El 4 de Junio de 1932, hace ya 85 años, rugieron amenazantes aviones sobre la Moneda. Aviadores, militares y algunos civiles se habían unido para derrocar al gobierno de Juan Esteban Montero, que había sido electo con un 64% de preferencias hacía apenas 6 meses.
Se trataba de un gobierno democrático y respetuoso de las leyes, pero las dificultades que sufría nuestro país como resultado de la gran crisis mundial de 1929, envalentonaron a estos audaces a tomarse el poder.
Tras varios muertos y decenas de heridos, destruyeron la democracia para proclamar la “República Socialista”. La Junta de Gobierno implantó la dictadura. Disolvieron el congreso, declararon el estado de sitio y censuraron la prensa. La lucha por el poder fue implacable.
Tras apenas 12 días del golpe, dos de sus protagonistas- Marmaduke Grove y Eugenio Matte- fueron relegados por sus camaradas a Isla de Pascua y Carlos Dávila se hizo del poder total como “presidente provisional de la república socialista de Chile”.
Los sediciosos padecían lo que Hayek llamó la
“fatal arrogancia”. Se creyeron capaces de resolver los problemas que
sufría el país mediante la aplicación de medidas coactivas de “ingeniería
social”, para ordenar el mercado y la sociedad. Tomaron fuertes medidas
estatistas para mejorar las condiciones económicas. Pero todo fracasó
porque resulta imposible que alguien pueda hacerse de toda la información o
conocimiento que se requiere para cumplir con su deseo de mejorar el orden
social.
La situación económica empeoró y la gente empezó a organizar cada vez más ollas comunes. A pesar de sus medidas populistas, la dictadura socialista perdió el apoyo civil y también de la fuerza militar que lo sustentaba. Carlos Dávila renunció el 13 de Septiembre a la presidencia, asumiendo en su reemplazo el general Bartolomé Blanche, que llamó de inmediato a elecciones.
Entre los golpistas más destacados se encontraba Arturo Merino Benítez, que durante la dictadura socialista ocupó el cargo de Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea Nacional. Fue uno de los gestores del golpe del 4 de Junio contra el presidente Montero y para evitar el fin de la república socialista, trató de oponerse por la fuerza a los planes de Blanche. Tras declararse en rebeldía como comandante de la Fuerza Aérea, Merino Benítez fue capturado por tropas del ejército y tuvo que ser dado de baja para que el plan de normalización del país pudiera concretarse.
Nadie hace referencia ahora a estos
acontecimientos ya completamente olvidados. Hoy no habrá marchas de
protesta por lo ocurrido hace 85 años. No veremos encapuchados cometiendo
desmanes ni “guanacos” tratando de dispersarlos. No hay recuerdos que tal
cosa haya ocurrido como forma de protesta por este quiebre de la
democracia. Tal vez porque en esa oportunidad los socialistas fueron los
victimarios.
Los hechos han sido olvidados y sus protagonistas perdonados, como queda demostrado al considerar que nuestro principal aeropuerto lleva el nombre de uno de los mayores responsables de la destrucción de la democracia en aquella época: el comandante Arturo Merino Benítez. Y su hijo hoy es el Cmdte. en Jefe de la aviación… recién nombrado por Piñera.
Recuerden de nuestra historia Para que no volvamos a repetir crisis del pasado. Como se trata de una intervención del socialismo pareciera que a nadie le interesa recordar .
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