POLÍTICA Y GOBIERNO:

POLÍTICA Y GOBIERNO:
LOS MERCADERES DEL CONGRESO.
Del Blog Patriotaslater.blogspot.com:
¿Qué habría dicho Jesús hoy?
Si hay un pasaje en los Evangelios que muestra a Jesús profundamente indignado, es aquel en que entra al templo de Jerusalén y lo encuentra invadido por comerciantes y cambistas. No levantó un discurso tibio ni buscó acuerdos políticos. Con firmeza, volcó las mesas y dijo:
“Mi casa será llamada casa de oración; pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones” (Mateo 21:13).
Ese momento no fue un arrebato de violencia, sino un acto de defensa de lo sagrado. Jesús no toleró que el templo, lugar destinado a servir a Dios y al pueblo, fuera usado como un mercado para el provecho personal.
Hoy, más de dos mil años después, ese mismo espíritu de justa indignación podría repetirse. Porque cuando uno observa el Congreso y buena parte del aparato público, lo que se ve —con otras formas pero con la misma esencia— es la conversión de un espacio concebido para servir al bien común en un mercado de intereses personales. No hay cambistas ni palomas, pero sí hay operadores políticos, pitutos, asesores de confianza, redes de favores y cálculos mezquinos. No se venden ofrendas, pero se negocian cargos, recursos y poder.
Si Jesús levantó la voz en el templo, ¿cómo no la levantaría hoy frente a quienes han convertido el servicio público en un negocio? Este no es un llamado a la ira, sino un recordatorio de que la verdadera autoridad nace del servicio y no del abuso. Y cuando lo sagrado —como la fe, la política o el deber público— es profanado por la codicia, el silencio es complicidad.
Y fue precisamente al recordar ese episodio que vino a mi mente un texto que me envió un amigo a través de las redes sociales. Lo leí con atención y no pude evitar pensar que describe con precisión quirúrgica lo que estamos viviendo. Por eso, con su autorización, lo comparto íntegramente a continuación.
Los mercaderes del Congreso.
por Petricor — reproducido con autorización del autor
El episodio bíblico de Jesús expulsando a los mercaderes del templo vuelve a cobrar sentido cuando uno observa lo que está ocurriendo hoy en Chile: la política se ha transformado en un mercado de poder, y el Congreso en la mejor vitrina para quienes confunden servicio público con privilegio personal.
Cuando Jesús entró al templo de Jerusalén y vio a los comerciantes instalados donde debía reinar la fe, volcó las mesas y los expulsó diciendo:
“Han convertido la casa de mi Padre en una cueva de ladrones” (Mateo 21:12-13).
No lo hizo por desprecio al comercio, sino por indignación ante la corrupción del propósito original del templo: lo sagrado había sido reemplazado por el negocio. Dos mil años después, el eco de esa escena resuena en el Congreso de Chile.
En los pasillos donde debiera debatirse el futuro de la Nación se tranzan cuotas de poder; en las comisiones donde debiera estudiarse el bienestar ciudadano se negocian beneficios; y en el hemiciclo donde debiera escucharse la voz del pueblo, se oyen los susurros del lobby. La avaricia no se mide solo en dinero: también se expresa en la ambición por mantenerse en el cargo, en la manipulación del discurso público y en la indiferencia ante millones de chilenos que viven con sueldos mínimos y servicios precarios.
El templo del poder político, igual que aquel templo antiguo, ha sido profanado por quienes confundieron servicio con privilegio. No hay látigo que baste para limpiar esta distorsión, pero sí una herramienta poderosa: la memoria y el voto ciudadano.
Cuando los representantes olvidan su misión, el silencio de los indignados se convierte en complicidad. Y si Jesús se atrevió a volcar las mesas de los mercaderes, quizás hoy nos toca a nosotros volcar las urnas contra quienes han convertido la política en un negocio. Ya no es una voz aislada: es un murmullo que crece. El voto consciente es el látigo ciudadano… y más de uno ya siente su chasquido en los pasillos del poder.
Mientras leía esas líneas, pensaba que la indignación por sí sola no basta. La denuncia es necesaria, pero no suficiente. Así como Jesús no se quedó mirando lo que ocurría en el templo, tampoco nosotros podemos quedarnos paralizados ante la evidencia. La pregunta inevitable es: cómo se soluciona esto.
Un camino para recuperar el sentido del servicio público.
