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Modernizar el Servicio Militar: una tarea urgente para el Chile del siglo XXI

“…modernizar el Servicio Militar no significa solo más canto, más trote, más sueldo, más contingente o, peor aún, creer que basta con un emocionante  llamado con música épica de fondo…”

Opinión

17 de abril de 2025

Por Christian Slater E.

 

A inicios de abril de este 2025, la ministra de Defensa, Adriana Delpiano, junto al comandante en jefe del Ejército, general Javier Iturriaga, anunciaron un esperado y necesario aumento en la asignación que recibirán los soldados conscriptos que realizan el Servicio Militar en el Ejército.

La asignación mensual tendrá un alza del 50% a partir de abril de 2025 y del 75% en 2026. Con ello, los soldados de primer año pasarán de recibir 124 mil pesos a 218 mil, y los de segundo año, de 131 mil a 230 mil pesos, pudiendo llegar en zonas extremas a 374 mil y 394 mil pesos respectivamente.

Este anuncio, aunque valorable, no resuelve el fondo del problema. Por más que se ajuste el monto, el Servicio Militar en Chile sigue operando bajo estándares muy inferiores a los que exige el siglo XXI, y lo que es más preocupante, en condiciones muchas veces indignas. Hay regimientos en los que se ha debido recurrir a la ayuda de la comunidad para costear artículos tan básicos como útiles de aseo.

En 2016, ya en situación de retiro, tuve el privilegio de ser invitado a liderar el primer diplomado de Guardaparques y Protección de Áreas Silvestres para soldados conscriptos, una iniciativa inédita impulsada por el Ejército de Chile, la Universidad Santo Tomás (sede Temuco) y la Fundación Huilo Huilo.

La experiencia se desarrolló en Neltume y benefició a 18 jóvenes que adquirieron herramientas concretas en materias como primeros auxilios, conservación ambiental, telecomunicaciones y trabajo en zonas aisladas. Esta formación les abrió nuevas oportunidades de empleo y les entregó competencias certificables.

Esa experiencia me llevó a plantear una propuesta más ambiciosa: modernizar profundamente el Servicio Militar Obligatorio en Chile, transformándolo en una plataforma de desarrollo humano, formación técnica y servicio a la patria, donde el joven que sirve al país salga no solo con formación militar, sino también con certificaciones reconocidas y reales oportunidades de inserción laboral.

¿Qué propongo para un Servicio Militar del siglo XXI?

  1. Formación técnica certificada, a través de convenios con instituciones como INACAP, DUOC, CFT estatales y universidades.
  2. Especialización en áreas estratégicas, como ciberseguridad, logística, robótica, emergencias, energía, salud, telecomunicaciones, topografía, conducción, buceo, protección de infraestructuras y conservación.
  3. Reinserción laboral efectiva, mediante alianzas con empresas del rubro minero, energético, portuario, aeroportuario y de seguridad.
  4. Programas de transición laboral, con apoyo en redacción de currículum, entrevistas, coaching y seguimiento post-servicio.
  5. Plataforma digital de seguimiento, que permita monitorear el avance, las certificaciones y ofrecer nuevas oportunidades a los exsoldados.
  6. Incentivos claros y bonificaciones para quienes culminen exitosamente su formación.
  7. Posibilidad de contratación como empleados civiles en el mismo sistema de Defensa, una vez cumplido el período como soldado profesional y acreditadas las competencias necesarias.

¿Cómo financiarlo? Una propuesta concreta:

Reasignar parte del presupuesto de Defensa destinado a equipamiento hacia formación de capital humano.

Cofinanciamiento con el Ministerio de Educación.

Alianzas público-privadas con incentivos tributarios para las empresas colaboradoras.

Acceso a fondos internacionales (Banco Mundial, BID, Unión Europea) bajo el enfoque de desarrollo sostenible.

Optimización de la infraestructura militar ya existente.

Conclusión: una deuda que sigue vigente.

Modernizar el Servicio Militar no es solo una cuestión presupuestaria o de aumentos de asignación. Es una decisión estratégica que involucra voluntad política, responsabilidad social y visión de país.

No podemos seguir formando soldados con estándares del pasado para enfrentar amenazas del futuro. Nuestros soldados no son de hierro. Si vamos a enviarlos a zonas de excepción, a catástrofes o a misiones de riesgo, tenemos la obligación moral de formarlos, equiparlos y protegerlos.

Eludir esta responsabilidad es más que un error estratégico: es un acto de deshonra hacia quienes están dispuestos a darlo todo por la nación.

Chile necesita soldados disciplinados, capacitados, bien formados y bien tratados. Pero también necesita una sociedad que comprenda que la defensa nacional es tarea de todos, no solo de las Fuerzas Armadas.
¿Cuál será el líder político que se atreva a levantar esta bandera sin populismo ni cálculos electorales? ¿Quién llevará al programa presidencial una propuesta seria y sostenible de modernización del Servicio Militar?

Finalmente, modernizar el Servicio Militar no significa solo más canto, más trote, más sueldo, más contingente o, peor aún, creer que basta con un emocionante  llamado con música épica de fondo. Todo eso es parte de la formación y debe mantenerse en su justa y necesaria medida. Pero hoy se requiere mucho más: un Servicio Militar con valor agregado, alineado con las exigencias tecnológicas, estratégicas y humanas del siglo XXI. Un modelo que no solo fortalezca a las Fuerzas Armadas, sino que también sea competitivo frente a otras alternativas de formación y desarrollo juvenil. Un modelo que entusiasme, que forme, que dignifique. Porque cuando un joven decide servir a su país, el país debe estar a la altura de retribuir ese compromiso con algo más que aplausos. Debe hacerlo con herramientas para la vida.

Christian Slater E.

Coronel (R) del Ejército de Chile.

 

Así actua la izquierda… mediante el amedrentamiento y la violencia: