Derechos Humanos en Chile



Derechos Humanos en Chile

Señor Director:
Comparto plenamente lo expresado por el Ex Subsecretario de Aviación, Capitán (R) de la FACH don Raúl Vergara Meneses el día de ayer en este mismo medio, respecto del caso del General Juan Emilio Cheyre, habida consideración de las circunstancias en sentido que no tenía otra alternativa que obedecer las órdenes de sus superiores con independencia de su evaluación de los hechos, careciendo de toda responsabilidad sobre los mismos.

Debo agregar a lo expresado por el Capitán Vergara que actualmente y por las mismas razones, hay cientos de hombres y mujeres encarcelados, mayormente de la tercera edad, que en la época fueron clases y oficiales de los últimos grados de sus respectivos escalafones, incluso soldados conscriptos que en ese entonces eran personas muy jóvenes sin posibilidad alguna de representar órdenes, y que hoy cumplen penas impuestas por los tribunales de justicia sobre la base de ficciones jurídicas, o supuestos tales como “no podían sino saber”.

Muchos de esos ancianos padecen enfermedades terminales o viven con Alzheimer en estado avanzado.

El caso del Gral. Cheyre nos permite hacer visible una situación inhumana que se oculta intencionadamente y con la complicidad de muchos.

ÁLVARO GUZMÁN VALENZUELA
General de Brigada
Presidente del Cuerpo de Generales y Almirantes (R) de la Defensa Nacional

 

 

TARDE O TEMPRANO LO PAGARÁN

 

La podredumbre de la Justicia es insostenible

        El enunciado de este blog que Toribio reproduce exactamente, corresponde a las expresiones del expresidente de Bolivia Carlos Mesa, al hacer referencia al comportamiento de la Justicia de su país en manos del gobierno de Luis Arce que ha perseguido y encarcelado a la oposición, en especial a la expresidente Áñez, quien llegó al poder de acuerdo a la Constitución del Estado Plurinacional.

          Muchos parroquianos se preguntarán con justificada razón, a que viene que Toribio aluda a tales palabras. La razón es muy sencilla, porque este calificativo queda chico para hacer referencia a la nuestra, aunque si bien, no es manejada por el gobierno ni tampoco ha perseguido a opositores ─hasta el momento─ hace vista gorda a la tropa de sinvergüenzas que están lucrando a manos llenas con los recursos de todos los chilenos, para no tratarlos de ladrones en forma directa. A quienes sí, han perseguido y siguen haciéndolo, es a los ex  miembros de las Fuerzas Armadas y de Orden y Seguridad. Lo han hecho a sabiendas que han incurrido en prevaricación, avalando testigos falsos, no respetando el debido proceso, bajo un sistema procesal obsoleto no vigente en Chile y que solo aplica a sus miembros; vulnerando las normas del derecho internacional y de los DD.HH; no aplicando la ley de amnistía vigente, pero de la cual hicieron uso todos los exmandatarios de la Concertación, dejando en libertad a cientos de criminales que cometieron delitos de terrorismo bajo el Gobierno Militar.

          Llevados por su ideología. a diario la Corte Suprema ─en estricto sentido de la palabra─ reparte condenas de 10, 15 o más años por hechos sucedidos hace 50 años a personal que en su juventud solo podía cumplir órdenes; y que hoy en edad avanzada están condenados a morir privados de libertad ancianos y enfermos; otorgando cuantiosas cifras millonarias en indemnizaciones, cual si fuera una edición de “A la hora de Jugar con Lotería”, del “Pasa Palabras” o del “Qué dice Chile”, con la diferencia que pagamos todos los chilenos.

        Pero el “Oscar” de esta mal llamada “Suprema” Corte ha sido la condena sufrida por el excomandante en jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre, teniente en la época de los hechos; y basada en presunciones, como ha sido la tónica de los ministros que procesan a militares, condenando a personal inocente. Pues ha prevalecido la “presunción de culpabilidad” antes que de la “presunción de inocencia hasta que se pruebe lo contrario”, solo aplicable en nuestra angosta y larga faja de tierra. Al respecto, un destacado columnista ha señalado “pero no soy yo quién para discutir los fallos de la justicia chilena.” Pero de qué justicia me hablan. Jueces y fiscales corruptos. Que mejor ejemplo la situación que afecta al actual Director General de Carabineros. La fiscal Chong, cuyo hijo en época de la protesta delincuencial, hacía ostentación de una bandera chilena al revés sobre el techo de su casa con leyendas alusivas. La misma fémina que participaba en protestas con la que fue posteriormente Ministro del interior, Izquia Siches; la que en carácter de fiscal echó tierra a las investigaciones sobre los dineros recibidos desde el exterior para financiar la campaña de doña Michel Bachelet; y que condenara a un joven carabinero atribuyéndole condiciones físicas excepcionales y haber lanzado a un delincuente que huía de la policía, por sobre una reja al río Mapocho.

