Mueva Constitución
Mueva Constitución
02/11/2023
¿VOTAR POR TEMOR O FASTIDIO?
Principal motivación para optar entre alternativas mutuamente excluyentes.
Por Humberto Julio Reyes
Las recientes primarias “allende los Andes” y el parcialmente sorprendente resultado llevaron a varios analistas y comentaristas del quehacer político a aventurar diversas explicaciones para lo sucedido, así como adelantar la posible distribución de votos de la perdedora, en el próximo ballotage.
Conviene tener presente que, en forma previa, un escenario daba como perdedor al candidato oficialista (prescindo de los dos que no tenían chance) y otro daba como ganador en primera vuelta a Milei, sin embargo, este último resultó segundo, frente a un sorprendente ministro de economía que repuntó en relación con las encuestas.
Pero lo pasado ya está pasado y, por ello, prefiero detenerme en lo que vendrá.
En opinión de expertos (yo no lo soy) existirían dos factores que inclinarían la balanza en el ballotage: el miedo “al loco Milei” de los sectores más conservadores y el fastidio, ellos lo llaman “bronca”, respecto a la conducción de los actuales gobernantes.
Ello hace pensar, a priori, en un resultado estrecho, pero eso lo sabremos ya cuando nosotros debamos votar por el nuevo texto constitucional que se nos propondrá.
Así, aventuro que estos dos factores que motivan el título estarán presentes cuando cada uno deba marcar su preferencia.
Me refiero a este tercio que dio la sorpresa el 4 de septiembre, ya que está claro que los partidarios del gobierno, obedientemente, se opondrán a aprobar el proyecto. Ya conocemos sus opiniones.
Otro tercio, siguiendo a sus líderes políticos, votaría por aprobarlo. Hasta ahí virtual empate.
Vuelvo al tercio que debiera decidir y la forma en que el temor o el fastidio podrían influenciarlo en su decisión.
El temor puede referirse a las amenazas no tan veladas de caer en una espiral de violencia igual o peor que lo ya sufrido; o a “la pérdida de derechos” asociada al nuevo texto en opinión de sus detractores y que una creativa socialista llama “Kastitución”; también a prolongar la incertidumbre asociada a un proceso interminable.
Como bien dice el dicho “el miedo es cosa viva”, de ahí que resulte comprensible el intento de un pintoresco personaje político, que hoy oficia de presidente de un partido en virtual extinción, de comenzar una campaña del terror como las que habitualmente se atribuyen a la derecha “temerosa de perder sus fueros”.
El fastidio, por otra parte, puede ser forma de sancionar una sostenida conducta del gobierno que se estima perjudicial para nuestro desarrollo y seguridad; también como un “basta” a seguir priorizando un proceso que no ha estado exento de críticas de todos los sectores; finalmente por la justa aspiración de abocarse, de una vez por todas, a los temas que la ciudadanía estima como más importantes y que han sido sistemáticamente postergados en espera de una constitución de no sea “ilegítima de origen”, aunque su letra no lo sea; tampoco se debiera ignorar el efecto nocivo en las ventas del comercio establecido al elegir una fecha tan próxima a la Navidad.
En mi caso particular y sin sugerirle a usted, estimado lector, que comparta mi punto de vista, el temor solamente podría asociarlo a la prolongación de la incertidumbre en caso de rechazo y pesan mucho más aquellos aspectos que por años han fastidiado mi existencia, como los que he mencionado previamente.
También, y en forma naturalmente subjetiva, podré ir registrando mentalmente si las declaraciones de nuestros dirigentes políticos me producen temor, fastidio o algún sentimiento positivo. Ello debiera ayudarme a inclinar la balanza en la dirección correcta el próximo 17 de diciembre.
1° de nov. de 23
POLÍTICA Y PARTICIPACIÓN SOCIAL
Hablemos de la realidad política chilena, aquí, ahora y en el pasado reciente, la que hemos conocido, vivido y sufrido.
Se dice que el sistema político es una estructura institucional que organiza y operativiza la participación de los ciudadanos para la conducción del estado.
La solución se basa en la idea de que dado que la ciudadanía es muy numerosa, diversa y anárquica, es necesario un sistema en que su participación sea a través de la intermediación de Políticos Profesionales de tiempo completo, constituidos en Partidos Políticos estructurados y organizados de acuerdo a la Ley y a sus estatutos propios; agrupados según Ideologías, para que ellos ofrezcan
alternativas para el manejo de los asuntos públicos que interesan tanto a los ciudadanos como a la Comunidad o Interés Nacional. Esta representación se produce mediante mecanismos de Elecciones periódicas, secretas e informadas mediante la cual los ciudadanos designan a su representantes, de entre los candidatos propuestos por el Partido.
Los presupuestos constituyentes de esta solución han sufrido cambios sustantivos que han llevado a que la representación política de la ciudadanía sea crecientemente deficiente, poco o nada representativa, ausente de fiscalización, creciente autonomización de los representantes y control por parte de los Partidos.
Veamos algunos cambios: Los candidatos son designados por los Partidos con escasa o ninguna participación ciudadana y ella incluye factores ajenos como intereses de grupo particulares y de la burocracia del Partido. Los ciudadanos no conocen ni tienen comunicación fluida con sus Representantes y menos aún capacidad para fiscalizar y evaluar su desempeño o trasmitir sus preferencias o necesidades. La lealtad y compromiso fundamental del representante no es hacia sus representados sino hacia el Partido. La dificultad para acceder a la expresión personal de los ciudadanos y de proveer información completa, verificable y actualizada por parte de los Representantes directamente a los ciudadanos ha sido resuelta hace ya tiempo con los sistemas de comunicación social y de masas digitalizados existentes, potenciados ahora por la Inteligencia Artificial y los mecanismo de
Transparencia de la Información. La ciudadanía puede participar y dar su opinión informada en mucho mayor número, calidad y oportunamente, así como plantear preguntas y requerir información y ese volumen de tráfico puede ser manejado en forma rápida y precisa. Las ideologías políticas han muerto. Las ideologías actuales son sistemas de creencias de grupos sociales para el resguardo y promoción de sus intereses. Más específicamente, la ideología es la base axiomática de algunos sistemas de creencias, esto es, una serie de creencias de tipo general/abstracto y de difícil variación. Son el conjunto de puntos nodales alrededor de los cuales se estructuran las creencias a través de las que se ve, piensa y actúa sobre el mundo.
En su momento de mayor esplendor constituyeron esquemas mentales integrales que reemplazaban el análisis de los problemas a resolver mediante la aplicación mecánica de un esquema mental pre concebido que reemplazaba el raciocinio en beneficio de los pre – juicios elegidos ex – ante.
Hoy, la ideología se mantiene presente solo en los partidos marxistas mas tradicionales y han sido abandonados por los demás grupos políticos que los mantienen solo como excusas más o menos articuladas para su uso funcional a sus preferencias o conveniencias.
La Institucionalidad política vigente: Ideología, Partido, Grupo gestor y Controlador del Partido, Burocracia del Partido y Ciudadanos es un sistema obsoleto, agónico y carente de legitimidad.
En vez de ayudar a la presencia de los ciudadanos en la política, se han constituido en organismos oligárquicos que se han apoderado de las “máquina” en beneficio de sus intereses particulares. Inhibiendo por completo la participación de la sociedad en el manejo de las cuestiones que les interesan.
Para avanzar hacia una democracia real necesitamos complementar la democracia representativa actual con más democracia directa, participativa y deliberativa en un sistema virtuoso de control del poder político.
Fernando Thauby García
Melosilla, 1° de Noviembre de 2023
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