FF.AA. y Carabineros

 

 

Enrique Slater

@slater_enrique

Gran columna de Gerardo Varela. Muestra la injusticia que ya es una característica de los jueces, ante situaciones de empleo de las Fuerzas Armadas y Carabineros. El gobierno y la política en general, hace tiempo que mantienen una posición ambigua y permisiva. No debe ser.

 

 

 

Las Fuerzas Armadas no son la solución a todos los problemas

Son muchas las cosas que se le han pedido a las Fuerzas Armadas, tanto así que pareciera que la institucionalidad y el poder político estuvieran desbordados.

por Pilar Lizana29 marzo, 2024

Le hemos pedido a las Fuerzas Armadas que resguarden la seguridad en la Macrozona Sur, en la frontera norte, que protejan infraestructura crítica e incluso algunos quieren desplegarlas en las zonas urbanas. Son muchas las cosas que se le han pedido a las FF.AA. tanto así que pareciera que la institucionalidad y el poder político estuvieran desbordados.

Le han agregado misiones, alejado de su entrenamiento permanente al tenerlas encargadas del orden público, sin embargo, existe una función constitucional que es fundamental para la continuidad del Estado y que poco la recordamos: Las Fuerzas Armadas son quienes protegen la democracia.

En medio de un debate sobre extender el próximo proceso electoral a dos días, vale la pena recordar que son los militares quienes entran a los colegios de votación el viernes y salen el lunes. Son ellos quienes se encargan de la seguridad dentro del recinto y del correcto funcionamiento del proceso.

Rol fundamental, sobre todo en un país donde la fluidez y seguridad de los resultados es aplaudido por todos. Sin voto a distancia ni por correo ni tecnología de por medio Chile se ha caracterizado por contar con uno de los procesos electorales más confiables. Característica que se debe, en parte, a la función que cumplen nuestros militares.

La crisis de seguridad y el desacople evidente entre las acciones del gobierno y la percepción de la ciudadanía llevó a muchos a buscar respuestas en las Fuerzas Armadas, se les ve como la herramienta que puede solucionar la crisis, sin embargo, el riesgo de exponerlas a asuntos internos es muy alto.

Otros que lo han hecho en la región, han terminado por debilitarlas y corromperlas. En general las guardias nacionales son quienes realizan los despliegues en territorios nacionales, pero, no sin antes contar con un sistema de seguridad nacional que lo permita. Una excepción podría ser Suecia, quien debido al aumento de violencia urbana ha decidido desplegar a sus militares en el país. Pero, siempre desde una perspectiva integral donde, desde sus funciones y preparación contribuyen al esfuerzo que realizan las instituciones de orden público. De esa manera, se resguarda a una institución de Estado que, si bien tiene como objetivo proteger la integridad territorial y soberanía de una amenaza externa, debe, también, resguardar la democracia. Por eso no es extraño escuchar a algunos líderes militares decir que en nombre de la democracia y por su protección, realizan ciertas operaciones.

Por eso, en un momento en que le hemos pedido tanto, en que muchos creen que vienen a resolver todos los problemas, no olvidemos su rol y misión constitucional, ni menos la contribución que la Defensa hace a la democracia. Pidamos a cada cual rendir cuentas de acuerdo con sus responsabilidades, pero no exijamos a una institución o, no lo hagamos al menos, sin preocuparnos de resolver las necesidades que surgen de la larga lista de cosas que les estamos pidiendo.

 

 

 

 

 

*Baquedano: ¿Dónde Están los Valientes de Hoy?*

Por Cristián Labbé Galilea

“Las cartas están echadas”: Baquedano, y la tumba de uno de los soldados con que el insigne General forjó sus históricos triunfos, no vuelven donde estuvieron desde el 18 de septiembre de 1928 hasta que el vandalismo destruyó todo sin que nadie lo impidiera. Han pasado cuatro años y se repite la misma situación… nadie está dispuesto a impedir que se consume esta afrenta a nuestra historia.

Motivada esta pluma con el heroísmo y la valía del soldado chileno, ha querido -con patriótico recogimiento en estos días de Semana Santa-, recordar a sus fervorosos y devotos contertulios que el General Baquedano, tras su regreso triunfal a Chile después de la Guerra del Pacífico, entregó su espada victoriosa en las manos de la imagen de la Virgen del Carmen y luego, desabotonando su casaca, mostró la medalla de la Virgen diciendo: «Aquí tienen a la que debemos todos nuestros triunfos».

¿Sabrán nuestras agnósticas e imberbes autoridades el significado de aquello, y de lo que encarna la presencia del Monumento al General Manuel Baquedano en el lugar más emblemático de la Capital? Por supuesto que no, su ignorancia es tan grande como su cobardía.

De su ignorancia ni hablar… es infinita, y lo peor es su arrogante desinterés por aprender cuanto tenga que ver con quienes forjaron la grandeza de esta Nación.
Si su ignorancia es ilimitada… su cobardía es aún mayor, llevándolos a rehuir cualquier decisión contraria a sus ideologizadas motivaciones. ¡Son esclavos del miedo!

La remodelación de la Plaza Baquedano es una gran mentira y una mayor cobardía, no se atreven a enfrentar el regreso del General al lugar de donde nunca debió haber salido. Si se dice que los cobardes son astutos… los cobardes de izquierda lo son en abundancia.

Se escudan en el reordenamiento urbano del sector, el que, dicho sea de paso, viene desde hace tiempo -de eso puede dar fe esta pluma-, y las variables urbanísticas siempre fueron: unidad de los parques, respeto al hito capitalino y a la arquitectura patrimonial. Nunca se contempló el retiro del monumento al general Baquedano. Que la izquierda cobarde diga la verdad: no se atreven a traer de regreso al insigne General.

Agrava lo anterior el silencio culposo de los políticos de oposición y de quienes tienen algo que decir al respecto, académicos, historiadores, urbanistas (Salvo Iván Poduje). Ese silencio es inaceptable por malévolo, indiferente, perverso e incapaz. Sorprende la apatía y la desidia de los partidarios de la Sociedad Libre ante esta afrenta a la historia y al Ejército de Chile.

Por último, esta pluma está convencida que es la ignorancia y la cobardía del gobierno, la que mueve a un acto tan ignominioso… A ellos nada les dice qué significa “el bronce de un héroe patrio”, ni nada les dice el lugar donde descansaba “el corazón de un soldado chileno”.

¡Las cartas están echadas! ¡Ni el General Baquedano ni el soldado desconocido volverán! Don Manuel se estará preguntando… ¿Y dónde están los valientes de hoy?

 

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