PIÑERA & TIRONI: ¿QUIÉN MIENTE?
PIÑERA & TIRONI: ¿QUIÉN MIENTE?
Del Blog del Patriota Slater:
¿Quién está mintiendo?
En las últimas semanas, ha surgido un debate entre dos visiones completamente opuestas sobre la situación en la que se encontraba el Estado chileno al momento del cambio de gobierno en marzo de 2022. Por un lado, el expresidente Sebastián Piñera, en su discurso de despedida, aseguró que dejaba una sólida base financiera para la administración entrante de Gabriel Boric, con cifras millonarias disponibles en cada uno de los ministerios. Esta afirmación, sin embargo, ha sido ampliamente cuestionada en la opinión pública, dado que su gobierno enfrentó múltiples crisis que han dejado huella en la historia reciente del país.
Por otro lado, Eugenio Tironi, sociólogo y reconocido analista político, sostiene que Piñera dejó a Boric un Estado “arruinado”, con graves problemas estructurales, especialmente en el ámbito de la seguridad, y una situación económica debilitada. Tironi, un exmiembro del MAPU, tiene una inclinación clara hacia la izquierda. Para aquellos que no estén familiarizados, el MAPU nació como una escisión del Partido Demócrata Cristiano en 1970, cuando un grupo de militantes insatisfechos con el enfoque ideológico del partido decidió adoptar el marxismo y formar su propia colectividad, que se uniría más tarde a la coalición de partidos de izquierda Unidad Popular.
A pesar de su trayectoria ideológica, Tironi ha sido columnista en El Mercurio, un diario tradicionalmente asociado con la derecha económica, aunque también es cierto que El Mercurio ha abierto sus páginas a otras voces de izquierda, como Agustín Squella y Carlos Peña. Este último parece tener una omnipresencia en sus páginas, apareciendo en múltiples secciones del diario, lo que genera suspicacias sobre el alcance de su influencia. Dicho esto, la crítica de Tironi sobre el legado de Piñera se centra en lo que él describe como la mala gestión de un Estado que dejó a Chile en una situación vulnerable.
Entonces, surge una pregunta inevitable: ¿Dejó Piñera una “herencia” millonaria que Boric debería aprovechar? O, más bien, ¿quedó el país en una crisis profunda, heredada por el nuevo gobierno? A continuación, analizaremos ambos puntos de vista, los hechos disponibles y el contexto político actual.
Las palabras de Piñera: ¿Herencia millonaria o problemas acumulados?
Al finalizar su mandato en marzo de 2022, Sebastián Piñera hizo hincapié en que su administración dejaba al país con cuentas en orden y reservas fiscales considerables, mencionando más de 20 mil millones de dólares en reservas internacionales. A simple vista, esta declaración parece sugerir que Piñera dejaba una herencia económica positiva para el gobierno de Boric. Sin embargo, esta “herencia” financiera no ha sido defendida con vigor por su sector político, que hoy parece más preocupado por escándalos filtrados a la prensa y por su propio descrédito, que por proteger el legado de Piñera.
Más allá de las cifras, es necesario contextualizar lo que enfrentó su gobierno: desde la pandemia del COVID-19, pasando por el estallido social de 2019, hasta la crisis migratoria y la militarización de las fronteras. La imagen de Piñera ha quedado marcada por momentos controvertidos, como la foto junto al monumento de Baquedano destruido o su frase “estamos en guerra”. Además, en pleno estallido social, mientras el país se desmoronaba, Piñera fue sorprendido comiendo pizza con sus nietos, lo que fue visto por muchos como un gesto de desconexión con la realidad que vivía el país.
A pesar de los intentos de controlar la economía y aumentar el consumo durante su mandato, los problemas sociales y de seguridad fueron acumulándose, lo que dejó a su sucesor, Gabriel Boric, con desafíos significativos. Si bien Piñera intentó mostrar un panorama positivo al final de su administración, su “herencia” se ha debatido más en términos de los problemas que enfrentó, que de los logros que dejó.
La versión de Eugenio Tironi: Un Estado en crisis.
Eugenio Tironi, por su parte, no vacila en criticar la gestión de Piñera. Según su visión, el expresidente dejó a Gabriel Boric un Estado en ruinas, no solo con problemas financieros, sino también con una crisis de seguridad sin precedentes. La delincuencia, el narcotráfico y la violencia en zonas como La Araucanía fueron solo algunos de los problemas que, según Tironi, el gobierno de Piñera no supo controlar.
Tironi ha destacado su admiración por Gabriel Boric, a quien considera el líder de una “nueva izquierda” en Chile. Según Tironi, Boric se destaca por su capacidad para moverse en la “cocina política”, manejando hábilmente las negociaciones. No obstante, queda una duda importante: ¿se alinearán los comunistas y los sectores más radicales de la izquierda con esta nueva visión moderada, o podrían generar tensiones internas que pongan en riesgo la estabilidad democrática? Esta es una pregunta que está en el aire y que podría definir el futuro de la coalición gobernante.
