FF.AA. y de Orden:

FF.AA. y de Orden:
Richard Kouyoumdjian: «Nunca había pasado que el Ejército se quedara sin financiamiento para llegar a final de año»
«La ministra de Defensa está arriesgando una acusación constitucional en este minuto si no toma acciones inmediatas para asegurar que, venga de donde venga, al Ejército y a la Marina le lleguen los recursos», advierte en entrevista con El Líbero el especialista en defensa y seguridad nacional, a propósito de que esta semana el comandante en jefe del Ejército, general Javier Iturriaga, dijera que el déficit en esa institución es de $40.000 millones y que no tienen cómo cubrir los gastos.
por Diana Lozano Perafán12 octubre, 2025
No pocas reacciones se han generado luego de que esta semana el comandante en jefe del Ejército, general Javier Iturriaga, dijera ante la segunda subcomisión mixta de Presupuesto que el déficit en esa institución es de $40.000 millones y que no tienen cómo cubrir ciertos gastos, como las remuneraciones. Sus palabras fueron contundentes: “Indudablemente que no estamos en condiciones de terminar el año. Es algo que se ha venido hablando, nuestras autoridades lo conocen e indudablemente debiéramos abordarlo porque no tenemos ninguna solución”.
Richard Kouyoumdjian
El experto en defensa y seguridad nacional, Richard Kouyoumdjian, advierte en entrevista con El Líbero que este hecho no tiene precedente en el país y que «no es más que otra muestra de la inoperancia del gobierno de poder manejar y administrar Chile».
“Estoy seguro de que este tema era conocido por el Ministerio de Defensa, pero no tomó acciones. Eso sí, en paralelo el Presidente Gabriel Boric va a la zona norte a decir que quiere cambiar la Constitución para poder desplegar a las FF.AA. en labores de seguridad interior, sin pasar por el Congreso. Por un lado este señor está preocupado de ir a sacarse fotos en Colchane, pero por otro lado tiene al Ejército desfinanciado”, dice el también concejal de Las Condes a propósito del viaje que esta semana hizo el mandatario a Tarapacá, precisamente para el lanzamiento de planes para reforzar la seguridad fronteriza.
Aunque Kouyoumdjian señala que lo urgente es solucionar el déficit en lo inmediato, advierte que no se debe descuidar la inversión en materia de capacidades estratégicas, tanto en las que ya están instaladas en Chile como en las denominadas de guerra moderna. «En el caso de la Marina, si no se comienzan a construir buques nuevos o a comprar buques de segunda mano, pero que estén menos usados, nos vamos a quedar sin escuadra y sin fuerza de submarinos de aquí al 2040», dice.
«Habiendo plata en este país para gastar en otras cosas, las FF.AA. no reciben la caja»
-¿Había ocurrido en el pasado reciente en Chile, digamos en los últimos 30 años, que el Ejército no tuviera recursos para llegar a fin de año?
-No, nunca había pasado que el Ejército se quedara sin financiamiento para llegar a final de año. Ha habido situaciones en las que se reclamaban por los sueldos bajos. Este presupuesto es el más bajo que hemos tenido.
-¿Este déficit de los $40.000 millones es la consecuencia de un problema económico, porque no hay recursos, o responde más a un asunto ideológico de este gobierno de no darle prioridad a las FF.AA.?
-Creo que es más una situación de índole económica y financiera que refleja la realidad del país. Ahora, dicho eso, el gobierno prefiere recortar sueldos y gastos generales, sabiendo que impacta poco en otras materias, pero probablemente no sé si estaban 100% conscientes del impacto que eso tiene en la FF.AA. La parte ideológica del tema está en que probablemente ellos protegen presupuestos como el del Ministerio de Cultura o el de Desarrollo Social, lógicamente los de Salud y Educación. Los programas de todos esos ministerios no sufrieron recortes relevantes. Entonces tenemos un gobierno que tiene una fascinación por ciertos temas, que se maneja mal en lo financiero, que sobreestimó el presupuesto de ingresos y después cuando se dio cuenta de que tenían un error fue al Congreso e hizo un ajuste al presupuesto.
-¿Qué implicación tiene para la seguridad de la nación que la FF.AA. tenga este déficit?
