LOS CANDIDATOS Y MINISTROS MILITARES PARA EL 2026

LOS CANDIDATOS Y MINISTROS MILITARES PARA EL 2026
Por : Richard Kouyoumdjian InglisExperto en Defensa y Seguridad Nacional. Concejal por Las Condes
Según la experiencia internacional, hay restricciones sobre el tiempo que debe pasar antes de poder incorporarse a posiciones ministeriales, a objeto de evitar conflictos de intereses, algo que debiéramos también implementar por acá.
El jueves 24 de julio de 2025 nos sorprendió con la información de que el vicealmirante (r) Alberto Soto Valenzuela va de candidato a senador por la Quinta Region, acompañando al presidente de Republicanos, Arturo Squella, en la búsqueda de dos de los cinco cupos que el Senado tiene disponibles en esa circunscripción electoral para las elecciones a realizarse en noviembre de 2025.
Se van a enfrentar en la derecha con los representantes de Chile Vamos, los locales Arturo Longton y Camila Flores, ambos actuales diputados de RN, fuertes en el interior de la Región de Valparaíso, que ahora van en búsqueda de cupos senatoriales, y que de seguro deben estar reapreciando la situación con esta noticia. Ya veremos cómo los reciben.
Alberto Soto se retiró de vicealmirante en diciembre de 2022 después de una distinguida carrera naval de 40 años, que finalizo como comandante de Operaciones Navales. Hijo de un suboficial mayor naval muy reconocido en el ambiente naval, pasó los dos últimos años en el sector privado como director de operaciones de una cadena de más de 160 locales que cubren de Arica a Punta Arenas, lo que aumentó su experiencia y conocimiento de lo que es el Chile real no naval.
¿Tiene Alberto Soto derecho a ser candidato a senador? Claro que lo tiene. Lleva más de dos años en retiro y, para todos los efectos legales, es un civil. De seguro no se le ha quitado su vocación de servicio, por lo que no es raro que quiera expresarla en el Senado de la República, sumándose eventualmente al general de división (r) Cristian Vial, que también va de candidato republicano al Senado, pero por la Región del Maule.
A ellos se suman, pero en el equipo de seguridad de José Antonio Kast, el contraalmirante (r) Jorge Parga, el general de Carabineros (r) Enrique Bassaletti, que fuera candidato a alcalde de Maipú, y el coronel de Gendarmería (r) Luis González, que fue subdirector operativo de Gendarmería de Chile hasta fines de 2024.
Por otro lado, Johannes Kaiser también anunció la incorporación del general de división (r) Luis Felipe Cuellar, que salió a retiro en diciembre de 2024, como responsable en su campaña de los temas de seguridad y defensa, y que, de resultar electo Kaiser, asumiría como biministro de ambas carteras. Es conocida la cercanía de Johannes con lo castrense, habiendo sido cadete militar. Se esperaba una designación del tipo recién mencionada y no sería de extrañar que hubiese más prontamente, tanto en su equipo como en lo que a candidatos al Senado y Cámara de Diputados se refiere.
No es de extrañar que haya interés en atraer oficiales generales en condición de retiro, provengan de las Fuerzas Armadas, de las policías o Gendarmería. La situación de inseguridad que vive Chile hace que los busquen, y, por otro lado, muchos de ellos felices de seguir contribuyendo, porque aún son jóvenes y tienen el tiempo y la energía para hacerlo, además de la experiencia y conocimiento del Estado de Chile.
El interés por lo militar se ha manifestado principalmente en Republicanos y el Partido Nacional Libertario, colectividades más nuevas y con menos equipos. Chile Vamos y su candidata nunca han sido muy de meter militares y policías en posiciones de gobierno, excepto en la Subsecretaría de Defensa Nacional. Prefieren reciclar a quienes fueron diputados o senadores, o bien usar los muchos abogados que trabajaron en los dos gobiernos de Sebastián Piñera, o los profesionales que se formaron en seguridad en esos gobiernos.
Desde hace un tiempo que la UDI, RN y Evópoli buscan no tener relación con lo que fue el gobierno militar, lo que parezca militar, y, lo que es más, no se sienten cómodos invirtiendo en defensa, ya que su mentalidad económica les hace difícil tener una visión de Estado en la materia, pues no aprecian amenazas estatales a la soberanía, el territorio o al interés nacional, debiendo –según ellos–, producto de la insegura realidad que vivimos, las Fuerzas Armadas ser utilizadas en labores de seguridad interior, pero sin que ellos asuman los costos judiciales o la responsabilidad de hacerlo.
Los partidos de izquierda, centroizquierda o de centro en tiempos recientes no han sido del interés de los uniformados en retiro, lo que hace que las incorporaciones recientes a los equipos de Kast y Kaiser generen ciertas incomodidades, por cierto, en el Gobierno actual, y en quienes respaldan a Jeannette Jara, lo que no es bueno para las instituciones, no ayudando a la percepción de que son apolíticas y de todos los chilenos.
La idea de que el mundo militar está controlado por la derecha económica y política es incorrecta. Es más, la experiencia de antaño con gobiernos como el de Alessandri o las más recientes con Piñera, no son positivas. El mundo militar no se ha sentido cómodo con ellos, ya que tienden a ser apatronados en la relación con las Fuerzas Armadas y las policías. Está claro que puede haber comunidad de intereses en lo valórico y en lo religioso, pero otra cosa es decir que son cercanos.
Para las instituciones castrenses los mejores gobiernos recientes son los de Frei hijo y Ricardo Lagos, quienes permitieron su desarrollo, entendían su rol y contribución al Estado. En cambio, el primer Gobierno de Piñera es lo peor que les ha pasado, los edecanes desterrados al subsuelo, y reapertura de casos de derechos humanos que tienen a muchos complicados. Es la situación de inseguridad lo que las ha acercado al mundo de la derecha, como también que los busquen y haya interés en ellos.
Para ir cerrando, la experiencia comparada indica que en países como los Estados Unidos de Norteamérica o en el Reino Unido es normal que exmilitares se incorporen al Gobierno o busquen posiciones de elección popular, pero en ambos casos están bastante bien distribuidos entre los partidos dominantes, republicanos o demócratas en un caso, o conservadores o laboristas en el otro, existiendo en el caso del país del norte restricciones sobre el tiempo que debe pasar antes de poder incorporarse a posiciones ministeriales, a objeto de evitar conflictos de intereses, algo que debiéramos también implementar por acá.
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