Por supuesto, El Mercurio no ha sido el único medio en donde Tironi ha expresado sus opiniones. Como mencionamos antes, Carlos Peña, uno de los exponentes más visibles de la izquierda liberal, tiene una presencia casi ubicua en las páginas del diario, lo que plantea interrogantes sobre la influencia ideológica en ciertos medios. Pero más allá de las polémicas sobre los columnistas, la crítica de Tironi hacia Piñera se centra en el fracaso de su administración para enfrentar problemas fundamentales del país, lo que, según él, dejó a Boric con un escenario mucho más complejo del que Piñera intenta proyectar.
El debate actual: ¿Legado o crisis?
Atribuir la crisis actual solo a la administración de Piñera sería ignorar el contexto más amplio en el que gobernó. Las tensiones sociales que explotaron en 2019 venían gestándose desde años antes, incluyendo el segundo gobierno de Michelle Bachelet, que también dejó problemas significativos en términos de economía y gobernabilidad. La administración de Piñera, por su parte, tampoco pudo resolver estos problemas de manera efectiva, y las diversas crisis que enfrentó agravaron una situación ya compleja.
Sin embargo, el actual gobierno de Boric tampoco ha estado exento de críticas. En su intento por distanciarse de la gestión de Piñera, el gobierno ha centrado gran parte de su narrativa en culpar al gobierno anterior por la situación actual. Esto, en muchos casos, ha servido como una estrategia para eludir su propia responsabilidad en la gestión de la seguridad, la educación, la salud, las pensiones y la economía. Además, en su afán de neutralizar a sus adversarios políticos, el gobierno de Boric ha aprovechado el vacío de liderazgo que dejó Piñera, y la desorganización de Chile Vamos, para ganar terreno político.
Conclusión: La verdad detrás de las palabras.
En última instancia, la pregunta sobre si Piñera dejó una “herencia millonaria” o un Estado en ruinas tiene respuestas ambiguas, ya que ambas narrativas contienen algo de verdad. Si bien Piñera intentó destacar su legado en términos de estabilidad financiera, no podemos olvidar los múltiples problemas sociales y de seguridad que dejó sin resolver. Por su parte, Tironi ha centrado su crítica en estos problemas estructurales, aunque también tiene razones ideológicas para hacerlo.
El gobierno de Boric enfrenta un panorama complejo, y aunque intenta distanciarse de la administración anterior, debe demostrar si realmente puede gestionar los problemas actuales sin recurrir a culpar indefinidamente a su predecesor. La verdadera prueba para Boric será mostrar resultados en áreas críticas como la seguridad y la economía, mientras equilibra las tensiones internas de su coalición política.
Sin embargo, parece que Boric no está trabajando únicamente para enfrentar los problemas actuales de Chile. Más bien, todo indica que está enfocando sus esfuerzos en construir un proyecto político que le permita, en cuatro años, volver a ser candidato a La Moneda. Esto plantea un desafío importante para los chilenos que no quieren enfrentarse a una situación similar a la de la “Bachelet 2.0”. De cara a las elecciones presidenciales de diciembre de 2025, es fundamental tener claridad sobre a quién elegiremos. Un personaje de derecha con ideas progresistas, como los que nos quiere vender El Mercurio, difícilmente será quien logre impedir la continuidad de este proyecto, y mucho menos el que abra las investigaciones necesarias para responsabilizar a la actual administración por el desastre en que hoy se encuentra el país, y por el asalto a las arcas fiscales a través de proyectos y fundaciones de dudosa procedencia.
En cambio, si elegimos a quienes hoy intentan “hacer el servicio”, dedicando su tiempo a recuperar y fortalecer el “Bien Común” de los más necesitados y vulnerables, estaríamos favoreciendo a ciudadanos con espíritu de verdaderos Patriotas, Republicanos, y pragmáticamente ateos sobre la corrupta y vieja casta política. Habría esperanzas para mejorar. Podríamos desmantelar la corrupción, iniciar las investigaciones necesarias, terminar con el financiamiento ilegal de la política y, sobre todo, recuperar los niveles de seguridad que den confianza para la inversión y el desarrollo.
La clave está en elegir a políticos nuevos y comprometidos, capaces de respetar y proteger la democracia, pero sobre todo, de priorizar el bienestar de Chile y su gente. Esto significa poner de lado los intereses partidistas y las ambiciones personales, para centrarse en lo que realmente importa: mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, fortalecer las instituciones y garantizar un futuro de seguridad y prosperidad. Un liderazgo que escuche, actúe y responda a las necesidades reales de los chilenos, en lugar de perpetuar la corrupción y los juegos de poder que han llevado al país a esta situación crítica.