-Creo que si uno tuviera un problema de seguridad nacional extremadamente grande se pudieran usar los fondos de reserva o contingencia que tiene el gobierno para otras cosas o el que tienen la FF.AA. para contingencias estratégicas. El tema acá es que Hacienda no le pasa plata a las FF.AA. Entonces, habiendo plata en este país para gastar en otras cosas, las FF.AA. no reciben la caja, porque esto es no tener caja para pagar los sueldos. La Marina va a cerrar el año porque redujo su mantenimiento, entrenamiento y labores de fiscalización aguas afuera.
«La ministra de Defensa está arriesgando una acusación constitucional en este minuto»
-¿Cómo puede haber ocurrido esto, cómo no se alertó antes?
-Esto para mí es simplemente un desorden de Hacienda y estoy seguro de que en las FF.AA. tienen que haber venido levantando la voz todos los meses al Ministerio de Defensa, pero recuérdese que tenemos una ministra (Adriana Delpiano) que no sabe de defensa. Esta señora, con todo respeto, es asistente social, nunca había estado a cargo de las FF.AA. y los subsecretarios son un par de ineficacees: el señor Ricardo Montero y el señor Galo Eidelstein. Probablemente están más preocupados de temas ideológicos, de salir en la foto y de ir a ceremonias, pero ninguno de ellos estaba preocupado de resolver los problemas del Ejército, de la Marina y eventualmente de la Fuerza Aérea. Llegamos a esto porque las FF.AA. son jerárquicas, disciplinadas y no deliberantes y es muy mal visto en los tiempos actuales si un comandante sale en la prensa hace dos meses atrás y dice que no tiene plata para llegar a final de año, cosa que habría hecho cualquier otro jefe de servicio de cualquier otro ministerio, pero a las FF.AA. no les permiten eso. Cuando hablan queda un escándalo nacional porque dicen que los comandantes en jefe están deliberando.
-¿Qué lectura se le puede dar a la respuesta que dio la ministra Delpiano, cuando asegura que ya hay “un acuerdo con Hacienda, pero que hay una deuda que no es de Hacienda, sino que es una transferencia que tiene que hacer el Ministerio del Interior”?
-La señora ministra dijo en algún minuto que este desfinanciamiento de las FF.AA. no era responsabilidad de ella, sino de la anterior administración, de la ministra Maya Fernández, y del entonces ministro de Hacienda, Mario Marcel. Si ella es ministra de Defensa se tiene que hacer responsable de la situación de las FF.AA., ¿si no es ella, quién? La ministra de Defensa está arriesgando una acusación constitucional en este minuto si no toma acciones inmediatas para asegurar que, venga de donde venga, al Ejército y a la Marina le lleguen los recursos.
-¿Qué mensaje se les da a los integrantes de la FF.AA. cuando se hacen recortes a su presupuesto y no se transfieren los recursos necesarios para el pago de remuneraciones?
-Es muy desmotivante, porque además se les exige, se les saca de la casa, se les manda a la Macrozona Sur o a la frontera, por ejemplo; no reciben asignaciones especiales que compensen ese esfuerzo. Terminas afectando a toda una familia. Mucha gente de las FF.AA. realiza otras labores después del horario laboral o los fines de semana para suplementar su ingreso. Estamos hablando además de personas que están muy capacitadas y entrenadas, cuando hay una fuerte demanda en el sector privado por contratar a exmiembros de la FF.AA. para labores de seguridad y con sueldos muy atractivos.
«Los diputados y senadores deben forzar al gobierno para que suplemente los fondos que el Ejército necesita»
-¿Cómo se entiende que recorten el presupuesto a la FF.AA. y no le transfieran los recursos que necesitan y que a la par les impongan tareas adicionales como el despliegue en la frontera Norte y la Macrozona Sur?
-Y no solo eso, estoy seguro de que en el presupuesto del próximo año el Ejército va a tener un déficit de 20.000 millones del despliegue, más la asignación adicional para los conscriptos. A eso se suma que todos los candidatos han dicho que de ganar harán un mayor uso de las FF.AA., pero ninguno ha dicho cómo va a hacer para financiar eso.
-¿Si ya existe este déficit en este presupuesto, no se está afectando ya de plano el presupuesto 2026?
-Sí, claro, se está afectando el presupuesto. Ya el presupuesto de la FF.AA. de este año tiene un déficit de $40.000 millones, más los $5.400 millones que se necesitan para las labores de la jornada electoral. Para el próximo año ya se parte con un déficit de 20.000 millones por los mismos conceptos de este año. Si a esto se le suma lo adicional que con la FF.AA. quiere hacer cualquiera de los candidatos, son unos $30.000 millones más, es decir, sería un déficit proyectado de $50.000 millones.