La historia nos enseña que Jesús no se quedó en la denuncia: cuando vio el templo profanado, actuó con decisión y coraje para restablecer el orden y devolverle su sentido sagrado. En la política actual, no bastan los diagnósticos ni los discursos bien intencionados. Si hay que crear un Gobierno de Emergencia, entonces que sea precisamente para limpiar y reconstruir lo que ha sido capturado por intereses mezquinos.
Una solución clara sería poner fin al ejército de operadores políticos y parásitos del Estado, manteniendo en funciones solo a quienes tengan una trayectoria intachable, profesional y ética. Y cuando sea necesario reforzar la administración pública, Chile cuenta con reservas morales y técnicas: profesionales jubilados, exfuncionarios honorables y miembros en retiro de las Fuerzas Armadas y de Orden dispuestos a servir —incluso sin remuneración— por deber y amor a su patria.
No se trata de militarizar el Estado, sino de recuperar el sentido del servicio público, con experiencia, probidad y vocación. Porque si alguna vez se habla en serio de un Gobierno de Emergencia, este no puede construirse sobre las mismas prácticas que nos llevaron a esta crisis, sino sobre honor, mérito y servicio real al país.
Un nuevo gobierno debe premiar al que cumple, al que sirve y al que dice la verdad, debe proteger al que denuncia la corrupción, al que actúa con integridad y compromiso, y no castigarlo ni aislarlo como tantas veces ocurre hoy. Nadie debería ser enviado al “subterráneo” ni destruido profesionalmente por decir la verdad, por ser honesto, profesional y profundamente comprometido con su patria.
POST
HAY MUCHO DONDE RECORTAR
¿Qué tal el sueldo de Paulina Veloso la mamá de Nicolás Grau de $19.795.256 mensuales? Eso le paga el Consejo de Defensa del Estado más bono adicional que en el mes de junio fue de $ 4.382.319
LA MAJESTAD DEL CARGO.
Es un hecho que la izquierda ha logrado capturar a los “artistas”que usan y abusan de sus dotes histriónicas y popularidad para defender la causa zurda. Afortunadamente son relativamente pocos en comparación con los ciudadanos del mundo real, alejado de la farándula. Siempre buscando responsables de su fracaso, ahora la “siniestra” está tratando de atacar a la oposición sosteniendo que irespeta la Institución de la Presidencia de la República, porque considera que denunciar las graves falencias de Boric, sería faltarle el respeto a ella. Tendrían razón si el mandatario hubiese tenido un mínimo de consideración y respeto por la majestad del cargo, partiendo por su apariencia y dichos, para concluir con sus actos desfachatados de manos en los bolsillos y marrueco abierto. Entregará el gobierno con la seguridad nacional comprometida debido al desfinanciamiento de las FFAA, la soberanía en riesgo por la inmigración descontrolada y la economía destruida, al borde de caer en el crimen de lesa patria. Desde Allende, siguiendo con la “Gordi”, ningún Gobierno ha sido tan disruptivo e irrespetuoso como el de este barbado “revolucionario” con síndrome de Peter Pan. A partir de Marzo, la Patria recuperará su dignidad y la de sus instituciones logrando su futuro esplendor postergado. Mantengamos la fe y apoyemos al candidato que mejor represente, en sus respectivos ámbitos, a don Andrés Bello y a don Diego Portales.
Patricio Mackenna Salas.
La suerte de algunos
Por Juan Pablo Zúñiga Hertz
Ruego disculpar de antemano, estimados compatriotas, la dureza de mis palabras que representan a millones. ¡Qué impotencia más grande y qué rabia produce este fulano que ha ocupado el sillón presidencial los últimos años! Pasó sin pena ni gloria, causando más penas que glorias desfalcando al Estado de todas las maneras posibles para saciar las fauces de decenas de miles de incompetentes y de paso arruinar al país.
¿Cómo es posible tanto descaro de poner un cerrojo de acero a la asignación de pensión vitalicia para los expresidentes? Es decir, de ser un pobre diablo, gracias a la gran sabiduría de quienes se dejaron embaucar por el discurso progresista, el presidente de la República va a retirarse a los 40 años con una exquisita pensión que ya se la quisiera cualquier chileno.
El saqueo al Estado en estos cuatro años y el saqueo vitalicio que el Sr. Boric hará en calidad de expresidente debiera causarles vergüenza. Los únicos que mejoraron su calidad de vida son la patota de pelafustanes vestidos con un manto de modernidad y de una “moral superior”. Que “el pueblo”, “que las políticas sociales”, “que las políticas públicas”, “que el gasto social”. Solo mentiras. Solo burlas contra el pueblo de Chile.
