POLÍTICA, GOBIERNO y FF.AA.



POLÍTICA, GOBIERNO y FF.AA.

*CONFLICTO DEL BEAGLE:*

Veteranos del ’78: Héroes olvidados y la vergüenza del presente

_”…Hace 40 años, estos jóvenes soldados se prepararon para lo peor. Estuvieron listos para dar su vida por Chile en las trincheras de Pino Hachado, Punta Arenas y las Islas Nueva, Picton y Lennox. Sin embargo, hoy no reciben más que indiferencia por parte de un gobierno que parece incapaz de gestionar incluso las tareas más básicas…”_

Veteranos del ’78: Héroes olvidados y la vergüenza del presente

Opinion
Veteranos del ’78: Héroes olvidados y la vergüenza del presente
Por Christian Slater Escanilla, Coronel (R) del Ejército de Chile.
Última actualización 27 Nov, 2024 0

En agosto de 2018, tuve la oportunidad de compartir una carta publicada en este mismo medio, en la que recordaba con orgullo y gratitud la gesta de los «Veteranos del ’78». Hombres jóvenes que, con menos de 20 años y en condiciones extremadamente precarias, defendieron con valor la soberanía de Chile durante el Conflicto del Beagle. La respuesta a esa carta fue abrumadora. Veteranos, reservistas y ciudadanos compartieron sus recuerdos, llenos de emoción y patriotismo, destacando la camaradería, el sacrificio y la determinación que los unió en aquellos días cruciales para nuestra nación.
Permítame, Señor Director, agradecerle nuevamente por haber dado espacio a esa carta hace seis años. En ese entonces, su publicación permitió mantener viva una parte fundamental de nuestra historia. Hoy, me veo obligado a escribirle nuevamente, no solo para rendir homenaje a esos héroes olvidados, sino también para criticar con dureza al Gobierno actual que, por un mal mañejo político, prefirió resaltar las diferencias del momento y no los acontecimientos históricos.
Es indignante que, mientras disfrutamos de una paz que no fue lograda por los políticos, sino por el firme liderazgo de un Gobierno Militar que evitó una guerra devastadora, los «Veteranos del ’78» sean relegados al olvido. Más aún, resulta vergonzoso que, en lugar de conmemorarlos, el Presidente Boric y su gobierno estén sumidos en una interminable cadena de escándalos de corrupción, acusaciones de delitos sexuales, nepotismo y amiguismo. Han convertido al país en un espectáculo de ineptitud y caos político, mientras la agenda de gobierno se reduce a derrotas y más escándalos.
Hace 40 años, estos jóvenes soldados se prepararon para lo peor. Estuvieron listos para dar su vida por Chile en las trincheras de Pino Hachado, Punta Arenas y las Islas Nueva, Picton y Lennox. Sin embargo, hoy no reciben más que indiferencia por parte de un gobierno que parece incapaz de gestionar incluso las tareas más básicas. En lugar de honrar su memoria, el Presidente y su círculo más cercano parecen más preocupados por sobrevivir políticamente, gastando más energía en ocultar sus propias faltas que en gobernar.
¿Qué mensaje estamos enviando al ignorar esta fecha y a quienes protagonizaron uno de los mayores logros diplomáticos de nuestra historia? Mientras en otros países se honra a quienes han servido con valor, en Chile se mantiene una indiferencia hacia estos veteranos, quienes, en su mayoría, eran jóvenes de menos de 20 años, con solo unos meses de entrenamiento y equipados con lo mínimo. Esos mismos jóvenes, bajo la lluvia y el frío, con fusiles y corazones llenos de patriotismo, estuvieron listos para sacrificar sus vidas en defensa de nuestra patria.
Es inevitable recordar los comentarios que acompañaron mi carta de 2018. Uno de ellos decía: «Las nuevas generaciones no tienen idea del patriotismo que sentimos los que, bajo juramento, estábamos dispuestos a dar la vida por Chile». Esa frase resuena con fuerza hoy, en un país donde el patriotismo ha sido reemplazado por la desidia, y donde los valores que esos hombres defendieron parecen haber sido barridos por una generación política que no comprende ni respeta nuestra historia.
Otro veterano comentó: «Fuimos menos, pero muy fuertes y capacitados para resistir. Estábamos preparados para todo, con mandos que sabían tratar al personal». ¿Puede decir lo mismo el gobierno actual? ¿Puede alguien, en su sano juicio, considerar que la actual administración tiene la capacidad, el carácter y el liderazgo para enfrentar los desafíos de un país que se tambalea entre la incertidumbre y el desgobierno?
Señor Direc

tor, le pido nuevamente su colaboración para que esta carta encuentre un espacio en su medio. Los «Veteranos del ’78», más allá de nuestras odiosas diferencias políticas, merecen más que un agradecimiento; merecen que su legado sea honrado, que su historia sea conocida y que sus valores sirvan como ejemplo para las nuevas generaciones.
Además, como chileno y testigo de la historia, lo invito a que su medio siga alzando la voz por aquellos que la sociedad, los políticos y los gobiernos intentan olvidar. En su rol de defensor de la verdad y de la memoria histórica, usted puede contribuir a devolverles a estos soldados el reconocimiento que merecen.
Chile no puede permitirse olvidar su historia ni a quienes la escribieron con sacrificio. Y tampoco puede continuar en manos de una administración que representa la antítesis de los valores que esos soldados encarnaron: honor, disciplina, lealtad y amor por la patria.