-¿Qué decisiones deberían tomar los diputados y senadores ante todo esto que ha quedado expuesto con respecto a la situación financiera de las FF.AA.?
-Los diputados y senadores deben forzar al gobierno para que suplemente los fondos que el Ejército necesita, tanto como para suplir el déficit de los $40.000 millones, como lo que se necesita para cubrir las elecciones. Deberían preguntar cómo están los pagos de proveedores del Ejército, de la Marina y de la Fuerza Aérea; si es que estamos incurriendo en atrasos significativos, porque además se pueden terminar afectado pymes u otro tipo de empresas debido a que las FF.AA. estén atrasadas en sus pagos. Ellos deberían entender que los famosos presupuestos de continuidad que se han estado mencionando a la larga disminuyen los niveles de actividad de las FF.AA. a un punto, donde independiente del equipamiento, terminas afectando la seguridad nacional, porque la capacidad estratégica viene dada por tus niveles de alistamiento y de entrenamiento, no solamente por tu material, si está en buenas o malas condiciones. El segundo punto que yo esperaría, tanto la ministra como los diputados y senadores, es que evalúen bien el presupuesto que se presentó para el próximo año: qué es lo que permite hacer. También que los comandos presidenciales de los distintos candidatos entiendan la situación en las cuales reciben las FF.AA., porque cada uno de ellos está pensando en mayores niveles de utilización de las FF.AA. a contar de marzo del próximo año.
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3 Comments
- Carlos Souper Quinterosdice:
Toda esta situación descrita, claramente es el resultado de un pdte y de un gobierno corrupto, ineficiente, ignorante y claramente mala leche, no debe descartarse la INTENCIONALIDAD en la situación provocada.
- Adolfo Paúl Latorredice:
Ciertas corrientes de pensamiento pacifistas propugnan el desarme y conllevan una repulsa moral hacia las instituciones militares, porque ellas se entrenan para matar y porque las armas —aparte de sembrar la muerte— consumen recursos que podrían ser mejor utilizados en el desarrollo social.
Con frecuencia, a quienes hemos hecho exposiciones relacionadas con la Defensa Nacional ante auditorios conformados por civiles, se nos formula la siguiente pregunta: ¿Por qué las cuantiosas sumas que se emplean en los gastos de defensa no se utilizan para tener mejores hospitales, más escuelas y más viviendas? La respuesta que hemos dado a esta inquietud es que el Estado debe contribuir a cubrir las necesidades sanitarias y culturales, así como a facilitar el acceso de los ciudadanos a una vivienda digna, especialmente a aquellos sectores más modestos de la población.
Ello es obligación primordial de todos los gobiernos; pero en igual medida lo son la defensa, la policía y la justicia, es decir, atender a la seguridad de los gobernados. No son obligaciones excluyentes, sino complementarias. Lo que sí debe hacerse es mantener los gastos de la Defensa Nacional dentro de unos límites prudentes.
En otras oportunidades nos hemos encontrado con personas que afirman que en las Fuerzas Armadas se enseña a matar. A ellas les hemos respondido que en las Fuerzas Armadas se enseña a defender a la patria, de la que todos formamos parte, lo que es diferente.
La finalidad de los institutos armados no es hacer la guerra, como afirman esas mismas personas. La finalidad de los ejércitos es preparar a los hombres que los constituyen para defender con las armas, si llegara el caso, la independencia de la patria, su integridad territorial, la seguridad nacional y el orden institucional. En las Fuerzas Armadas no se enseña a matar, por más que su razón de ser sea formar hombres aptos para el combate. La existencia de ellas significa que la nación tiene voluntad de conservar una identidad forjada en siglos de existencia. Los cuerpos armados constituyen el medio coactivo del Estado al servicio de la comunidad nacional frente a la amenaza exterior, y, en su caso, frente a la subversión interior.
Además su espíritu, su organización, sus complejos medios y la preparación de sus componentes, le permiten cooperar eficazmente con otros organismos en casos de emergencia o de catástrofe, o cuando circunstancias extraordinarias lo requieran.
Las Fuerzas Armadas, por otra parte, contribuyen eficazmente al desarrollo nacional con actividades concretas y específicas que los cuerpos armados ejecutan en ámbitos tales como los científicos, técnicos, industriales, culturales y de apoyo a la comunidad; pero su mayor contribución al desarrollo es la de permitir un clima de orden, paz y seguridad, en que las diversas actividades nacionales puedan ser realizadas con normalidad y tranquilidad.
