POLÍTICA Y GOBIERNO:

POLÍTICA Y GOBIERNO:
EL “TRUCO” PARLAMENTARIO II: LOS VIAJES NAVIDEÑOS DE HERTZ Y LAS VISITAS FAMILIARES DE OSSANDÓN EN PLENO AÑO LEGISLATIVO
• Por Mega Investiga | Paul Follert | Tomás Marín
11 jun. 2025 – 21:06 hrs.
En medio del escándalo del “Caso Licencia”, la mesa de la Cámara de Diputados anunció este miércoles que la investigación analizará también el actuar de los propios parlamentarios y el uso que han hecho de su reposo médico.
“Quiero darle la tranquilidad a todos los chilenos que, en este Congreso Nacional, la Cámara de Diputadas y Diputados está haciendo una investigación profunda, a conciencia, para poder darles la tranquilidad de qué es lo que ha pasado con sus parlamentarios”, dijo el presidente José Miguel Castro.
Sin embargo, a la hora de estar enfermo, para un parlamentario no existe gran diferencia entre pedir una licencia médica o entregar un certificado simple de un doctor, puesto que los días que se ausente por causa de esa condición, no son pagados por la previsión de salud sino que por el Estado de Chile.
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Un gran discurso:
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DEL MIEDO A LA INCERTIDUMBRE

Por PATRICIO DUSSAILLANT
Boric solo ha sido capaz de “habitar” el discurso. Se le da bien hablar sin preguntas, evitando fundamentar sus dichos. Además, habla sin considerar lo que están viviendo y sintiendo los chilenos. Eso, a este gobierno parece no importarle. Primero están sus “gustitos ideológicos”.
La Cuenta no consideró que la principal preocupación es el miedo actual y la incertidumbre futura. Se vive con miedo. No es una metáfora ni una exageración; es la emoción dominante en la vida diaria. Miedo a salir de la casa. Miedo a que un hijo no conteste el teléfono. Miedo a que una bala, una encerrona o una pelea narco se cruce en la rutina más simple. La delincuencia no es una amenaza abstracta, sino una realidad palpable, constante y extendida. El narcotráfico ha penetrado barrios enteros, ha comprado silencios y ha desbordado a las instituciones. Y el crimen organizado ha dejado de ser una preocupación lejana, para instalarse como un actor más en nuestra vida cotidiana.
Pero junto con este miedo cotidiano, hay un segundo sentimiento aún más profundo y generalizado: la incertidumbre. La sensación de que no hay rumbo claro, que las reglas están en cuestión, que nada es del todo estable. Esta incertidumbre no solo se proyecta en lo político y en lo institucional, sino también en lo económico, en lo cultural y hasta en lo emocional. Es una especie de niebla que lo envuelve todo: las familias, el trabajo, la salud, la educación de los hijos, la vejez que vendrá, el país que seremos.
En este clima de incertidumbre, que se suma a los niveles preocupantes de desconfianza y desencanto, las promesas de la Cuenta suenan cada vez más huecas. Los chilenos ya no se conforman con diagnósticos y esperan que no cumpla el programa ofrecido en la campaña electoral, cuyas múltiples consecuencias tendrá que solucionar el próximo gobierno y pagar todos los chilenos. Lo que se exige hoy son compromisos reales: concretos, medibles, ejecutables. Y eso no se hizo ni se hará en estos nueve meses.
La situación que vive el país se ha agudizado por una combinación de factores: una institucionalidad que se percibe no respetada por las actuales autoridades y, a la vez, una gestión ineficiente e insuficiente para solucionar las necesidades de los ciudadanos; una agenda que parece girar en círculos y una cotidianidad marcada por el temor y la incertidumbre.
El tiempo de los grandes discursos ha quedado atrás. Hoy, los ciudadanos demandan políticas con sentido de urgencia y, sobre todo, con voluntad política de llevar adelante los compromisos asumidos. Esperan que las promesas se conviertan en acciones verificables, que los planes tengan respaldo técnico y viabilidad política, que los anuncios se traduzcan en transformaciones visibles.
