Por Humberto Julio Reyes

 General de Brigada

Hace justo un año disfrutábamos del último día de tranquilidad sin imaginar que los hechos aislados de violencia, a los cuales ya nos habíamos acostumbrado incorporándolos a nuestra “normalidad”, escalarían a un nivel de violencia no registrada anteriormente en nuestras vidas.

Naturalmente que estamos hablando de una normalidad con tomas de colegios, overoles blancos lanzando molotovs, evasiones en el Metro, altos niveles de delincuencia común y una Araucanía fuera de control. Pero eso era nada frente a lo que llegaría y que aún no cesa.

No conozco alguien que haya previsto lo que ocurriría aunque a posteriori no falten los que nos quieren convencer que era algo inevitable y que se veía venir dadas las desigualdades de nuestra sociedad.

Imagino a los habitantes de Pearl Harbor disfrutando de su última noche de paz antes que empezaran a caer las bombas japonesas. O los confiados pasajeros que se subieron a los aviones elegidos por los terroristas o llegaron a trabajar al WTC en New York o los mismos controladores aéreos que estaban de turno esa fatídica mañana del 11S y que presenciaron en sus pantallas o a simple vista los ataques terroristas.

Incredulidad, horror, indignación, impotencia ante la furia desatada.

Eso fue lo que nos mostraron en nuestro país los canales de televisión pero, a diferencia de los citados ejemplos, producto de nuestros propios compatriotas.

Intento no pensar en lo que podríamos estar viendo mañana a esta hora cuando algunos “conmemoren” el 18 de octubre.

La Presidencia anuncia un discurso con énfasis en la paz social pero lo considera una conmemoración.

Aprecio la buena intención implícita pero pensando que yo podría estar confundido en estos tiempos de relativismo en que la destrucción sistemática es una forma de pacífica manifestación, acudo al diccionario:

“Conmemorar”: verbo transitivo.

2. Recordar un acontecimiento histórico o a una persona destacada mediante la celebración de un acto solemne o fiesta, especialmente en la fecha en que se cumple algún aniversario. “Hubo un gran desfile para conmemorar el final de la guerra”.

3. Servir (una cosa) como homenaje o recuerdo de un acontecimiento. “Una pequeña cruz conmemora el lugar del accidente”.

En consecuencia me parece que nada habría que conmemorar, ´mañana debiera ser un día de duelo y recogimiento en recuerdo de una fecha aciaga y hoy, en las horas que restan, debiéramos añorar la tranquilidad perdida quizás definitivamente.

Que ni siquiera una calamidad mundial como la pandemia haya serenado los espíritus dice mucho de la salud mental de quienes no han dado tregua en su “obra” de destrucción.

¡Qué mejor ejemplo que el monumento a nuestro invicto General Baquedano y sus alrededores!

El sector arrasado, incendiado, vandalizado y el monumento profanado, recuperado y vuelto a profanar una y otra vez.

Por ello disfruto las últimas horas de este día, goce moderado por la más absoluta incertidumbre respecto a lo que el destino depara nuevamente a nuestra querida Patria.

Publicado por COSUR