COLUMNAS DE PILAR MOLINA

COLUMNAS DE PILAR MOLINA
Los ratones invisibles
Los funcionarios públicos se han duplicado en la última década, pero nadie diría que el Estado es hoy el doble de eficiente o ágil. Por el contrario, no trabajan 32 días del año en promedio y las licencias médicas explican más del 67% del ausentismo en el gobierno central.
Se comen el queso, roen los alimentos almacenados, pelan los cables eléctricos y desatan incendios que se llevan la casa por delante y no los vemos. Pero ahí están y se convive con ellos, incluso con los que tienen cola larga y transmiten el mortal virus del hanta.
En este tipo de seres invisibles, con una incontenida capacidad de hacer daño, se han convertido muchos funcionarios públicos. No los identificamos claramente porque están en todas partes, copando el aparato estatal y haciendo lo que pueden para trabar el desarrollo y convertir en una tarea titánica emprender, crear un negocio u ofrecer servicios.
“Los ratones más peligrosos son los que uno nunca puede ver, pero están ahí haciendo su pega calladitos para complicarle la vida a los colegios donde los docentes y directivos ya no van a enseñar, sino que a llenar datos y hacer reportes para las autoridades”
Los funcionarios públicos se han duplicado en la última década, pero nadie diría que el Estado es hoy el doble de eficiente o ágil. Por el contrario, no trabajan 32 días del año en promedio y las licencias médicas explican más del 67% del ausentismo en el gobierno central. Para nadie debió ser una sorpresa que la Contralora se atreviera a poner sobre la mesa que en dos años 25 mil funcionarios públicos salieron de viaje al exterior teniendo una licencia médica vigente. Es decir, robándole a las isapres y al Estado, que les paga el 100% y los reemplaza en sus falsas vacaciones.
Siete ministros están atrasados en el pago de sus contribuciones. En julio del año pasado había 65 autoridades y funcionarios que no pagaban el CAE, a la espera que se concretara la promesa de condonación de Gabriel Boric, a pesar que muchos de los en mora son juez y parte en la decisión.
No pueden ir a huelga, pero lo hacen y no pasa nada. Y aunque trabajan menos, en los niveles medio y bajo sus sueldos son comparativamente más altos que en el sector privado. Parece que ahora muchos de los 100 mil que han ingresado al Gobierno a trabajar, están haciendo caja para cuando dejen el poder por los sueldos envidiables que vemos. En el Ministerio N°25, el de Seguridad Pública, dentro de la prolífera nueva administración, 21 funcionarios reciben sueldos sobre los $ 7 millones, cuando se incluye el bono trimestral. ¿Se lo ganan? De todos modos, el 98% de los funcionarios públicos, sino todos, obtienen la máxima bonificación en el Programa de Mejoramiento de Gestión (PMG).
La misma mano burocrática tenía el compromiso con el Congreso de flexibilizar el SAE (Sistema de Admisión Escolar) para que éste contemple algo de mérito y preferencias de los padres. La idea era reemplazar la aleatoriedad por un mejor sistema que conformara a las familias y los establecimientos. El Mineduc cumplió, cambió el sistema aleatorio, pero por un algoritmo, cuyo resultado es siempre el mismo, de manera que el resultado ya no es aleatorio, pero tiene el mismo efecto práctico. (Todo cambia para que nada cambie.)
Los ratones más peligrosos son los que uno nunca puede ver, pero están ahí haciendo su pega calladitos para complicarle la vida a los colegios donde los docentes y directivos ya no van a enseñar, sino que a llenar datos y hacer reportes para las autoridades, obligados a usar más de ocho plataformas diferentes para subir información, mucha que el Estado ya tiene. Frente a un problema, tienen que lidiar al unísono con el Estatuto Docente que los rige, pero también con la ley de Asistentes y el Código del Trabajo, ley Karin incluida. La burocracia no suma nuevos recursos, pero siempre se pueden colgar nuevas exigencias para ahogar las escuelas. Y tienen la desfachatez de ayudarlos a desentrañar la maraña de la normativa vigente poniendo a su disposición una guía que sólo tiene 194 páginas…
Pocas páginas comparado con la guía de la Ley Bases del Medio Ambiente y sus reglamentos, que suma 300 páginas, mientras que las 65 guías del SEIA (que deben orientar y uniformar criterios) superan las mil páginas. Un 853% de aumento desde 2010. Un estudio del CEP concluyó que, de lograr una reducción de las trabas regulatorias a las empresas, la tasa de crecimiento anual de la economía podría incrementarse en 0,7% anual en los próximos 10 años. Pero ahí tenemos a roedores invisibles distribuidos en todo el aparataje público para impedir que crezca la industria del salmón, que espera resignada el resultado de 14 reglamentos que se están dictando para aplicar la ley de Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP), con exclusión del sector privado, por lo que se anticipa cargará nuevas exigencias que no están en la misma normativa.