Usted, que se levanta a trabajar antes de las 5 de la mañana para sacar adelante a su familia, tenga presente que a esa hora estos fulanos duermen a pata suelta. A la hora que usted va camino al trabajo con un té y un pan tostado de desayuno, estos señores están disfrutando de un rico y suculento desayuno orgánico y natural mientras juegan con el celular. Para usted que se saca la mugre todo el día trabajando, durante esa misma jornada estos fulanos están sacando la vuelta o haciendo más de un artilugio para sacarle otra tajadita a los fondos del estado. Usted, que al final del día laboral está camino a un segundo trabajo para poder llegar a fin de mes, déjeme contarle que a esa hora estos fulanos están en plena pichanga para luego salir a celebrar, todo auspiciado con el sudor de su frente.
Usted, que se aprieta el cinturón todos los meses para poder ahorrar para su vejez, le cuento que el presidente Boric con 40 años ya estará jubilado y no necesitará trabajar, que por lo demás nunca hizo. Le cuento también que, si usted mira con esperanza el próximo año en cuanto a su sueldo y perspectivas de trabajo, el presidente Boric ya está muerto de la risa pues para el 2026 contará 151 millones de pesos. ¡Qué rico!
Me pregunto qué accidente histórico, qué clase de confabulación, o en definitiva, qué tremendo golpe de suerte permitió que un fulano mediocre, sin experiencia laboral, y sin estudios terminados haya llegado a ser presidente. Es insólito.
Estos fulanos desprecian al pueblo, se ríen del pueblo, se aprovechan del pueblo. ¿Se acuerda cuando decían “hasta que la dignidad se haga costumbre”? ¿Se acuerda cuando decían “pensiones dignas para todos”? Bueno, se referían a ellos mismos; no a usted, no a la “señora Juanita”, no al pueblo, no a mí. No son más que una patota de pobres diablos, llenos de resentimientos, de frustraciones y de fracasos personales. Son personajes menos que mediocres, de pobres intelectos, pero con un hambre de dinero impresionante. Forjaron una revolución que casi nos cuesta el país, gracias a la cual llegaron al poder para, en cuatro años, poder agarrar lo máximo posible de recursos públicos y así garantizar sus finanzas de por vida. ¡Qué impotencia!
El punto no es el cuánto gana usted o yo y cuánto ganan estos fulanos del gobierno. El punto es que usted y yo nos esforzamos, trabajamos duro y dignamente para ganar la remuneración correspondiente a nuestro cargo, mientras que del Sr. Boric para abajo se han hecho la América haciendo nada más que desastres.
A fin de año, cuando vaya a votar, usted tendrá sus razones para elegir al candidato de su gusto. Si su intención es votar por la continuidad del gobierno, le pido que piense en una sola cosa antes de marcar la raya: si estos fulanos siguen en el poder, en marzo de 2026 el saqueo seguirá en marcha, más pililos hambrientos serán apernados al gobierno, y, mientras su planilla de sueldo siga igual, la del Sr. Boric va a indicar la rica suma de $19 millones al mes. Piénselo bien.
Una nueva generación de servidores
Por Gonzalo Rojas Sánchez
Si José Antonio Kast es el nuevo presidente de la República, gobernará con las mejores personas, nos ha dicho.
Eso será posible si puede contar no solo con colaboradores experimentados de muy variadas afiliaciones en las distintas derechas –así como provenientes de los independientes y de los centros sensatos– sino también si logra convocar a la generación que tiene hoy entre 25 y 40 años de edad.
Por supuesto el mejor ejemplo de una aportación como ésa se encuentra en la segunda mitad de los años 70 y durante buena parte de los 80, cuando miles de jóvenes profesionales y técnicos se incorporaron a las tareas de gobierno o al trabajo en las municipalidades.
La comparación tiene, eso sí, una dificultad. Esa generación contaba con dos ventajas por sobre la actual. Por una parte, muchos de esos jóvenes habían enfrentado en sus vidas escolares o universitarias los conflictos que el marxismo había provocado en la educación y, estaban por lo tanto ansiosos de colaborar con un gobierno que había derrotado la amenaza totalitaria y que iniciaba una reconstrucción nacional. Por otra, a esas generaciones no se les presentaban las muy variadas opciones laborales que justamente la recuperación del país, impulsada por el Gobierno de las Fuerzas Armadas y de Orden, ofrece hoy a quienes egresan de la educación superior. Las posibilidades de “privatizarse” eran mucho menores que las actuales.
