EL CHILE DE HOY



EL CHILE DE HOY

Por:  Tomas Bradanovic

Bachelet no es la única responsable del derrumbe ético y social de Chile, solo apretó el acelerador a varias malas costumbres que se venían acumulando desde 1990, todos los políticos han aportado a esta descomposición, incluida la actual oposición. Desde luego la Reforma Procesal Penal, diseñada y ejecutada por una camarilla de ignorantes, sin mérito ni credenciales de ninguna clase, fue el primer gran golpe cuyos coletazos todavía seguimos sufriendo.

En el fondo yo creo que ha sido una sucesión de gente incapaz, ignorantes con poder político, que con los años han ido siendo reemplazadas por gente de cada vez menos calidad intelectual y moral. Peñailillo, Rincón, El Centro de Amigas Personales de Bachelet, son un botones de muestra de gobiernos donde prácticamente no hubo personas capaces y en cada período han ido siendo reemplazados por gente cada vez peor. Así fue como llegamos a tener a Florcita Motuda, Pamela Jiles, Gutierrez y otros pajarracos similares en el parlamento, y ni siquiera llegaron allí por voluntad popular, sino por simples cuchufletas de ingeniería electoral.

Desgraciadamente esta vez no se trata de un gobierno malo y una oposición buena, ambos son malos, porque es un problema transversal a todos los políticos. Los gobiernos de Sebastian Piñera han terminado siendo tan destructivos como los de Bachelet. Los de Bachelet por su irrresponsabilidad con las finanzas públicas y el segundo con su extrema cobardía, que permitió lo peor que puede existir en cualquier país civilizado: el vacío de poder. No existe nada peor que eso y Piñera lo hizo.

Todo esto ha llevado a la gente de derecha a un estado de desesperación y pesimismo permanente, especialmente desde el segundo gobierno de Bachelet, donde la “corrida de cercos” de los ideólogos progresistas y la propaganda de “la sociedad de derechos” nos trajo una plaga de violentos vociferantes que destrozaron como nunca antes el país durante meses.

El Plato de Fondo
Es algo muy simple y nace de una idea que se me ocurrió cuando leí los resultados de la Teletón de este año. Como casi todos, yo no me esperaba que se fuera a juntar demasiada plata, estaban dadas todas las condiciones para un fracaso porque el país enfrenta la peor situación económica de su historia reciente, principalmente caracterizada por el alto desempleo y las negras expectativas para el futuro ¿quien va a donar plata para beneficencia en una situación así?

También enfrentaban una campaña sostenida y sucia desde la izquierda, menoscabando, minimizando y acusando de corrupción a la Fundación y su gente. Mientras más a la izquierda, más virulentas las críticas, furiosos porque son privados y no el Estado el que recauda y maneja las platas.      A Mario Kreutzberger, el inventor e impulsor de la Teletón, le han inventado toda clase de mentiras, rumores, bajezas, durante décadas. Si hay algo que realmente enfurece a la izquierda es el éxito de la Teletón, no lo soportan.

La Teletón 2020 fue un verdadero plebiscito, sin público, sin shows masivos, sin Estadio Nacional y con una situación económica y social horrible, recaudaron  $34.703.593.204 ¡superando la recaudación del año pasado, que fue en condiciones mucho mejores! Es algo que dejó a todos con la boca abierta, aunque los medios apenas si lo hicieron notar.

Las sociedades humanas emiten señales y se guían por ellas. Durante meses hemos tenido las señales de destrucción, resentimiento, mocosos histéricos chillando ridículas consignas, feministas, anarquistas, animalistas, chifladuras y esperpentos de toda clase. Barras bravas asolando las calles y destruyendo como una plaga de langostas todo lo que encontraban a su paso. Yo leía como mucha gente aparentemente inteligente se desesperaba ante “el cambio de la sociedad chilena”, “la rabia de los jóvenes marginados” y estupideces por el estilo.

No era cierto, ese no era el país real, tampoco los 200 y tantos mil -que después dijeron que eran dos millones- que salieron un par de veces a la calle gritando las consignas estúpidas de siempre. Esa y las demás tonteras eran el país imaginario, la sociedad de mentira, creada, pagada por sabe Moya quien y alimentada por los medios de prensa que pasaron meses completos haciéndoles propaganda. Ese país de mentira fue una creación de los medios que engañó incluso a la mayoría de las personas de derecha.

El Chile de verdad se mostró en la Teletón. Millones de chilenos que no solo apoyaron, sino que se metieron la mano al bolsillo y pusieron parte de la poca plata que le está quedando para ayudar a los niños con problemas. Muchos de los que dieron plata no saben si tendrán trabajo y si tendrán para comer y pagar las cuentas en los meses que vienen, pero igual se metieron la mano al bolsillo, gente de derecha, centro y también de izquierda, pero no resentidos ni envenenados por el odio y la codicia. Los empresarios, que en Chile tienen mucha tradición a la filantropía, también rompieron el chanchito y donaron mucha plata pese a los tiempos negros que se avecinan

Es el Chile que aparece después cada terremoto, después de cada incendio masivo, incluso cuando hay presidentes incompetentes como Bachelet o cobardes como Piñera, igual aparece, pese a los líderes tóxicos.. Es el Chile que ganó la Guerra del Pacífico en las condiciones más desfavorables. El Chile que crece ante lo adverso.

El Chile de verdad es el del Partido del Orden, sobrios, mayormente correctos y prácticos, siempre el Chile profundo ha sido así. El del sentido común, que no espera limosnas de los políticos sino que los dejen trabajar tranquilos, los que admiran la meritocracia y creen que el esfuerzo debe ser lo único recompensado. Creo que esta Teletón fue la peor derrota que han tenido en su historia los niñitos del Frente Amplio y los miserables comunistas, hoy convertidos en unos corruptos que harían sonrojarse al mismo Stalin, si pudiera verlos. Chile es portaliano y con un buen líder podemos tocar el cielo, aunque de tiempo en tiempo caemos en manos de la pandilla de ratas y oportunistas, pero no duran mucho, a cada pavo le llega su cena de año nuevo.