HOMENAJE AL TERRORISMO Y LA VIOLENCIA



HOMENAJE AL TERRORISMO Y LA VIOLENCIA

Por Natalia González 

El martes 9 de septiembre, en el Teatro del Parque Cultural de Valparaíso, y a propósito de la presentación del libro Un paso al frente, de Mauricio Hernández Norambuena, se rindió homenaje al ex frentista, líder de la organización guerrillera Frente Patriótico Manuel Rodríguez, y condenado en Chile y en el extranjero por diversos actos terroristas, secuestros y por el asesinato, en democracia, del senador Jaime Guzmán, entre otros graves delitos.

En el acto, se presentaron diversos números artísticos, incluyendo cantautores, músicos y poetas. Cercanos al frentista, como su hermana, calificaron el encuentro como “uno por la vida y la libertad del condenado”, a quien ella estima, es un “preso político”, cuestión que, si nos apegamos a la verdad y la verdad judicial, evidentemente no es.

Sobre el asunto, en todo caso, cabe recordar que las cosas son lo que son y no lo que se dice que son. Nuestra Carta Fundamental es clara y establece que los delitos terroristas son delitos comunes y no políticos para todos los efectos legales, y que no procederá respecto de ellos el indulto particular. Es pertinente traer esto colación pues el contexto en que se realizó el homenaje y las declaraciones en él vertidas, llevan a asumir que la orientación final del mismo es la promoción de un indulto para el ex frentista.

Habrá quienes puedan enmarcar estos actos y conmemoraciones dentro del campo de la libertad de opinión y expresión, pero la apología que en ellos se efectúa a quien, por medio del miedo y la violencia, intentó poner en jaque el periodo en que Chile transitaba a la democracia, y cometió brutales actos terroristas y criminales, resulta no solo alarmante, sino condenable y una vejación para todos quienes han sufrido las consecuencias de aquellos.

Más aún, no pueden considerarse tolerables cuando ocurren en un recinto del Estado chileno, y organizados por una institución que es financiada con recursos públicos.

En todo caso, no deja de resultar paradojal descansar en la libertad de expresión, erigiendo a Mauricio Norambuena como una figura de “liberación popular” (como lo calificó la Premio Pulsar a Mejor Intérprete 2025, conforme da cuenta la nota que se publica en el propio sitio web oficial del Parque Cultural), en un contexto en que, por muchísimo menos, hoy se hace una batahola y gran controversia respecto de los comentarios duros o insultantes que personas, con identidad oculta o desconocida, efectúan en las redes sociales refiriéndose a los distintos candidatos a la presidencia.

Esos juicios (que, por cierto, quisiéramos que ocurrieran en otros términos en aras del respeto y la sana convivencia en sociedad), se califican como un ataque o grave atentado a la democracia, pero este homenaje al “Comandante Ramiro”, apologético de la violencia, no lo sería en el contexto de la libertad de emitir opinión. Curioso. O delirante, mejor dicho.

Conforme consigna la propia página web del Parque Cultural, un representante del directorio de la Asociación Parque Cultural de Valparaíso, que recibe cuantiosos recursos públicos para operar y que fue la institución organizadora del homenaje, tildó al condenado ex frentista de “luchador incansable” para luego señalar,  que las “historias de encarcelamiento de muchos compatriotas que por solo querer un Chile más justo fueron oprimidos, torturados y desaparecidos cruelmente, arrebatándoles su vida” era relevante para la memoria y el Sitio de Memoria en que se llevó a cabo la conmemoración.

Recursos públicos utilizados para referirse en estos términos al “Comandante Ramiro”, en un intento por reescribir la historia, en circunstancias que ha sido condenado en democracia a doble cadena perpetua y que tanto él, como el Frente Patriótico Manuel Rodríguez, han sido calificados como terroristas por el Departamento de Estado de los Estados Unidos en décadas anteriores, con el afán político, además, de armar una causa para su posible indulto, nuevamente resulta en una falta a la verdad, en un uso indebido de una posición pública, financiada con recursos de todos los chilenos, y en una abierta contradicción a nuestra Carta Magna.

Para qué decir que lo declarado por el integrante del directorio de la Asociación Parque Cultural de Valparaíso, entra en franca pugna con los propios valores que supuestamente profesa y dice seguir y difundir la referida Asociación, entre los que se encuentran la “construcción de una cultura democrática” y “la promoción de los derechos humanos”.

La democracia y sus valores, y la sana convivencia social, suponen acuerdos mínimos en cuestiones básicas. Una de ellas, y como lo señala la Constitución vigente, es que el terrorismo, en cualquiera de sus formas, es en esencia contrario a los derechos humanos.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por Ex-Ante el miércoles 10 de septiembre de 2025.