Pero la generación actual, tiene también sus propias ventajas frente a quienes hace 50 o 40 años atrás tomaron el camino del servicio público. Por una parte, demostrarles a sus mayores –y, de modo aún más importante, a quienes son menores que ellos, o sea, a quienes tienen de 25 para abajo– que el fracasado experimento frenteamplista no incluye a toda una generación de jóvenes chilenos y, por otra, que están en condiciones de tomar las riendas de la derecha en el momento oportuno –cuando se comienza a trabajar en serio– y desde el servicio público, es decir desde el lugar donde tanto se sufre y tanto bien se puede hacer.
A una generación tachada de inmadura e indolente, esta oportunidad de demostrar lo contrario y de quedarse con la conducción de la derecha chilena hasta el año 2060, no le puede resultar indiferente.
¿Y dónde están esos jóvenes? Están actualmente en las universidades, como profesores de jornada completa (algunos en sus postgrados en el extranjero); están hoy –acorralados o perseguidos por las izquierdas, pero valientes– en el aparato del Estado; están, además, en múltiples ocupaciones particulares, como profesionales, empleados, socios, emprendedores, etc.; y los hay también, y muy valiosos, en variadísimas ONGS, de las que pueden salir colaboradores especializados en variadas materias.
La tarea de comenzar a invitarlos no puede esperar; no es poner la carreta antes de los bueyes. Es tenerle echado un ojo a la carreta y otro a los bueyes. Sin unos y otros no se podrá arar, no habrá cosecha oportuna.
Tres actitudes
Por José Tomás Hargous Fuentes
Queda poco más de un mes para una de las elecciones más trascendentes de los últimos años. Por primera vez el comunismo tiene opciones serias de disputar la Presidencia de la República, el centro ha quedado vaciado con el desfonde de la ex Concertación y la prácticamente inapelable caída de Evelyn Matthei al tercer o cuarto lugar. José Antonio Kast, por su parte, tiene la oportunidad de oro para alcanzar la Primera Magistratura de la Nación –con una mayor madurez política y un mejor equipo que en 2021–.
En esta elección se juega qué modelo de país queremos para los próximos años: si queremos seguir cavando en nuestra crisis social e institucional, o si optamos por salir del hoyo en que nos encontramos y retomar la senda del progreso integral que nunca debimos dejar de lado. También, se enfrentan las tres visiones sobre los acontecimientos iniciados el 18 de octubre de 2019 y que redundaron en los dos fallidos procesos constitucionales, y cómo se leen ambos procesos.
Tal como lo hemos abordado en diversas ocasiones en esta tribuna, se resumen en tres actitudes: el octubrismo, el noviembrismo y el septiembrismo. Tres grupos que hasta hoy están divididos según qué fecha los representa mejor –si el 18 de octubre, el 15 de noviembre o el 4 de septiembre–. Tres fechas que marcan dos visiones políticas irreconciliables, y una que, a medio camino entre ambas, sigue ante el desafío de elegir de qué lado está. En resumen, tres miradas sobre la crisis y sobre cómo salir de ella.
El octubrismo, que parecía muerto luego de ser aplastado en 2022 por la mayoría del sentido común, sigue vivo y busca amarrarse a la única posibilidad que le queda de seguir profitando del Estado y destruyendo nuestras instituciones, representada por Jeannette Jara, la candidata del Partido Comunista (PC). Sin embargo, las encuestas siguen mostrando que su techo pareciera estar en el 30% que sigue respaldando a un Gobierno incompetente, corrupto e indolente. Por eso, Gabriel Boric, olvidando que es Presidente de la República y no presidente de curso, usufructuó de la cadena nacional para presentar a José Antonio Kast como el arquetipo del mal.
Evelyn Matthei, a quien la semana pasada describíamos como “paladín del noviembrismo”, sigue pensando que su adversario es José Antonio Kast y sigue sin decir si lo apoyará o no en el más probable escenario de ballotage, y respaldando a la izquierda radical en su crítica al líder del Cambio por Chile. Tal como hace cuatro años, Matthei y sus escuderos noviembristas –principalmente de Renovación Nacional (RN) y Evópoli, pero también de Demócratas– juegan a la ambigüedad profundamente poco patriótica de si prefieren un triunfo de su ex correligionario o de la aspirante de la izquierda radical y totalitaria, mostrando una vez más cómo el noviembrismo le termina haciendo el juego al octubrismo. Eso explica que siga teniendo fugas de dirigentes que anuncian sus respaldos a José Antonio Kast, en un grado aparentemente más profundo que con Sebastián Sichel en 2021.