Se trata de una demanda ética y práctica: la de gobernar con responsabilidad, anclado en la realidad, y sin hacer de cada discurso un acto de ilusión pasajera. Porque cuando los diagnósticos abundan y los problemas se repiten, lo que falta no es comprensión, sino decisión. No basta con decir lo correcto; hay que hacerlo, y hacerlo bien.
Chile no solo está cansado; está frustrado. Las palabras ya no alcanzan. La confianza se ha erosionado tanto que incluso los anuncios se escuchan como parte del ruido ambiente. Por eso, el desafío de la Cuenta era doble: enfrentar el miedo con fuerza y decisión, pero también disipar la incertidumbre, restaurando la certeza de que hay dirección, capacidad y propósito.
Un país que vive con miedo no puede avanzar, y un país que vive en la incertidumbre no puede confiar. Por eso, más que promesas, Chile necesita un relato coherente, acciones visibles y liderazgos que transmitan no solo “gustitos ideológicos”, sino también coraje, responsabilidad y claridad de rumbo.
Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Mercurio el lunes 2 de junio de 2025.
Algunas verdades:
EL GIRO DEFINITIVO
Por Raúl Pizarro Rivera
“Con Chile Vamos estamos en contacto permanente, no solo para un acuerdo parlamentario, sino, también, en lo programático”. Estas expresiones corresponden a Ximena Rincón, la líder más visible del centrismo político nacional, la carta de Demócratas y Amarillos y de todos los viudos de la antigua DC, que alguna vez hizo historia por su mayoría y protagonismo.
Su aseveración, nada sorpresiva por lo demás, podría considerarse el giro definitivo que las cúpulas de RN y la UDI tomaron para distanciarse de su histórica y fundacional doctrina de derecha.
El giro al centrismo de Chile Vamos es de sus cúpulas, porque se desconoce, en su exacta dimensión, cuáles son el sentimiento y la postura de las bases de ambos partidos y, específicamente, de quienes, por décadas, han simpatizado y adherido a dichas colectividades, precisamente por su firmeza ideológica y su rectitud doctrinal.
Este cambio de orientación ha impactado fuertemente en su candidata Evelyn Matthei, quien, tras meses de encabezar, y con gran ventaja, las encuestas de respaldo ciudadano, hoy está por debajo de José Antonio Kast.
No pocos, al interior de Chile Vamos, atribuyen este estancamiento al temperamento cambiante de su candidata (“ella es así”), pero ocultan reconocer que su variante conducta no es fruto exclusivo de su personalidad, sino de su forzado (¿u obligado?) giro hacia el centro y centroizquierda como consecuencia de las negociaciones reveladas por Rincón. La sangre demócrata cristiana engrosa las arterias de todos sus mundos afines, porque, tras muchos años como vagón de cola y de ninguneo en el hogar común de la Concertación y de la Nueva Mayoría, huele la opción de recuperar un rol hegemónico, como en sus tiempos de gloria.
Isidro Solís, vocero de Amarillos, ratificó estos propósitos: “la idea con Chile Vamos es abarcar desde la centroderecha hasta la centroizquierda”, objetivo que, si se lee bien, pondría en jaque la necesaria mayoría parlamentaria que requiere un Gobierno de derecha a partir del próximo período.
Matthei partió con una ventaja casi inalcanzable, y ello precisamente por su pasado, formación y doctrina de derecha pura. Pero obligada a convocar al centrismo de irrelevancia electoral e incluso a los desencantados del Socialismo Democrático, mancilló su identidad política, originando la decepción de su antigua clientela.
La directora de DataVoz, centro de investigación social avanzada, contó que por primera vez en Chile consultó a ciudadanos por los políticos más mentirosos: los tres primeros fueron Gabriel Boric, Carolina Tohá y Evelyn Matthei. Las contradicciones de ésta, le resultaron fatales.
La ciudadanía está erizada por culpa de este Gobierno, y si bien ello lo saben los políticos, algunos supuestamente opositores, eluden asumirlo por temor al perjuicio personal y partidista en las próximas elecciones.
