LA IZQUIERDA GANA EN EL EXTRANJERO



LA IZQUIERDA GANA EN EL EXTRANJERO

Por Humberto Julio Reyes

¿Y cuál es la novedad?, pensará quien lea el título de estas líneas.

Ello ocurre, al parecer, invariablemente.

Nuestros compatriotas radicados en otros países se inclinan mayoritariamente por quien representa a la izquierda chilena, sea extrema, de centro o se considere social demócrata.

Habitualmente este resultado fácilmente predecible, como que no parece interesar mayormente a los profesionales de las encuestas, se tiende a atribuir a quienes se exiliaron a partir de 1973 y sus descendientes.

Probablemente sea ése un factor importante, pero, habida cuenta que en su mayoría habitarían en países donde se disfruta de la democracia y el libre mercado, existiría una aparente contradicción en desearnos que no compartiéramos algo similar.

Curioso, ¿verdad?

Imagino que cierta nostálgica admiración por el fracasado proyecto de la Unidad Popular puede llevarlos a que deseen que quienes vivimos en Chile, especialmente los que no conocieron esos 1000 días, tengan derecho también a la oportunidad de disfrutar algo lo más parecido al interrumpido proceso.

Admirable lealtad, ¿o ingenuidad?

Hay que pensar que, si su número no fuera irrelevante, podrían impedir la democrática alternancia en el poder, envidiando desde lejos la suerte de vivir sin la periódica incertidumbre provocada por las elecciones.

Se dirá que están en su derecho, pero ello no parece muy justo cuando quienes sí viven en el país y sufrirán las consecuencias de dichas elecciones, también tienen un derecho, quizás mayor, a que la decisión de algo tan trascendente no se vea afectada por la voluntad de quienes, en última instancia, han elegido no vivir donde nacieron.

A lo ya señalado, agréguese la ideología en la medida que el vivir en democracia no los haya desencantado de las utopías reales.

Pero, después de meditar al respecto, tiendo a pensar que es la desconexión con la situación real de nuestro país el factor que los lleva a apoyar, al parecer sin mayor análisis, al candidato de izquierda, rechazando así, por principio a aquel que sería un continuador de “la dictadura”.

¿Qué habrán pensado al conocer los resultados?

¿Seremos la mayoría los equivocados, incapaces de discernir correctamente?

Me atrevo a pensar que así lo seguirán creyendo, tal como lo pensaban los dirigentes ahora derrotados en las urnas. 

Cuando se habla de hacer autocrítica, aparecen curiosas causales y se omite la más evidente: la mayoría no se siente identificada con sus postulados, así de simple.

Ahí están los datos duros.

16 de diciembre de 25