HIPOCRESÍA, INCONSISTENCIA, INCONSECUENCIA, INGRATITUD

En ocasiones debemos revisar cuán auténtica es nuestra actitud respecto a las verdaderas intenciones que nos motivan para participar en los estamentos sociales, donde frente a una determinada situación, debiéramos pensar, decir y actuar en una misma línea, ajenos a temores e intereses personales, considerando que, la verdad no está en las palabras que se dicen, sino en los actos que se realizan.

Hace tiempo que las autoridades elegidas para legislar y gobernar -en una senda de paz y tranquilidad- permiten que anhelos o convicciones de minorías populistas y ruidosas, contrarias a todo lo que sea orden establecido, se impongan por sobre la Fe, el credo, los valores, las tradiciones y las costumbres que profesan y/o rigen para una mayoría que despotrica en forma oral y escrita, pero que es silenciosa en su actuar.

La responsabilidad de esta situación es, sin duda, de la propia mayoría silenciosa, dado que su gran potencial se debilita y/o diluye al estar disociada en diferentes sectores, dentro de los cuales cada individuo está pendiente en enfrentar su problema, marcado por las características propias del sector al que pertenece, las que a su vez difieren, dependen o se condicionan de la propia realidad de la localidad en que están insertos.

La falta de voluntad para establecer una comunicación que permita fortalecerlos colectivamente, el prevenir y/o corregir lo que les afecta como individuos, es muy patética y notoria, en cómo está representada en el sector de las Fuerzas Armadas, de Orden y Seguridad, luego que las respectivas Instituciones asumieran el rol constitucional e histórico de restablecer la paz, el orden y la sana convivencia que afectó al país producto de irresponsabilidades políticas ocurridas en las décadas de los años 60 y 70, lo que derivara, como única salida, en un pronunciamiento militar, acaecido el 11 de septiembre de 1973, que estableció un gobierno cívico militar por 17 años, el que luego de perder su continuidad en un plebiscito, llama a elecciones, lo que culmina con la entrega del poder en forma democrática, el día 11 de marzo de 1990.

Lamentablemente, lejos de obtener un reconocimiento por derrotar a las milicias subversivas terroristas y rescatar al país de las garras del marxismo internacional, dicho personal en retiro es individual e ingratamente perseguido por una justicia que le condena sin un debido proceso, en base a ficciones jurídicas, como el secuestro permanente, la aplicación de leyes con efecto retroactivo y bajo el marco legal del antiguo sistema procesal penal, donde un juez investiga y presenta pruebas condenatorias que él mismo las aprueba y sanciona, sin ninguna garantía para el imputado.

Como resultado de esta forma de aplicar justicia, se encuentran condenados y privados de libertad más de dos centenares de uniformados en retiro de las Fuerzas Armadas, de Orden y Seguridad, muchos de ellos sin haber sido interrogados ni visitados por el juez, y con penas acumulativas que sobrepasan por lejos sus expectativas de vida.

Para los condenados y sus familiares, solo existe la esperanza que un cambio en la conducción política, de lugar a la aplicación de una adecuada justicia, que sea consecuente y consistente con el contenido de la realidad histórica del momento de ocurridos los hechos por los cuales están siendo procesados, permita un debido juicio; y se deje de lado la inhumana venganza política de la que son objeto, la cual, se incentiva al permitirse condenar al Estado de Chile, a pagar millonarias indemnizaciones con cargo a los impuestos que todos pagamos, a quienes aparecen como víctimas y/o sus familiares.

El único aliento que tienen los presos políticos militares, lo reciben de parte de sus familiares, amigos y camaradas de armas, durante las visitas que ellos efectúan en cada uno de los recintos carcelarios donde se encuentran. Ahí se aprecia la entrega de cariño, amor y comprensión, de las que son objeto por pocas horas, durante uno o dos días a la semana, donde en cada ocasión y por ya varios años, han mantenido un ejemplar comportamiento circunscrito sólo alrededor de la mesa en que se reúnen; desaprovechándose la oportunidad de que todos puedan hacer causa común y para exteriorizarla hacia muchos de sus camaradas que, teniendo las facilidades del caso para visitarles, y conscientes de la importancia que para todos tiene la solidaridad, no se motivan en hacerlo.

