POLÍTICA Y GOBIERNO:



POLÍTICA Y GOBIERNO:

Y no paran de robar:

El cuadro donado a la Municipalidad de Ñuñoa que Emilia Ríos se llevó a su casa cuando abandonó el municipio y el reclamo del artista de la obra

En octubre de 2023 un vecino de la comuna de Ñuñoa le regaló un cuadro a la Municipalidad. Para la ocasión, el equipo de la entonces alcaldesa tomó fotografías y difundió la donación en redes sociales. Cuando Emilia Ríos perdió la reelección, el cuadro desapareció de las instalaciones del municipio. En respuesta a las preguntas de The Clinic, desde el equipo de la actual subsecretaria de Deportes aseguraron que por un error se lo llevó, pero que está dispuesta a devolverlo.

Por Nicolás Cerpa

Felipe Carvajal Brown, ingeniero en construcción y ñuñoino de toda la vida, desarrolló en los últimos años una pasión por el arte que lo llevó a hacer más de 15 obras de distintos personajes y situaciones históricas. Por el cariño que le tiene a la comuna donde creció, le dijo a The Clinic, tomó la decisión de donar uno de sus cuadros a la Municipalidad de Ñuñoa.

La obra —avaluada, según él por ventas previas de otros cuadros, en unos US$400— está inspirada en Inés Erazo Corona, vecina e hija ilustre de la comuna, quien fue una destacada activista chilena que luchó por los derechos de las mujeres a principios del siglo XX.

Para cumplir su cometido solicitó una audiencia con la alcaldesa de ese entonces, Emilia Rios (Frente Amplio), a través del portal de Ley del Lobby. Su objetivo era entregarle personalmente el cuadro. Dentro de la solicitud, fue claro en expresar que la obra era un regalo para la Municipalidad de Ñuñoa para mostrar su gratitud y agradecimiento a la figura de Erazo, por lo hecho años atrás.

La audiencia fue aceptada y la cita se concretó el 10 de octubre de 2023. Ese día Carvajal llegó hasta la oficina comunal para entregar el obsequio. El equipo de la alcaldesa tomó fotos protocolares para las redes sociales y se grabó un video con la alcaldesa conversando con el ingeniero y enseñando el cuadro en detalle.

Cuadro de Inés Erazo.

En julio de 2024, un funcionario cercano al autor de la obra le envió una fotografía de la obra como respuesta a la pregunta de él: ¿Qué había sido del cuadro? Cuando el 29 de agosto de 2024 The Clinic visitó las oficinas de Ríos en la municipalidad, el cuadro seguía adornando una de sus paredes.

El domingo 27 de octubre del año pasado finalizó la doble jornada de elección de alcaldes, y Emilia Ríos perdió por estrecho margen la reelección por Ñuñoa. Obtuvo el 45,93% de los votos, versus el 46,69% que logró el candidato de la derecha, Sebastián Sichel. La diferencia fue de 1.215 votos.

 

 

Corrupción:

 

 

 

 

¿Cardenal del pueblo?

Un cardenal, al contrario de lo que deja entender la denominación que a Silva Henríquez se le ha dado, debe ser el cardenal de todos.

por Gonzalo Ibáñez11 abril, 2025

Credit: Imagen aparecida en el sitio https://www.uc.cl/noticias

La prensa ha informado que, en uno de los campus de la Universidad Católica en Santiago se ha inaugurado, por las más altas autoridades de esa casa de estudios, un busto del cardenal Raúl Silva Henríquez, denominándolo el “Cardenal del Pueblo”.

Sorprende esa denominación. Desde luego, porque “pueblo” es un nombre conflictivo y equívoco. Recordemos que don Raúl Silva fue Cardenal de Santiago entre 1961 y 1983 y que, durante los primeros años de su episcopado, hasta 1973, el nombre “pueblo” se utilizó con una clara connotación ideológica de carácter marxista para incitar a la lucha de clases. Según esa ideología, “proletariado” o “pueblo” eran nombres que designaban a aquellos que, según ella, carecían de todo bien y que se enfrentaban a propietarios que sólo intentaban explotarlos. Por lo tanto, si se era del pueblo no se podía ser de los que estaban al frente. Entre ellos, eran enemigos irreconciliables. ¿Es éste es el sentido que se da al nombre “pueblo” cuando se dice que el cardenal Silva Henríquez era el cardenal del pueblo?

Cabe recordar, por lo demás, que allí donde triunfaron quienes, en esta hipótesis, se decían representantes de ese pueblo ideológico, el pueblo de aquellos efectivamente desposeídos y vulnerables, sufrió como nunca antes. El resultado miserable de los experimentos marxistas a lo largo y ancho del mundo así lo atestigua. Pensemos, ahora, nada más en Cuba y Venezuela.