Si bien parece ser una muletilla que las encuestas son sólo una fotografía del momento, siempre algo muestran, revelan tendencias y, por muy dudosas que sean, no hay que desatenderlas. Sin embargo, para aproximarse lo más posible a la realidad hay que salir de las oficinas y quitarle tiempo a tanta reunión para conocer en vivo lo que piensa y pide la gente: ni siquiera es necesario preguntarle, sino tan sólo escucharla.
La ciudadanía quiere, y, aún más, exige autoridad, jerarquía del mando y coraje para recuperar al país en forma rápida y práctica, y ello sin la necesidad de condicionar acuerdos o tender puentes con la izquierda.
Al menos en este Gobierno, quedó demasiado en claro que los acuerdos, o intentos de éstos, nunca arribaron a buen puerto, porque el marxismo nunca ha estado dispuesto a cederle alguna porción de razón a la derecha. La quiso hundir e intentó hacerla desaparecer con su empeño por tomar por la fuerza el poder el 2019 y, luego, mediante la dictatorial Convención Constitucional, el 2022.
Las cúpulas de Chile Vamos tienen un objetivo correlativo a la fracasada “política de los acuerdos” que promovió el fallecido ex Presidente, el cual, horas antes de su muerte, seguía acercándose como “útil servidor” a Gabriel Boric, ello como abono para su camino a una tercera candidatura presidencial. Sebastián Piñera nunca fue de derecha: fue democratacristiano y después ¡piñerista!: él por sobre todos.
No por pura casualidad ni por una antigua amistad desde sus tiempos de universitarios, su ex ministro y peón de oro Alfredo Moreno fue la cabeza visible de la Comisión por la paz para un conflicto cuya guerra terrorista no terminará y con “compensación por acompañamiento” a las “víctimas de la violencia”, la misma que no se ha combatido. Este personaje fue designado, ¡por un Gobierno marxista!, como director de la estatal CODELCO. ¿Para qué? ¿Para preparar algún camino?
Es este piñerismo el que maneja a Evelyn Matthei, y de ahí que ésta se vea forzada a decir lo que nunca imaginó que tendría que terminar diciendo, y ello con un costo que ya empezó a pagar.
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MAQUINARIA DE CORRUPCIÓN CON LAZOS PROMISCUOS Y CORRUPTOS.
junio 10, 2025
De Cristina a Chile: la misma obra, con distinto vestuario.
La Corte Suprema Argentina ha hablado con claridad y sin medias tintas: Cristina Fernández fue parte central de una “maquinaria de corrupción”, con “lazos promiscuos y corruptos” junto al empresario Lázaro Báez. Así lo consigna el diario Clarín, al detallar el fallo que confirma su condena a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos.
Una maquinaria, sí. Compleja, sostenida en el tiempo, disfrazada de legalidad. Pero al final, orientada al saqueo del Estado y al beneficio de los cercanos. O como diríamos en buen chileno: para asegurarse el vuelto entre amigos.
¿Y en Chile? También tenemos nuestra versión. Más progresista, más colorida, y con un guión digno de Netflix. Aquí lo llamamos simplemente: “El Mecanismo”.
Una red de fundaciones truchas, disfrazadas de ONG de ayuda social, tejida con favores políticos, transferencias exprés y contratos ideológicamente blindados. Una orgía de sexo, mentiras y videos, que no sólo involucra dinero público, sino también relaciones personales, cuotas partidistas y amistades íntimas con el poder de turno.
Hoy, tenemos un nuevo protagonista de esta tragicomedia nacional: el mismo que sacó al fiscal Cooper, justo cuando se le ocurría mirar muy cerca de La Moneda. ¿Su próximo fichaje? El cuñado del compadre, experto en transparencia, contratado por el Fiscal Nacional por tres millones mensuales. Sí, la transparencia en Chile cuesta caro… y viene con parentesco incluido.
Mientras en Argentina una Corte Suprema pone freno a la impunidad, en Chile los escándalos se administran como si fueran crisis de relaciones públicas. Acá, todo se resuelve con comunicados de prensa, auto-investigaciones internas, unas renuncias estratégicamente aisladas y la incautación de todo el material, cuyo contenido nunca se sabrá o se sabrá a medias. Así, mediante un corrupto pero eficaz control de daños, solo caen algunos… los más sacrificables. Los demás, se reciclan.