Los militares conocemos la Ecuación de la Seguridad, cuya formulación es la siguiente: DESARROLLO + DEFENSA = SEGURIDAD; con lo que se quiere señalar que, para una adecuada seguridad, debe haber un equilibrio entre ambos factores; si se privilegia uno de ellos en desmedro del otro, la seguridad se verá afectada.
Es posible que sea efectivo lo que tan gráficamente señalan algunos autores, en el sentido de que el gasto en dos fragatas podría haberse usado “para solucionar el déficit de alcantarillado de todo el país” y que el gasto en cuatro misiles Exocet pudo haber sido destinado a “construir cuatro liceos completos”; pero lo que sí es efectivo, con certeza absoluta, es que ni las fragatas ni los Exocet habrían estado disponibles para disuadir a Argentina de una agresión armada en 1978.
Adolfo Paúl Latorre
Capitán de navío EM, Armada de Chile
Magíster en ciencia política
Magíster en ciencias navales y marítimas
Abogado
- Daphne Lackington Hunterdice:
Excelente.
*La guerra de posiciones y el debilitamiento de las Fuerzas Armadas en Chile*
Por Pablo Javier Cánovas Silva
En política, las guerras no siempre se libran con armas. También se combaten con ideas, símbolos y relatos. Antonio Gramsci, el gran teórico del marxismo cultural, entendió que antes de conquistar el poder del Estado era necesario conquistar el poder moral e intelectual de la sociedad. A eso llamó “guerra de posiciones”: una disputa prolongada por la hegemonía cultural que prepara el terreno para la transformación política.
En Chile, esa guerra lleva décadas en curso. Y una de sus trincheras más significativas ha sido el prestigio y la legitimidad de las Fuerzas Armadas. Desde el retorno a la democracia, hemos visto cómo se ha desplegado una estrategia persistente para debilitar la autoridad simbólica, moral e institucional del mundo militar, principalmente desde la izquierda extrema.
Durante años se impulsó una erosión moral y narrativa. En la educación, los medios y la cultura popular se intentó instalar la idea de que las Fuerzas Armadas no eran herederas de una tradición republicana al servicio de Chile, sino de una “dictadura” que debía ser condenada eternamente. Esa mirada reduccionista transformó el esfuerzo por hacer justicia en un discurso de memoria punitiva, donde todo el mundo castrense quedó bajo sospecha —haya delinquido o no, haya hecho lo que haya hecho—.
Aunque esa erosión ha retrocedido en los últimos años —en parte por el contraste con la inseguridad y el desorden actual—, su huella cultural persiste: marcó a generaciones enteras y debilitó la autoestima institucional.
Luego vino la erosión institucional. Las reformas legales y presupuestarias fueron despojando a las Fuerzas Armadas de autonomía y capacidad operativa. La justicia militar se vació de contenido y muchos casos pasaron a la justicia civil, un mundo lleno de prejuicios y de franco desconocimiento del ámbito castrense. Los mandos viven bajo la amenaza de ser procesados por decisiones tomadas en contextos pasados o por responsabilidades colectivas imposibles de probar. Todo esto ha generado un efecto disciplinador: el temor a actuar y el retraimiento frente al poder político.
Y, paradójicamente, aunque las Fuerzas Armadas mantienen un alto prestigio ciudadano, se encuentran inhibidas de actuar con decisión. El miedo a juicios futuros, el control político de los presupuestos y los estados de excepción limitados o condicionados han convertido su accionar en una forma de autopreservación institucional más que en una defensa efectiva del orden y la soberanía.
A eso se suma una penetración ideológica silenciosa, a través de cambios curriculares, ascensos con criterios políticos y discursos de “modernización” que en realidad buscan desmilitarizar el ethos castrense. En nombre de la inclusión y la democracia, se ha intentado diluir los valores del deber, la jerarquía y la patria que daban identidad al uniforme.
El resultado es claro: unas Fuerzas Armadas semi-neutralizadas. No suprimidas, pero sí debilitadas moralmente y reducidas institucionalmente.
En el tablero de Gramsci, eso equivale a conquistar una fortificación desde dentro: lo que se busca ya no es derrotarla, sino volverla inocua frente al proceso de “transformación”.
Chile necesita comprender que esta erosión no es solo un problema militar. Es un problema cultural y político de fondo. Cuando un país permite que no se respete a quienes lo defienden, termina también debilitando la idea misma de soberanía.