Es que hace rato los sesudos funcionarios descubrieron que la vía administrativa es el mejor vehículo para modificar la ley. Es lo que denuncian hace tiempo los gremios. La Dirección del Trabajo, por ejemplo, no se hace rollos con lo que establece la ley y cambia a su gusto las condiciones de la definición de los servicios mínimos dentro del proceso de negociación colectiva. Si no te gusta, tanto peor.
Está claro quién manda en Chile…. los ratones.
El síndrome del avestruz
Las derechas prefieren esconder la cara bajo la tierra a ver de frente la oportunidad histórica para el bien común, el que desechan por el beneficio propio.
El avestruz esconde la cabeza en la tierra para camuflarse cuando se siente amenazada. Algo peor les ocurre a las derechas hoy. Tienen una oportunidad histórica de ganar la Presidencia y el Congreso en primera vuelta, pero simulan no verlo. El adversario no las amenaza, el germen de la fatalidad está en ellas mismas.
Esta semana fue de terror. Parecía inminente que Evelyn Matthei, junto a senadores RN, denunciaría en tribunales a quienes ella ha apuntado, en el campo de los republicanos, la han desprestigiado y atacado por redes sociales. Era el sueño dorado para la izquierda: que la derecha judicializara la elección y se empantanara con pronóstico de fatalidad: celulares incautados, trascendidos, audios, descalificaciones, etc. Un deleite para la pauta diaria de los matinales y los “progresistas” que prometen, ellos sí, gobernabilidad.
“Se trata de devolverle la quilla a Chile y para eso hay que ganar el Congreso y emprender las reformas que le devuelvan gobernabilidad al sistema político y para recuperar el crecimiento, el buen manejo del Estado y, sobre todo, la seguridad”
Algo de sensatez detuvo la intentona, que difícilmente va a contribuir a revertir la distancia que se ha creado entre la otrora exitosa candidata de Chile Vamos y José Antonio Kast. Nadie quiere que las derechas sigan en el fango. No sólo los empresarios, como les gusta disparar desde la izquierda. La gente común y corriente es la más interesada en poner término a este gobierno que se ha caracterizado por hacer el país más pobre e inseguro.
Las últimas cifras de empleo lo dicen todo. En un año la economía permitió que se crearan 141 miserables empleos. Hace rato hay una emergencia laboral, como machaca el economista David Bravo, que el gobierno no ha querido ver y que nos tiene con cifras de participación laboral y de desocupación de 2010, es decir, después de la crisis subprime y el terremoto.
“Tenemos problemas estructurales”, afirmó la candidata comunista Jeannette Jara en el foro de presidenciables en la Sofofa, defendiéndose de las malas cifras de empleo. Claro que hay problemas estructurales, pero los ha creado “su” administración, que además los hace ver como éxitos de su legado: las 40 horas, el alza del sueldo mínimo, la Ley Karin. Incluso ella ofrece nuevas joyitas para liquidar aún más la capacidad de generar trabajo de las pymes: un sueldo “vital”, que no es otra cosa que seguir disparando el sueldo mínimo, y la negociación ramal, donde los chicos no pueden competir contra las condiciones que ofrecen los grandes.
En la inseguridad 24×7, los secuestros a nivel histórico, los más de 86 mil personas que ya dejaron de buscar trabajo, en la inmigración desbandada y acorazada en el crimen organizado, en el deterioro de la salud y en un crecimiento menos que pobretón están los problemas que desvelan a las familias.
Y, ¿cuál es la respuesta de los que tienen la receta para sacar al país de este retroceso? Por un lado, lo ven como la oportunidad para arrebatarle la hegemonía a la “derecha cobarde” que ha jugado en la cancha de la izquierda y aprobado incluso las reformas que lastran a Chile. Por el otro, no dejarse absorber por una derecha conservadora y poco dialogante y tampoco replicar la claudicación de la ex Concertación que se dejó absorber por el Frente Amplio y hoy prácticamente no existe.
¡Por favor! Se trata de devolverle la quilla a Chile y para eso hay que ganar el Congreso y emprender las reformas que le devuelvan gobernabilidad al sistema político y para recuperar el crecimiento, el buen manejo del Estado y, sobre todo, la seguridad.
De eso se trata, de presentar los candidatos más competitivos que aseguren mayoría en el Parlamento y de terminar de contarse cuentos sobre el ideal para unos y otro