En el período de este cardenal, hasta 1973, en Chile también se ensayó un experimento de este tipo que contó con el apoyo de amplios sectores eclesiásticos, todos actuando bajo la mirada benevolente de esta autoridad. Incluso, el uso de la violencia para el triunfo de la ideología marxista recibió también la “bendición” de muchos eclesiásticos sin que este cardenal se pronunciara en serio contra ellos. Recordemos, desde luego, cómo su relación con la Universidad Católica comenzó con un acto de violencia, esto es, la toma de la Casa Central que realizó un grupo de estudiantes para abatir al rector de entonces y sustituirlo por Silva Henríquez.

También corresponde recordar que, en esa misma Universidad, en 1968, se traicionó al Papa Paulo VI, cuando profesores de la Facultad de Teología salieron a enseñar acerca de cómo se podían desatender las enseñanzas del pontífice contenidas en su Encíclica Humanae Vitae, que prevenía de los malos resultados individuales y sociales por el uso de los métodos anticonceptivos artificiales. El cardenal, ya gran canciller de la Universidad, dejó hacer, dejó pasar. Los resultados los tenemos a la vista: en Chile se ha desplomado la natalidad. Chile se queda sin pueblo real.

Un cardenal, al contrario de lo que deja entender la denominación que a Silva Henríquez se le ha dado, debe ser el cardenal de todos y, siguiendo lo que enseña la Doctrina Social de la Iglesia, debe intentar la armonía entre todos sobre la base de la exhaustiva aplicación de la justicia y el derecho. Nada de eso se traslució en el magisterio que él ejerció entre nosotros. Al contrario, como ya lo señalé, hasta 1973 hubo un claro apoyo de sectores muy numerosos de los clérigos de entonces a la tesis de la lucha de clases.

El resultado fue una impresionante división de los católicos chilenos entre quienes, respetando la enseñanza multisecular de la Iglesia Católica, aspiraban a mejorar la situación de todos mediante la aplicación de las enseñanzas que la ciencia económica y la sana política nos proveen para esos efectos, evitando el conflicto social y los que, al contrario, creían que era cuestión de terminar con la propiedad privada -estructura de pecado- para producir un gran bien social; y que no vacilaban en atizar el enfrentamiento para conseguir este objetivo.

Chile se vio enfrentado así a los peores conflictos de su historia que estuvieron a punto de conducirlo a una guerra civil, de la cual sólo nos libró la intervención militar de 1973. La responsabilidad de la jerarquía eclesiástica, con el cardenal Silva Henríquez a la cabeza, en haber precipitado a Chile a este abismo, fue simplemente enorme. No se puede olvidar.

Etiquetado:cardenalsilva henríquez

Gonzalo Ibáñez

Gonzalo Ibáñez S.M. Abogado

 

 

 

JuanKBarth   en X: “El otro día discutía con un muchacho de izquierda de política… Le pregunté, si sabía que Allende estaba actuando fuera de la constitución. La respuesta fue; Que era obvio que Allende actuara fuera de la constitución, porque era la constitución de Pinochet. No se rían, porque” / X:

https://x.com/JuanKBarth1/status/1910362261576724592

 

 

 

Los de entonces ya no somos los mismos

Por Leonidas Montes 

Los líderes de las movilizaciones estudiantiles —Camila Vallejo, Karol Cariola, Giorgio Jackson y Gabriel Boric— se forjaron al alero de la gratuidad. El imperativo moral eran los derechos garantizados por el Estado. Ese llamado, privilegiando derechos por sobre deberes y libertades sobre responsabilidades, tuvo consecuencias.

El primer gobierno de Piñera (2010-2014) sufrió los embates de esas demandas. Las marchas eran transmitidas en vivo y en directo por televisión. El 2013, de la mano de Michelle Bachelet, los dirigentes estudiantiles saltaron de la universidad al Congreso. Vallejo fue diputada con solo 25 años, Cariola con 26, Jackson con 27 y Boric, el más maduro, recién había cumplido 28. Estos precoces y adelantados profesionales de la política se formaron en las asambleas y marchas. Fueron pioneros con el uso de las redes sociales. Y, por si fuera poco, criticaron y desplazaron a sus padres políticos. Los enfants terribles tenían sus metas claras.

Bajo el segundo gobierno de Bachelet (2014-2018) ocurrieron otros cambios. La reforma tributaria subió los impuestos corporativos del 15% al 27%. Según la comisión Marfán, Chile fue el único país de la OCDE que los aumentó. La reforma educacional se ensañó con el mérito, dañando la educación pública de excelencia. Y con la reforma al sistema político se enterró el binominal, dando rienda suelta a la fragmentación y al deterioro de la política. Si el 2001 había solo seis partidos, hoy tenemos más de 20. Esta creciente atomización no tiene límites. Su causa es simple: abrimos las puertas al lucro electoral. Y todo esto con garantía estatal. El 2022 el fisco destinó 110 mil millones para financiar la política.

