Juan Carlos Toledo de la Maza.VA (R)

 Creado por la Constitución Política de 1980,el Consejo de Seguridad Nacional, COSENA, podía autoconvocarse por dos de sus miembros y tenía atribuciones como «hacer presente, al Presidente de la República, al Congreso Nacional o al Tribunal Constitucional, su opinión frente a algún hecho, acto o materia que, a su juicio, atente gravemente en contra las bases de la institucionalidad o pueda comprometer la seguridad nacional»(sic)Tras el retorno a la democracia, el COSENA fue criticado principalmente por la gobernante Concertación, ya que a juicio de sus personeros sus atribuciones lo hacían «un órgano antidemocrático», ya que bastaba que dos comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas acordaran convocarlo y evitaran la autoridad del presidente de la República, pudiendo incluso acusarlo de abandono de deberes al Congreso o al Tribunal Constitucional. En 1993 fue convocada por el Presidente de la Corte Suprema y el Comandante en jefe del Ejército, con motivo de la acusación constitucional contra un ministro de dicha Corte .En 2005, con las reformas a la Constitución impulsadas por el gobierno de Ricardo Lagos, se convirtió en un organismo meramente asesor,pudiendo ser convocado sólo por el Presidente.

 Ante el revuelo que han generado lostrascendidos de discursos como el de la Escuela Militar y ahora el del Comandante en Jefe del Ejército a sus oficiales, prestamente usados por la izquierda para procesar y dictar sentencia, prestamente asumida por el gobierno, que procede a la inmediata destitución de los inculpados, mediante golpes de autoridad, sin proteger al Ejército y sin importar el gran valor profesional e imagen interna ni menos las razones de los afectados. Nos preguntamos si se tiene conciencia de lo que ello significa para el bien del país. Mal que mal, el clima de bienestar no depende sólo de lo material y los buenos deseos, porque, como decían los romanos, “la Paz es obra de la justicia”. Y que a la fecha hayan ya muerto en prisión y apartados de sus familias, sólo en el breve tiempo que lleva este gobierno, ocho servidores que pelearon contra la subversión, no es precisamente una colaboración a la paz social, sino producto de una negativa presidencial injusta, desmedida y cruel.El conjunto de hechos señalados conspira, fuerza es decirlo, contra la Seguridad Nacional.

El almirante José M.Vergara, en reciente artículo de prensa, transmite la preocupación de exGenerales y Almirantes, incluyendo a ex Comandantes en Jefe, vertida en reuniones y almuerzos, comentando el uso político y la falta de protección a las Fuerzas Armadas. Sí, siempre disponibles para desviar la atención de otros asuntos o para demostrar su sumisión ante el poder civil, incluso cuando poco respetuosos ministros de estado han acudido vestidos en forma inapropiada a ceremonias castrenses de impecable formalidad.

¿Hasta cuándo seestira el elástico? El espíritu de la creación del COSENA no fue otro que evitar estos reventones y conciliábulos, teniendo presente los graves desencuentros de diferente orden, ocurridos en el pasado durante los gobiernos de Frei y Allende. Era, como se la concibió, una “válvula de escape” para controlar descontentos ante situaciones injustas y no una pistola al cuello,como se la quiso interpretar. El COSENA, tal como fue diseñado, habría sido una herramienta útil. Hoy no lo es y lo peor es que existe un riesgo real que pone a prueba a los mandos institucionales y es, que la agenda política se sature con temas que causan presión interna y de los cuales, a pesar de que legítima y obligatoriamente les atañe, no están autorizados para opinar y, por tanto, no tienen a quien recurrir. Ojalá se entienda que lo dicho no es pedir patente de corso. Corregir defectos no hace daño. Fortalece las instituciones. Pero no confiar en el criterio de los que las dirigen, es diferente. Talleyrand advertía al Emperador sobre la “incomodidad de sentarse en las bayonetas”práctica que, según Max Weber, suele producir resultados que él llama “Las consecuencias no queridas de la Historia”. El COSENA estaba para eso. Para advertir. No existía para la Revolución de 1891 ni para el 11 de septiembre de 1973. Habría podido evitarlas.