 

 

Reflexiones a los 40 años del TPA

Con Argentina funciona respetar los tratados, y tener Fuerzas Armadas bien equipadas y entrenadas para hacerlos respetar. Si hacemos eso y ellos se portan bien, podemos ser buenos vecinos, y vivir en paz y amistad.

por Richard Kouyoumdjian27 noviembre, 2024

Credit: @Minrel_Chile

El 29 de noviembre de 1984 se firmó en la Ciudad del Vaticano ante el Papa Juan Pablo II, el Tratado de Paz y Amistad (TPA) entre Chile y la Argentina. Por nosotros firmó el canciller Jaime del Valle, y por los transandinos el ministro de Relaciones Exteriores y Culto Dante Caputo.

El TPA fue aprobado y promulgado por los respectivos poderes legislativos y ejecutivo en el segundo trimestre de 1985, con lo cual quedan plenamente vigentes y en ejecución. Cabe notar que, en el caso de Argentina, antes de la firma del 29, se realizó días antes un plebiscito no vinculante en que votó el 72% del padrón electoral, sacando un 81% de aprobación. Estuvieron en contra la derecha que apoyó a los militares en el llamado proceso de reorganización nacional, y, por otro lado, buena parte del peronismo boicoteó la consulta. Para Alfonsín era importante contar con un piso político antes de ir adelante, y en ese sentido, pudo firmar sin problemas y con la tranquilidad de que tendría después la aprobación legislativa que se tendría que inclinar ante la voluntad del pueblo. Como dato anecdótico está en que el apruebo sacó su más baja votación en la provincia de Tierra del Fuego.

Por qué detallo lo anterior, lo hago porque independiente de que la derrota en las Falklands en el 82 evidentemente facilito que aceptaran firmar un acuerdo del tipo TPA, ya que saca a los elementos duros de la negociación, el pueblo argentino llevaba generaciones siendo educado bajo las ideas del almirante Segundo Storni en que el Beagle era de ellos, que la Argentina era para el Atlántico y Chile para el Pacífico, y que por ende la Península Antártica les pertenecía. Había que venderles la idea de que estaban cediendo soberanía a cambio de la paz con Chile, algo que en 1984 podía ser considerado valioso, estimando este columnista que antes o después habría sido difícil llegar a un acuerdo como el que se firmó porque el interés nacional de ese país es siempre y sigue siendo empujar más al sur y más al oeste, algo que en los años posteriores ha vuelto a aparecer con cierta fuerza particularmente en lo relativo a espacios marítimos australes y en lugares como Campos de Hielo Sur.

Independiente de los esfuerzos diplomáticos realizados por las cancillerías de ambos países para llegar a un acuerdo, me parece que los siguientes conceptos indicados por el Papa Francisco en la ceremonia del lunes 25 de noviembre de 2024 realizada en el Vaticano reflejan el espíritu del TPA del 84:

  1. Buscar un acuerdo que fuera considerado por las partes como satisfactorio, justo, equitativo y honorable, y pongo el acento en el último concepto, ya que era la clave para que los argentinos aceptaran,
  2. Que es un tratado de Paz y Amistad, que es más que un cese al fuego o un acuerdo provisorio. El TPA busca zanjar definitivamente las diferencias que habían respecto de la cuestión del Beagle y aspectos relacionados, y
  3. Que buscaba desarrollar una amistada entre los países, algo que ha demostrado ser un poco más difícil de desarrollar a pesar de que en algunos momentos se lograron algunos avances.

Evidentemente ayudó a llegar a acuerdo no sólo la derrota que sufrieron los argentinos el 82, sino que también el incremento en capacidades aéreas y navales por parte de Chile, las que llegaron como compensación por la ayuda que le dimos a los británicos en la reconquista de las Falklands.

También fue de ayuda el que las Fuerzas Armadas chilenas no bajaron la guardia después de diciembre del 78, en donde les mostraron los dientes a los argentinos, manteniendo un alto grado de alistamiento, el que se reforzó en 1982 cuando los argentinos invadieron las Falklands, ya que bien sabíamos que, si eso les resultaba, había altas probabilidades que volvieran a intentar colocar presión sobre Chile o repetir lo de fines del 78.

La historia con Argentina nos enseña que resulta con ellos y ayuda a la convivencia ser duros y claros, no pagando el ser buenistas o entreguistas. Funciona respetar los tratados, y tener Fuerzas Armadas bien equipadas y entrenadas para hacerlos respetar. Si hacemos eso y ellos se portan bien, podemos ser buenos vecinos, y vivir en paz y amistad.

Y para finalizar, claramente no ayuda actitudes infantiles como las demostradas recientemente por los líderes de ambas naciones, dejando al Papa Francisco solo con el canciller Van Klaveren, el embajador argentino y diplomáticos presentes. El TPA del 84 no se cuida solo, hay que ayudarlo, ya que de lo contrario sólo pasa a ser letra muerta.

En memoria de los diplomáticos y militares que lograron llevar a la Argentina a la mesa de negociaciones, que se aseguraron de que no la dejara, y por, sobre todo, que aceptara firmar el Tratado de Paz y Amistad el 29 de noviembre de 1984.

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Richard Kouyoumdjian

Experto en Defensa y Seguridad Nacional