Derechos Humanos en Chile
Derechos Humanos en Chile
Juan Miguel Rodriguez Etcheverry @JuanMig24408105
Traficantes de una memoria construida a la medida de sus propósitos para mantener el odio entre chilenos que ellos mismos sembraron y de la cual han obtenido no sólo cuotas de poder sino beneficios económicos ajenos al dolor de las víctimas de esa lucha que ellos predicaron.
Enrique Slater @slater_enrique
Muy de acuerdo. Ese glorioso regimiento, no merece ser mancillado por nefastas ideologías de izquierda.
AUN TENEMOS PATRIA CHILENOS A NO DESMAYAR:
¿SITIOS DE MEMORIA?
El regimiento de Copiapó, una víctima más.
Visité a Toribio a sabiendas de su cariño por dicha ciudad y por el cuartel que lo cobijara en sus primeros años de oficial, y en mala hora se me ocurrió preguntar acerca de la decisión del Consejo de Monumentos Nacionales al declararlo como Monumento Histórico de detención y tortura.
─Que quieres que te diga, me respondió molesto, mientras apartaba una serie de frascos y cajas de medicamentos para aliviar su fuerte resfrío, agregando a continuación:
─La ciudad de Copiapó ha sido sede de regimientos por largas décadas, los cuales se han constituido no solo en un motor para su economía, sino además han contribuido históricamente en campañas de ayudas sociales, en emergencias, espacios culturales y deportivos, fomentando un estrecho vínculo con la comunidad la que siempre ha demostrado su reconocimiento y afecto en los diversos actos patrióticos llevados a cabo. Desde 1932 fue sede del Regimiento de Ingeniero N °1 Atacama, mi unidad cuna y heredera de las tradiciones de los héroes del Atacama, donde experimenté mis primeros fracasos y éxitos profesionales, sinsabores y alegrías que forman parte de nuestro desarrollo profesional; Copiapó, ciudad natal por adopción, donde formé mi hogar que ha perdurado por más de sesenta años y con la que he mantenido permanente contacto.
Antes de la fecha indicada fue sede del Regimiento Esmeralda que en 1931, fue atacada en una noche de Pascua, por alessandristas y comunistas –paradojalmente─ que ocasionaron el asesinato de tres militares, lo que trajo funestas consecuencias posteriores En 1974 la unidad fue trasladada a Chuquicamata y tuve el privilegio de mandarla años más tarde. La ciudad de Copiapó en agradecimiento al momento de su—partida obsequió a la unidad una réplica de su estandarte de combate con una leyenda que lo testifica.
La absurda decisión del Consejo antes mencionado y que el ministro de las Culturas ─antiguo empleado del innombrable y pagado con fondos que los chilenos aportamos para las elecciones─ señaló que se han cumplido todos los protocolos ─que obviamente no mencionó─ y con esta insólita medida pone un tremenda valla entre la comunidad y el Ejército de Chile, cuyos lazos se han mantenido en forma incólume desde que otrora entregara los mejores frutos de su juventud para constituir los dos Batallones Atacama que colmaron de gloria y sangre las páginas de nuestra historia en la Guerra del Pacífico, como da testimonio la cripta erguida en la Alameda Antonio Matta de dicha ciudad, coronada por la una estatua de mármol y bronce denominada La Valkiria, figura femenina que representa la Patria. A mayor abundancia en el año 2021, en una destacada ceremonia cívico militar que incluyó una columna de vehículo militares y civiles por las principales calles del centro de la ciudad fueron trasladados los restos de los 76 soldados desde el cementerio de Copiapó en forma transitoria al regimiento de Infantería N°23 Copiapó, como custodia, mientras se desarrolla el proyecto de una nueva cripta para los héroes.
Estúpido criterio del Consejo de Monumentos Nacionales y del ministro del ramo, siguiendo el ideologismo exacerbado conque el actual gobierno pretende dividir aún más a los chilenos conmemorando los 50 años del 11 de septiembre 1973, en vez de llamar a la unificación, a la paz y tranquilidad, tergiversand o la historia en medio de una crisis de seguridad, de delincuencia, económica y social. Absurdo criterio, la comunidad confió en dicha unidad militar para depositar los restos más sagrados de sus hombres que ungieron de laureles las páginas más sublimes de la historia militar y el gobierno da paso a bajas pasiones.
¿Centro de detención y tortura? Todo ha sido producto de la propaganda, falsedad y estulticia de la izquierda ultra, a lo que se han sumado medios de comunicación y autores que han lucrado con historias falsas.
En cambio, “Copiapó 73. La otra historia” relata con absoluta fidelidad los hechos reales sucedidos en dicho cuartel en la fecha antes indicada, dados a conocer en primera persona por el autor, miembro de esa unidad que lo vivió en “vivo y en directo”. La mejor forma de comprobar que estuvo totalmente alejado de ser un centro de tortura y peor todavía, con beneficios muy ajenos a las conductas a seguir con los detenidos, lo avalan las palabras de una alta autoridad institucional en visita imprevista a la unidad que en términos muy ofensivos llamó duramente la atención al comandante del regimiento en presencia de personal subalterno, al tomar conocimiento de las facilidades otorgadas al dichas personas mientras la justicia practicaba las diligencias correspondientes, tales como el uso de radios, televisión, naipes y otras prebendas de que no gozaban los soldados conscriptos. El tenor de sus palabras son narradas como sigue:
─ ¡Entonces por qué estos pendejos que querían cagar a Chile están siendo tratados como huéspedes de honor del regimiento! Y luego de enumerar las franquicias, continuó: ¡Parecen invitados suyos y no prisioneros!
Toribio señala que independiente del juicio o reprobación de las medidas adoptadas al interior del regimiento, el trato con el coronel fue vejatorio.
Por esa razón, esta pluma afirma sin temor a críticas, que el cuartel de ese regimiento fue y es una víctima del mal criterio de una autoridad que en función de su cargo y grado hizo abuso de ella, y no tan solo por el maltrato de palabra a un subalterno, sino además por arrogarse facultades para decidir sobre la vida de personas, por las cuales no asumió responsabilidades, recayendo estas en jóvenes oficiales subalternos que en la actualidad envejecen y cumplen injustas condenas en Colina 1, ante el no juzgamiento de los superiores responsables por razones de enfermedad y fallecimiento.
Fernando Hormazábal Díaz
General de Brigada (R)