La coalición contra el yihadismo



La coalición contra el yihadismo

Alvaro Vargas Llosa  Älvaro Vargas Llosa

Director del Centro Para la Prosperidad Global de The Independent Institute, columnista del Washington Post y autor de diez libros. Titulado de Historia Internacional en la London School of Economics,

En 2003,la “coalición de los dispuestos” participó en la invasión de Irak liderada por George W. Bush. Sólo tres países -Reino Unido, Australia y Polonia- tomaron parte en las operaciones militares, aunque luego otros 37 prestaron alguna colaboración a la ocupación. En septiembre de este año, Vladimir Putin convocó a una “gran coalición” contra el “Estado Islámico”. No tuvo eco porque las democracias occidentales prefirieron no caer en el juego de Rusia, cuyo objetivo no se agotaba en el combate contra el “Estado Islámico” y pretendía sostener a Assad, su protegido sirio.

estadoislamico

Los atentados de París -y la confirmación de que el Airbus ruso siniestrado en Egipto había sido objeto de un atentado terrorista- ha modificado las cosas. Hollande, el Presidente francés, acaba de pedir una “gran coalición” de aquellos que “verdaderamente quieren derrotar al terrorismo”. Así, ha quedado constituida la primera línea de esta nueva alianza contra el terror aunque Washington no admita formalmente su existencia. La novedad es que Francia, uno de los países que más objetó en su día la intervención estadounidense en Irak, está hoy entre sus líderes y, lo que es más significativo, Putin, el villano de los últimos años, ha terminado legitimado en su política siria. ¿Cuál política? La de colocar la lucha contra los enemigos de Assad, que incluyen al “Estado Islámico” y otros grupos radicales, como prioridad por encima del cambio de régimen.

De entrada, se perfilan tres grandes diferencias con la “coalición de los dispuestos”. Esta no tiene un sólo líder sino tres aunque todavía no está claro que Estados Unidos asumirá un rol tan activo como el ruso y el francés; aquí los valores liberales y democráticos de los miembros pasan a a segundo plano por la necesidad de incorporar a Moscú; y en este caso el primer vagón de la locomotora europea no es Reino Unido sino Francia, cuyas relaciones con Bush se estropearon en su día por su rechazo a estar entre los “dispuestos”. Lo que está por verse es si esta coalición tendrá éxito.

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