El septiembrismo, si bien se encuentra mejor aspectado que el noviembrismo, y ha recuperado el primer lugar en dos de las tres encuestas semanales, no ha logrado recuperar el apoyo que tenía hace unos meses. En las semanas que quedan de campaña, José Antonio Kast debe demostrar que es el mejor preparado para los desafíos venideros, y que sólo el septiembrismo puede devolvernos la esperanza de que en el futuro –luego de al menos cuatro años de reconstrucción institucional– podamos retomar la senda del crecimiento y de las instituciones sólidas.
Jara y Matthei: La humillada y la ofendida
Por Juan Ignacio Brito
¿Qué tienen en común Evelyn Matthei y Jeannette Jara? No solo que las dos fueron ministras del Trabajo y ahora compiten por la presidencia, sino también una realidad que se hace cada vez más insoslayable: ambas saben que seguramente no llegarán a La Moneda. Los números son fríos y no mienten. A no ser que el destino les depare una sorpresa mayúscula, lo más probable es que Matthei se despida de la campaña en noviembre y que Jara sea derrotada en diciembre.
En el caso de esta última, el problema mayor radica en la actitud de los que deberían estar apoyándola. Parece obvio que en el Partido Comunista priorizaron el proyecto por sobre una abanderada que jamás emocionó a la cúpula ortodoxa. Tampoco hay entusiasmo en el Socialismo Democrático, como ha quedado en evidencia en variadas ocasiones, y en la Democracia Cristiana, que ha puesto exigencias para respaldar a la exministra. Menos aún en el Frente Amplio. Ni siquiera el Gobierno se ha cuadrado detrás de ella: lo ratifica el incómodo enfrentamiento entre Jara y el ministro de Vivienda.
Quizás lo más revelador sea que el propio Presidente de la República no parece creer en una victoria de Jara. Eso explicaría que haya decidido convertirse en opositor a priori de un eventual gobierno de José Antonio Kast. Al actuar de esa manera, el mandatario reconoce que la elección está perdida y que es mejor abocarse a la operación retorno 2030.
La situación es aún más dolorosa para Matthei y su sector, pues hasta hace apenas unos meses, la centroderecha parecía ganadora segura y actuaba como tal. Sin embargo, la persistencia de Kast, los errores propios y la incapacidad de la abanderada para reinventarse han provocado que caiga a un distante tercer lugar, desde el cual le está resultando muy difícil salir. Aunque su campaña se ha ordenado y la candidata repuntó algo en las encuestas, da la impresión de que no será suficiente.
Las dificultades de Matthei para voltear ese escenario desfavorable resultan notorias, al igual que la desesperación que ello provoca en el comando de Chile Grande y Unido. La impotencia se manifiesta en que a ratos pareciera que el rival de Matthei es Kast, no el Gobierno. La postulante dijo esta semana que le da “miedo” que el republicano arribe a La Moneda, porque “puede correr mucho los límites”, un argumento que cuestiona las credenciales democráticas de su contendor y se asemeja al que han enarbolado figuras de izquierda. Sigue victimizándose por el “troleo” en redes sociales, como si a ella fuera la única que le sucede, y responsabiliza a Kast, de quien se revela “decepcionada” a nivel humano. Al verla y escucharla, uno se interroga contra quién compite: nominalmente, contra el gobierno de izquierda y Jeannette Jara; en realidad, contra el republicano, al cual no consigue darle caza. Esta opción, que puede parecer lógica, no lo es tanto, sino más bien una consecuencia de la decisión estratégica que adoptó Matthei: correrse hacia el centro en lugar de competir en la derecha. El resultado es que la enorme mayoría de los votantes de este sector le ha dado la espalda y que la candidata no ha conseguido rescatar apoyo decisivo en un centro vacío de votos.
La obsesión anti-Kast de Matthei provoca resistencia en algunos sectores de su coalición, en especial en aquellos que se resignan a un futuro gobierno republicano con el cual esperan colaborar. La gran pregunta para muchos en la centroderecha no es si, por segunda elección consecutiva, su representante quedará fuera de carrera en primera vuelta, sino más bien si Matthei apoyará a Kast en el ballotage.
El tiempo se agota para Jeannette Jara y Evelyn Matthei. Ante la fatal desgracia de un escenario muy difícil de remontar, la primera se ve cada vez más sola, mientras que a la segunda se le nota crecientemente frustrada.
Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Mercurio el domingo 12 de octubre de 2025.