Desahogo de un ciudadano.



Desahogo de un ciudadano.

Escribe  David Hernández M. 


Qué indignante ver las noticias y observar como un delincuente que es muerto por un ajuste de cuentas tenga tantos privilegios como para disparar armas de grueso calibre en las calles, disparar tortas de fuegos artificiales, disponer de recursos del estado  de Carabineros y Gendarmería para custodiar el peregrinar del cortejo y la carroza a Chillán, y su mamita presa allá  pueda despedirse de su “pollito”.

 
Es realmente indignante; indignante ver como en Colina 2, las celdas de delincuentas son mejores que tu casa y todo es permitido, celulares, prostitutas, tragos, juegos de videos y todo lo permite gendarmería en primer lugar, y también  jueces y autoridades.

  Indignante cuando resulta que un preso de Punta Peuco, anciano, enfermo, que tuvo la desgracia de querer defender esta Patria, y siendo aún imberbe tuvo que obedecer ordenes, o estar en el lugar equivocado, y estando ahora anciano preso, desea despedirse de su mujer que falleció también anciana, la misma  justicia que autoriza al narco a salir, aduciendo la dignidad del preso y respeto a sus derechos humanos,  le niega al anciano despedir a su mujer o familiar por ser un peligro la sociedad, y obviamente tampoco le llevarán la carroza con el cuerpo para que se despida, como si lo permiten con el narco.

Es una  cuestión realmente asquerosa, indignante.

Necesitamos nosotros  las personas, los que trabajamos para vivir (los “giles” como dicen los delincuentes), tener los mismos privilegios qué la Justicia, el Estado y los políticos le otorgan a estos delincuentes, necesitamos tener armas para defendernos, con los mismos calibres y características, ya que Carabineros no puede actuar, y la PDI  sumidos en la corrupción no nos protegen. Necesitamos privilegios similares a los que hoy gozan los delincuentes, porque nuestra vida parece transformarse en sobrevivencia.


Es mi desahogo de este Chile que se ahoga porque las autoridades no cumplen su obligación de ejercerla.