Y sin soberanía —siguiendo a Gramsci— no hay política posible ni libertad que proteger.
Tarea primordial para los próximos gobiernos: recuperar las Fuerzas Armadas y su lugar como sostén orgulloso de la República.
El gobierno de Boric extorsiona a las Fuerzas Armadas chilenas
10/oct/25 – 10:38Actualizado: 10/oct/25 – 10:38
Cuando el precio del cobre – principal producto de exportación chileno – se acerca de a poco a los 5 euros la libra, las FFAA chilenas sufren penurias por restricciones económicas. En 1958 bajo el gobierno del Presidente Carlos Ibáñez del Campo, se aprobó una ley de financiamiento de las Fuerzas Armadas chilenas, en la que se utilizaban recursos provenientes de la gran minería para asegurar capacidades operativas y estratégicas del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea.
En 2019, bajo el gobierno de Sebastián Piñera y con mayoría opositora en la Cámara de Diputados, se derogó la Ley Reservada del Cobre, que había sufrido distintas modificaciones. Con esto, las Fuerzas Armadas quedaron expuestas a lo que determine el presupuesto de la Nación.
Sin embargo, la grave situación de las arcas fiscales chilenas y una evidente discriminación a las entidades militares, los recursos han sido reducidos y más grave aún, no se ha cumplido con los desembolsos asignados por ley. Adicionalmente, a las Fuerzas Armadas se les han aumentado sus labores de control de la frontera norte, para impedir inmigración ilegal y controles en la macrozona sur, en cuyo entorno actúan terroristas con “fines reivindicatorios” de tierras.
Esta semana en una reunión sostenida en el Congreso por los altos mandos, en el marco de la discusión legislativa para el presupuesto 2026, se ha destapado el hecho de que solo al Ejército de Chile le hacen falta al menos 35 millones de euros, para llegar a fin de año. Adicionalmente, las Fuerzas Armadas chilenas cumplen un rol de supervisión de la seguridad del proceso eleccionario presidencial próximo, a desarrollarse en noviembre.
De existir segunda vuelta, en diciembre se llevará a cabo un segundo proceso electoral. Los recursos para llevar adelante estas tareas están en riesgo. Lo sorprendente de esta realidad, es que al gobierno de Boric, no le faltan recursos para nuevos memoriales históricos que promueven una historia falsa y sesgada. Tampoco le faltan recursos para financiar todo tipo de fundaciones cercanas a la izquierda, cultura a su medida e innumerables viajes de promoción de la “política exterior feminista” llevada a cabo por el Ministerio de Exteriores. El Estado de Chile ha aumentado el número de funcionarios en 100 mil, bajo el gobierno de ultraizquierda.
Chile es un país que ha sufrido amenazas y conflictos, tanto en su frontera norte, como en su extensa frontera con Argentina. Aunque hoy no existen conflictos inminentes, su compleja geografía y su condición de país marítimo, requieren recursos para su defensa territorial y para asegurar la paz. Los jóvenes gobernantes, que ahora apoyan una candidata comunista – caso raro en el mundo – siempre le han tenido odio a las Fuerzas Armadas chilenas. Su máxima venganza ha sido mantener prisioneros a oficiales de 80 y 90 años, quienes mueren cada día enfermos y abandonados. Para ellos no hubo justicia, pues algunos fueron entonces jóvenes oficiales que cumplieron órdenes y en muchos casos ni siquiera participaron como autores de hechos reprobables. Los chilenos esperan, que esta maldita persecución tenga un fin próximamente.
Todo indica que la derecha regresará al poder y los izquierdistas furibundos – un 30 % – tendrán que acostumbrarse a ser oposición y sus líderes a volver a trabajar. A ellos les gusta vivir del Estado y de los organismos internacionales. Quien no sufrirá apremios económicos, será Boric, que sin cumplir aún 40 años, tiene asegurado su salario de por vida. Se le verá dictando conferencias entre los “progres” de todo el mundo, contando su historia y la de un grupo de inexpertos que llegaron a gobernar Chile sin tener la experiencia ni las capacidades para ser eficientes. Boric en marzo de 2026, entregará un país endeudado, dividido, asediado por el crimen organizado y con unas Fuerzas Armadas que tendrán que recuperar su dignidad, arrebatada desde la billetera fiscal, en otras palabras, una vez más han sido extorsionadas.
Reflexiones Australes