Para ser franco es tanta mi indignación  con la CLASE POLÍTICA de este país, que realmente me cuesta mantener la serenidad y equilibrio en este escrito.
Hoy llegaron a mi conocimiento 2 hechos que la clase política, aprobó o está discutiendo para su propio beneficio y lucro, mantener sus privilegios y derechos auto otorgados; no importándoles para nada el sufrimiento de nuestro pueblo y sus trabajadores; al ya cumplirse un año del estallido delictual y más de 6 meses de cuarentena por un pandemia que es cuestionada por científicos de muchos países; en donde ambos episodios han traído como consecuencia, pérdidas de empleos, destrucción de empresas y el largo etc. que todos conocemos.
En la tarde de hoy  los chilenos fuimos informados que los “honorables” se habían subido los gastos especiales en un 18%, claro que unos meses antes se habían disminuidos sus sueldos en un 25% aproximadamente, pero no los gastos  especiales, lo que significó que  con el aumento antes indicado, la disminución real  de sus sueldos y gastos, disminuyeran sólo en un  1%; una cruel burla para aquellos que perdieron sus trabajos por la violencia, por aquellos que la plandemia los encerró en sus hogares sin sueldos, ni recursos; mientras ellos rigurosa y mensualmente cobran sus dietas y remuneraciones, una burla para sus propios seguidores que lloraban por hambre y que los animaban a pelear en una ficticia primera línea, alentándolos a atacar a Carabineros que sólo tienen para defenderse bastones y un carro lanza agua al que apenas le permiten dispararles el chorro sobre sus cabezas, seguramente para refrescarlos mientras lanzan sus Molotov.
La segunda noticia, es aún más siniestra y retorcida, en la cámara de diputados se presentó un proyecto registrado con el número 13.831-07 del 8 de octubre de 2020 caratulado “Proyecto de Reforma Constitucional que mediante la creación de una Comisión Bicameral consagra un procedimiento alternativo de Reforma de la Constitución”, un engendro presentado a 17 días de un proceso plebiscitario para rechazar justamente una reforma constitucional. Si se aprueba esta ley dejaría sin efecto la muy posible victoria del rechazo, pues bastaría de los presidentes de ambas cámaras se concerten,   llamen a una Comisión que promueva cambios constitucionales, que el Presidente no puede vetar, ya que incluyeron un párrafo especial en este proyecto de Ley; llegando al extremo ridículo de tener 2 plebiscitos anuales por reformas constitucionales que a ellos se le ocurran.
Es el momento de cerrar el Congreso, se ha convertido en un circo de bataclanas y payasos que danzan en torno a sus privilegios  que a estas alturas ya son de súper ricos,  nadie entiende que estos legisladores, que durante 30 años fueron incapaces de hacer las leyes que la ciudadanía requería; se concertan entre ellos y la Justicia para favorecer a unos pocos, dejando que empresarios corruptos se coludieran, prevaricaran  y esquilmaran a los ciudadanos trabajadores,  por el robo que significan los impuestos, y todo para que estos mantenidos, puedan hacer sus trapacerías y darse sus lujitos; hoy tengan a Chile crispado por el robo, el crimen y la violencia.
No sólo es necesario RECHAZAR una nueva Constitución, hay que RECHAZAR a la clase política en su totalidad. No sigamos discutiendo por la segunda papeleta, la batalla principal es la primera, RECHAZO, si perdemos ese combate, el segundo no tiene ninguna significancia para nosotros y cualquiera de las 2 opciones sólo favorecen a los políticos;
esta discusión me recuerda una anécdota de las negociaciones de paz en Paris, en los años 70,  cuando un general norteamericano para sustentar su posición le espetó al general Norvietnamita Nguyên Giap, que Norvietnam nunca le ganó una batalla a las tropas norteamericanas (lo que era cierto) A lo que Giap le respondió “Eso no es relevante, porque la guerra la ganamos nosotros”.

David Hernández