Hoy en el Servel ya hay más de 250 inscritos para la carrera presidencial. La alta demanda no solo obedece al amor por la patria. Cada voto en primera vuelta presidencial vale unos $1.555. Ese monto asciende a unos $1.010 para las elecciones locales. Paulina Vodanovic está dispuesta. ME-O iría por quinta vez. Y Parisi se encuentra evaluando el mercado. Una vez más, la mano invisible y los incentivos perversos hacen de las suyas.

Pero volvamos a nuestra generación dorada. Cuando Bachelet le entregó por segunda vez el gobierno a Piñera, la izquierda se aferró a la renovación. Así se abrieron las alamedas al poder. Con la retórica de las asambleas universitarias —fin del lucro, no más AFP, nueva Constitución y Apruebo Dignidad—, alimentada por las ideas de Fernando Atria, del depreciado Carlos Ruiz, de un desilusionado Gabriel Palma y de un puñado de intelectuales de moda, los jóvenes dirigentes se subieron al carro ganador.

Abrazados al PC y arriba de la ola octubrista llegaron al gobierno con la promesa de refundar el país. La partida no fue fácil. El crepúsculo, tampoco. Los sueños del Frente Amplio parecen solo una siesta. El TPP11 se hizo realidad, las AFP se fortalecieron, Codelco se asoció con SQM y el afán colectivista dio paso al individualismo. Todos los golpes y arremetidas contra la tragedia de los 30 años se convirtieron, tal como lo anticipó Karl Marx, en una farsa.

Esta izquierda millennial tuvo mucha libertad y poco sentido de responsabilidad. Con regular frecuencia surge algún escándalo que es responsabilidad de otros. Una parlamentaria no tenía “todas las cartas sobre la mesa”. Otra, mientras conducía ebria tras unos asaltantes al amanecer, sería una heroína. Y ahora volvemos a las decisiones del Presidente en el caso Monsalve. Nuevamente la responsabilidad parece ser ajena y cada uno construye su propia historia.

Aunque los cuatro líderes del Frente Amplio tienen futuro en la política, hoy viven otra realidad. Camila Vallejo, a los 37, y Karol Cariola, a los 38, ya son madres. Gabriel Boric será padre a los 39. Y Jackson, el paladín de la moral, ha vuelto a la cocina del Frente Amplio.

 

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Mercurio el jueves 3 de abril de 2025.

 

 

 

De Allende a Allende

Por Gonzalo Rojas Sánchez 

Entre las muy variadas hipótesis para explicar que Isabel Allende y Maya Fernández Allende hayan incurrido en la grave acción que le costó a cada una su cargo –de maneras distintas, por cierto– se encuentra el viejo dicho “el que lo hereda, no lo hurta”.

Isabel Allende conocía perfectamente bien el uso que su padre hizo de los llamados “resquicios legales”, ese conjunto de pillerías disfrazadas de derecho que, con el impulso de Eduardo Novoa Monreal, Allende llevó a la práctica con la desfachatez que caracterizaba su ejercicio de la presidencia.

Fue la más palmaria demostración de la existencia de una fachada democrática. Define acertadamente el mecanismo Adolfo Ibáñez como el “valerse de disposiciones legales antiguas y poco conocidas, dictadas en un contexto diferente o por gobiernos de facto efímeros, pero que servían para legalizar los abusos, los despojos y el terror”. En palabras de Novoa, se trataba de usar “preceptos que permitan poner en marcha un proceso que facilite posteriores cambios de la estructura política, económica y social”, a partir de “las mismas reglas de ella que dan cabida a la posibilidad de su transformación”.

Para Cristián Villalonga, la fórmula tuvo un enorme costo político “cuyo uso culminó en una lucha frontal entre los poderes del Estado”, fue una “tragedia histórica… un verdadero suicidio institucional, al desconocer Allende parte fundamental del ordenamiento jurídico, cuestionando el sustento mismo de su poder”. Y, por su parte, mientras Jorge Ovalle considera el mecanismo “un fraude político absolutamente inaceptable… una verdadera estafa a la ley”, Jorge Prat lo calificó como “uso jurídico abusivo de instrumentos legales preexistentes”.

¿No están ahí los gérmenes de la insólita actuación de Isabel Allende en el aberrante intento de venta de la dichosa casa al Estado?

A su vez, Maya Fernández seguramente conoce bien el profundo desprecio que su madre, Tati Allende, sentía por toda la institucionalidad formal de la democracia chilena. Su compromiso con Cuba, su entrenamiento militar en la isla, su apoyo a la guerrilla del Che Guevara, su tarea como puente entre el PS y el MIR, en fin, el favoritismo que le dispensaba a Tati el padre y abuelo presidente.

¿No quedó nada de eso en el estilo conductual de la hija y nieta?