El revés de la trama
El revés de la trama
¿Y qué pasaría si el indulto fue consecuencia de un pacto entre Boric y Apruebo Dignidad para provocar el final del entendimiento con la oposición para acordar un plan de seguridad nacional seguido por una nueva propuesta constitucional acotada?
por Orlando Saenz18 enero, 2023
Había estado invirtiendo algunas horas en leer diversos comentarios que había recopilado sobre la interpretación del bullado asunto de los indultos concedidos por el Presidente Boric y que tanta polvareda han levantado.
Todos esos comentarios, de connotados politólogos y/o columnistas de nota, se centraban en los «errores» del Mandatario atribuibles a ignorancia, desprolijidad o incomprensión de su papel como principal magistrado. Había algo que no me cuadraba, cuál era la suposición de que los famosos indultos eran fruto de algo que, con mayor o menor elegancia de lenguaje, era el supuesto de simple falta de inteligencia del Mandatario.
Lo que no me cuadraba era que, aunque tengo pobre impresión de las capacidades de Boric, estoy muy lejos de considerarlo un idiota. Con esa intranquilidad rondándome, me tomé un descanso mirando títulos en un rincón de mi biblioteca, y me saltó a la vista un título en inglés que era «The Reverse of the Plot» (“El Revés de la Trama”) de Graham Greene, cuyo estado me recordó lo mal que trataba yo a los libros cuando era muy joven.
De inmediato me surgió la pregunta ¿cómo se vería el incidente de los indultos si fuera un acto político perfectamente calculado para producir ciertos efectos que, en efecto, ya habían tenido lugar? ¿Cómo se vería todo el asunto, incluso las fechas en que ocurrió, mirándolo al revés de la trama?
De inmediato me vino a la memoria mi estupor cuando, con concurrencia del Partido Comunista y del Frente Amplio, se había aprobado en el Parlamento un principio de acuerdo para retomar el proceso constitucional sobre una base que no puede conducir más que a un proyecto de nueva Constitución muy lejos de los objetivos refundacionales de esas colectividades que son parte fundamental del soporte político del gobierno de Boric.
En su momento, me había parecido imposible que esos partidos políticos se hubieran resignado a recorrer todo el camino que lleva a una Constitución que, en lo básico, no podrá ser otra cosas que una modernización de nuestro actual ordenamiento y que estaría muy lejos de alterar la esencia del Chile que existía a fines de la transición a nuestra neo-democracia. Y de esa incredulidad me había surgido la sospecha de que, en algún momento de la trayectoria, Apruebo Dignidad se propondría “patear la mesa” para restarse del nuevo proyecto y retomar el camino de movilización popular que condujo al famoso y mal llamado «estallido social».
¿Y qué pasaría si el anuncio de indulto y su fecha fue consecuencia de un pacto entre Boric y Apruebo Dignidad para provocar el final del entendimiento con la oposición para acordar un plan de seguridad nacional seguido por una nueva propuesta constitucional acotada?
¿Qué pasaría si todo esto no fuera otra cosa que una deliberada provocación para poner a la oposición en la postura de impedir acuerdos trascendentales y para justificar una nueva movilización popular? Las encuestas ya han demostrado que, si bien hay una mayoría que condena los indultos, también hay una mayoría que condena el retiro de la oposición de las negociaciones para acuerdos trascendentales.
Si esta visión desde el revés de la trama es correcta, la provocación que significaron los indultos se va a volver a repetir en el futuro próximo porque lo más probable es que Boric, en el fondo, no sea otra cosa que un marxista-leninista un poco menos regulado que los que tienen carnet de tales. Hace poco leí que en sus días de estudiante de leyes hacía gala de haber leído reiteradamente el “¿Qué hacer?” de Lenin de donde pueden nacer infinitos episodios tipo indultos para esconder la brutal hipocresía de sus adeptos.
Bajo esta visión, hasta la fecha de los indultos cobra sentido. La Navidad y el Año Nuevo son fechas en que surge redoblado el deseo de reposo y tranquilidad a que invitan la vecindad de las vacaciones y nos volvemos particularmente irritables con los que causan ruidos, de modo que eso explica la mayoría que se pronuncia en contra del abandono de las mesas de acuerdos entre el gobierno y la oposición.
Es perfectamente plausible que Boric acepte parecer un idiota si es que logra que la oposición aparezca como la culpable de romper negociaciones cuyo éxito todos deseamos. No importa si, para lograr ese efecto, tiene que sacrificar amigos y colaboradores que seguramente nada tuvieron que ver con la decisión de otorgar los famosos indultos.
No conozco a nadie que crea que la famosa exministra de Justicia fue la culpable de otra cosa que de ser inepta para el cargo. Si esa supuesta ineptitud fuera la verdadera causa de su despido, todo el gobierno de Boric se vendría abajo porque muchísimos cargos de mucha importancia para el funcionamiento del país están hoy en manos de compañeros de ineptitud de esa exministra.
No se avecina un verano tranquilo para los chilenos. Las garras del Partido Comunista ya se extienden sobre su próxima víctima que no será otra que el Ministro de Hacienda, para comprobar lo cual basta con escuchar la grabación de lo que le dijo la diputada Karol Cariola en una comisión de la Cámara de Diputados. He conocido a muchos ministros que por menos que eso se habrían parado e ido, pero Marcel optó por escuchar pasivamente los exabruptos de la parlamentaria comunista que ciertamente no parecía partidaria del gobierno.
Mi experimento de mirar el asunto de los indultos por el revés de la trama es bastante angustiante, pero no me extrañaría en lo más mínimo que fuera el modo correcto de hacerlo.
*Orlando Sáenz es empresario.