        Volviendo al caso anterior, el pseudo juez Carroza que llegó al máximo tribunal condenando a ex militares, cómo pudo atribuir al Teniente Cheyre de esos años el carácter de cómplice, es decir cooperando dolosamente a la comisión del delito. Como acertadamente ha sostenido el abogado Adolfo Paul Latorre, este mequetrefe –el calificativo es de Toribio─ consideró suficiente para su resolución “que él estuvo en posición de conocer lo que allí sucedía”, que ha sido en general el predicamento de los jueces: Ud. debió conocer, o debía haber sabido, sin lograr acreditar los hechos, costando la prisión a centenares de inocentes.

           Y desde el Olimpo, Carlos Peña nos ilumina con su “sabiduría habitual” respecto a las responsabilidades personales. En su comentario cita ─siguiendo su costumbre─ a Radbruch, ministro de la República de Weimar; la polémica entre Pelagio y San Agustín; y el caso de Eichmann, aludiendo a que éste justificaba su acción porque seguía órdenes, como si fuera al caso del teniente Cheyre. Absurda y necia comparación, lo que comprueba que la esrtupidez es democrática y que los ilustrados no son inmunes a ella. Él mismo se pregunta ¿Es posible asignar responsabilidad a quien en un posición subordinada no decidía ni opinaba? (…) ¿Se comete un error entonces a hacer responsable a Cheyre? Y él mismo se responde: No.

           Uno supone que una persona tan versada ─de lo que hace ostentación─ se haya interiorizado en algo de la centenaria formación militar; de la obediencia debida en que fuimos formados desde nuestra temprana edad en la Escuela Militar; del significado del juramento hecho ante nuestra bandera; y más aún, estando vigente los Tribunales Militares en Tiempo de Guerra, dado el Estado de Sitio vigente. En ninguna parte del extenso proceso ha quedado acreditado ni siquiera en el más mínimo grado, el actuar doloso del teniente Cheyre, que sin embargo, ─el columnista auto erigido como el Zeus del Olimpo criollo─ lo considera personalmente responsable. Pues su oráculo le reveló que el teniente Cheyre sabía que iba a ser comandante en jefe y se estabba protegiendo

      El reciente fallo es un caso más de la vendetta de jueces y fiscales prevaricadores guiados por su ideología perversa, que adquiere ahora supremacía por el carácter de excomandante en jefe del Ejército, dando énfasis al Nunca Más que este pronunciara en su condición de tal. Esta expresión que ha sido mal interpretada transversalmente, y me atrevería a afirmar que muchos ni siquiera la escucharon de sus labios y de la cual optaron por lo que más interesaba a sus intereses. Toribio, independiente de las críticas que al respecto pueda recibir, se permite recordar que el Nunca Más original fue del presidente Ricardo Lagos, el13 de junio del año 2000, con motivo de la ceremonia del Acuerdo Final de la Mesa del Diálogo, al que los militares concurrimos de buena fe, creyendo que aportábamos a la cacareada y necesaria reconciliación; pero una vez más fuimos ingenuos y constituyó el punto de partida para la dilatada venganza que no terminará hasta que esté vivo el último sobreviviente de la gesta de 1973. Conviene recordar entonces las palabras del ex mandatario ─rogándoles a mis contertulios un poco más de paciencia─: “Este acuerdo es el que permite el compromiso solemne de todos los que formamos parte de la patria, de que en Chile nunca más se asesinará ni se hará desaparecer opositores. Que nunca más agentes del Estado ejercerán de modo sistemático torturas o asesinatos u otras violaciones. Que nunca más se podrá acceder al poder por vías distintas a las democráticas.” Es decir a los ojos de Lagos los militares fuimos los únicos responsables de los hechos denunciados. Sin embargo, el Nunca Más de Cheyre fue esclarecedor y lejos de ser objetado, merece un reconocimiento, pues enmendó la plana a quien justamente lo designó como jefe máximo de la institución, quien aseguró en esa ocasión que no existía ningún elemento que lo incriminara en el caso de La Serena.

      En efecto, en el el año 2003, el 13 de junio, desde Calama Cheyre expresó: “Debo decirlo: Siento que pese a todo seguimos siendo prisioneros del pasado. Tenemos grandes dolores. Por eso creo que la sociedad, a través de todas sus autoridades ─no solo del gobierno─ todos, tienen la oportunidad de enfrentar el problema en conjunto.” ¿Merecen reprochen sus palabras? ¿No es acaso lo que deseamos todos los chilenos? Y continuó más adelante: Me refiero al nunca más una clase política que fue incapaz de controlar la crisis que culminó en septiembre de 1973. Nunca más a los sectores que nos incitaron y avalaron oficialmente nuestro actuar en la crisis que provocaron.”

