e inicio de los 70s, teniendo en cuenta que:

 

– Eligieron entre muchas otras, la profesión militar, a sabiendas de ganar poco y tener una vida de entrega a la Patria hasta “rendir la vida si fuese necesario”.

 

– Ingresaron a la Escuela Militar, siendo unos niños, de 14, 15 o 16 años, siendo adoctrinados en un internado con disciplina “prusiana”, en dónde las órdenes no eran para discutirlas, sino para cumplirlas, todo en un ambiente donde los superiores eran correctísimos, de una ética y profesionalidad a toda prueba. Estos jóvenes en el año 1973, tenían entre 21 y 25 años, y actualmente entre 66 y 70 años de edad, aproximadamente.

 

– Después de cinco años de estudios y entrenamiento militar, egresaban como oficiales de Ejército con el grado de subteniente, siendo en la mayoría de los casos, la primera destinación, las escuelas de armas y servicios para realizar cursos de especialización, para posteriormente después de un año, ser transferidos a los regimientos de tropa.

 

– Su vocación, capacitación e instrucción orientada a prepararse para la guerra, para mantener la paz frente a un enemigo externo, no obstante se encontraron frente a un conflicto interior, en donde debieron combatir el terrorismo, y mantener la seguridad de la población y servicios de utilidad pública del país.

 

– Es así que producido el pronunciamiento militar, dado que el gobierno de la Unidad Popular quedó sobrepasado por los hechos, debieron sobre la marcha readecuar sus conocimientos e instrucción 16 http://www.miscamaradas.cl militar para enfrentarse a un enemigo armado no convencional, que atacaba en el lugar y hora menos predecible, causando graves daños.

 

– Su referencia, mandos profesionales, que predicaban y actuaban con el ejemplo personal, con la mayor expertise, siendo inimaginable su comportamiento en contrario, por lo que no cabía en un militar subalterno vacilar o discutir una orden de un mando superior.

 

– Que suma a lo señalado que en los inicios del gobierno militar, los ex presidentes de la república González Videla, Alessandri Rodríguez y Frei Montalva, apoyaron decididamente la intervención militar dado el caos político, económico y social que vivía el país, toda vez que estaban meridianamente claros que era la única salida que se disponía para no caer en las garras del marxismo totalitario, e impedir transformar a Chile en una segunda Cuba. Así también, días y meses antes de producirse la caída del Presidente Allende, y por ende del gobierno de la Unidad Popular, la Cámara de Diputados, el Poder Judicial, la Contraloría General de la República, entre otras, representaron que se había caído en la inconstitucionalidad. Muchos países, como Estados Unidos, Inglaterra, Francia, España, Suiza, Israel, Argentina, etc., a los pocos días del pronunciamiento militar, reconocieron a la Junta de Gobierno como tal; del mismo modo, la Comisión de Derechos Humanos de la OEA reconoció a la Junta Militar como “Mando Supremo de la Nación”, aprobando con su venia los primeros decretos emitidos por ella. Frente a estos antecedentes refrendados por la Comisión Interamericana de DD.HH. de la OEA, era impensable para un militar y menos subalterno, oponerse a las normas y medidas resueltas por la Junta de Gobierno que asumió el mando de la nación.

 

– Incluso el propio ex ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago, Juan Guzmán, quien se dice que posee versada experiencia en investigar delitos de DD.HH. en Chile, concluyó recientemente en el mes de febrero en una entrevista contemplada en la revista “Le Monde Diplomatique”, que los oficiales subalternos y todos los suboficiales les era aplicable la circunstancia eximente de responsabilidad criminal del que obra “violentado por una fuerza irresistible o impulsado por un miedo insuperable”, contemplado en el artículo 10 Nº9 del Código Penal. Otro tanto dicen los artículos 334 y 335 del Código de Justicia Militar respecto los delitos de insubordinación, específicamente “de la obediencia”, en donde se establece que todo militar está obligado a obedecer, incluso si el subalterno le representara a su superior la inconveniencia de dicha orden, si insistiere éste en su orden, deberá cumplirse en los términos dados.

 

En consecuencia, no ameritan sentimientos de arrepentimiento, vergüenza o culpabilidad, ya que a quienes les tocó participar en determinadas circunstancias no buscadas, hoy perseguidas por la justicia, obedecieron a la situación vivida en el país en una época convulsionada, actuando sus FF.AA. conforme a su preparación militar y normas y reglamentos vigentes.

 

Gabriel Fuentes C., Abogado

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