En la actualidad para aquellos organismos y/o instituciones de personal en retiro que han asumido en su razón de ser, el prevenir, paliar y dar solución a la actual situación que afecta, es relevante captar y nutrirse de la energía y devoción que emana de las visitas a los centros penitenciarios, y ser un factor importante para su proyección y crecimiento, a fin de lograr una masa crítica que les permita ser escuchados con relativo éxito en todas las esferas donde se toman decisiones, constituyendo además, una muy buena carta para lograr el apoyo de sectores afines.

Se rescata el espíritu de cuerpo existente, tanto del sector activo como pasivo de la Defensa Nacional, para conmemorar las gestas históricas, donde la lealtad, disciplina y la obediencia vertical al mando, resultan ser las características y virtudes fundamentales en el accionar de cada uno de los integrantes de las Fuerzas Armadas, sin ellas habría sido muy difícil poder llevar a cabo el Pronunciamiento Militar que evitó la división del país producto de una inminente y sangrienta guerra civil, hacia la cual conducía el régimen marxista de la época, hecho que en forma inconsciente, ingrata, inconsecuente e hipócrita, la clase política ha permitido, con la indolencia de los mandos institucionales, que se desvirtúe y sea causa de una línea divisoria que separa al sector activo y pasivo de las Fuerzas Armadas, de Orden y Seguridad.

Esta situación representa el talón de Aquiles del porqué los miembros en retiro de las Fuerzas Armadas viven la situación que les aqueja, y que, salvo honrosas excepciones, ha permitido quebrar la voluntad de lucha individual y colectiva, que siempre les ha distinguido.

El camino es revertir esta realidad con una actitud que deje de lado los temores y liderazgos egoístas personales, para canalizar la energía que irradian producto de la situación que les afecta, en los colectivos existentes, para que ellos puedan, coordinados y unidos por la causa convocar con éxito acciones que les reivindiquen con la historia y la sociedad.

Se debe hacer presente que los principios, doctrinas y valores, son propias de las tradiciones con que se engalardonan las Fuerzas Armadas, de Orden y Seguridad. No se debe permitir quiebre alguno, producto de aceptar que se establezcan diferencias odiosas, al contrario, se debe cuidar y preservar en el tiempo, la actitud que está consagrada en el juramento a la bandera, para mantener y proyectar en una misma línea el pensamiento, expresión y obra, que históricamente ha demostrado el personal activo y pasivo del mundo castrense.

Lo concreto es que, un sector político férreamente unido por la venganza y el odio heredado post el Pronunciamiento Militar, comete abuso y castiga al personal en retiro que le permitió toda clase de facilidades y nula resistencia al encontrarse segmentado, disgregado en entes desvinculados entre sí (liderazgos individuales, Círculos, Confederaciones, Asociaciones, Multigremios, Grupos de Amigos, Grupos de Familiares, etc.).

La realidad que viven los presos políticos militares, es claro producto de una persecución política que emplea la vía judicial para su cometido, depende exclusivamente de cada miembro del sector castrense, que actúe para que se produzca “el milagro”, por el cual el mundo militar se organice unido por la causa, haga uso del inmenso potencial que tiene la suma de las fuerzas de sus múltiples organizaciones a las que pertenecen, y demuestren que se cuenta con la masa unida suficiente para inclinar a favor la voluntad de sectores políticos afines, como de los mandos institucionales, que son vitales para salir adelante. El cómo, es la prueba de fuego para los líderes, para que con hidalguía, respeto y humildad toquen y abran las puertas del caso.

Valdivia, 20 de junio de 2018

 

LUIS MARCHANT HOTT

Coronel en Retiro

Integrante de la mayoría silenciosa

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