         Los que vivimos y fuimos partícipes de esos hechos, incluso con mayor jerarquía ¿Podemos dudar de tales apreciaciones? ¿Qué fue entonces el acuerdo de la Cámara de Diputados que llamó directamente a las FF.AA a intervenir? ¿Qué otro significado se le puede atribuir a las declaraciones de la Corte Suprema, del Contralor General de la República y del Colegio de abogados, etc.? La carta de Frei Montalva al premier de Italia, o sus declaraciones que constan en el Acta de Ribera, “esto se arregla con fusiles”; el trigo que nos lanzaban a nuestro paso o el movimiento ultra derechista de Patria y Libertad, que ha guardado ominoso silencio durante estas décadas. Se dice que Cheyre pidió perdón, nunca lo he escuchado ni leído en algun texto oficial, yo por lo menos. El reconocimiento de los hechos por infracciones a los derechos humanos se inició con el acuerdo de la Mesa del Diálogo, del cual también fuimos víctimas. Lo dije antes, en 1992, públicamente delante del alcalde demócrata cristiano de La Reina, con ocasión de la inauguración del monumento al general Carol Urzúa, vilmente asesinado junto a sus escoltas por el MIR ─movimiento al cual perteneció Michel Bachelet─ cuando  era Intendente de Santiago “Los excesos se produjeron por ambos lados, como consecuencia de los hechos que nos llamaron a intervenir. Con la democracia terminó de aplicarse la ley de Amnistía y nació la figura ficticia del Secuestro Permanente; ─Aylwin que escribió una carta personal al presidente de la Corte Suprema interfiriendo en otro poder del Estado- y su ministro Cumplido, con las leyes que llevan su nombre fueron los gestores de la situación que padecemos hasta el presente. E igualmente, hasta allí llegó la promesa de que no se tocaría a ningunos de sus hombres, como lo expresara mi general Pinochet. Todo para preservar la democracia y Chapulín no ha podido acudir en defensa de nuestros camaradas de armas que ni siquiera han enido un juicio justo.

       Toribio apoya incondicionalmente a su ex cadete, excelente oficial subalterno, brillante alumno de la Academia de Guerra, excelente oficial superior, general y comandante en Jefe del Ejército. Se lo vaticiné estando yo en retiro y él recientemente ascendido a Coronel, que sería la persona indicada para mandar la institución a su debido tiempo.

           Juan Emilio Cheyre, ha sido víctima al igual que centenares de ex uniformados ─decenas de los cuales han fallecido cumpliendo injustas condenas─ negándoles todos los beneficios que contempla la legislación nacional, siendo pasto de las represalias y como calificara un abogado, de una justicia tuerta y sesgada, implacable, indolente e inmisericorde, violando principios básicos del derecho penal. Tal como lo consignó Gerardo Varela, el general Cheyre fue condenado por un tribunal del país Nunca Jamás.

                Nada, absolutamente nada de las consideraciones finales de la Mesa del Diálogo han sido logradas, lo que confirma una vez más que no se puede confiar en la clase política. El pasado no ha sido asumido y ha sido traspasado a los jóvenes los conflictos y divisiones que dañaron al país. No se ha legado a las nuevas generaciones de chilenos una cultura de convivencia basada en la libertad, la verdad, la tolerancia y el respeto, siendo imposible crear las condiciones que efectivamente contribuyan a la unidad nacional y a profundizar las bases de la convivencia entre todos los chilenos.

Fernando Hormazábal Díaz

General de Brigada (R)

 

 

 

en enero 07, 2024

Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con TwitterCompartir con FacebookCompartir en Pinterest

1 comentario:

Ricardo7 de enero de 2024, 16:31

Comparto la indignación de Toribio y sin duda de los tres poderes del Estado, el Judicial es por lejos el peor y no es que hoy el Ejecutivo lo haga muy bien, pero en dos años se tendrán que ir y en el Legislativo hay parlamentarios que pueden defendernos de los disparates que propone la extrema izquierda. La Justicia en Chile hace rato que dejó de ser imparcial y muy por el contrario, actúa en forma sesgada y partidista. Los fallos de la fiscal Chong, de Sergio Muñoz y otros conocidos jurisconsultos son un buen ejemplo de lo antes señalado y el problema es que se quedarán en sus cargos hasta los 75 años.!
Me indigna lo que han hecho nuestros Gobiernos desde el año 1990 con los miembros de nuestras FF.AA., en especial con el Ejército. Cómo puede ser aceptable que muchos de ellos, ancianos ya, sigan presos y entretanto nuestro Presidente Boric, indulta a criminales que sí deberían estar en la cárcel y recibiendo además pensiones de gracias. Es el mundo al revés.!