POLÍTICA Y GOBIERNO:
POLÍTICA Y GOBIERNO:
Vea cómo se derrota a los periodistas de izquierda:
ROTERÍA:
En Bolivia no vimos diplomacia. Vimos un nuevo acto atorrante del desgobierno de Chile, en manos del “Choro del Barrio”:
https://patriotaslater.blogspot.com/2025/11/chile-ante-el-mundo-la-diplomacia-de.html?m=1
ROTERIA DE MARCA MUNDIAL Y VERGUENZA NACIONAL:
Deudas con proveedores que el Estado debía pagar y que la chutearon para el próximo gobierno:

NI PERAS NI MANZANAS. SOLO PERROS.
🐾 Un cuento de perros patriotas, no de quiltros callejeros.

Una fábula política sobre lealtad, estrategia y el deber de elegir bien.
En la vieja Perrera Nacional, donde cada elección es un nuevo reparto de huesos y ladridos, los perros más atentos sabían que se acercaba una batalla decisiva. No era una pelea por comida ni por territorio; era algo más grande. Era la disputa por el alma del patio, ese gran espacio llamado Chile, donde algunos perros querían mantener el orden y otros, los más ruidosos, soñaban con romper el portón y dejar que todo volviera al caos.
Allá por los días de la primera Convención Constitucional, muchos perros confundidos seguían a un grupo de gatos que prometían construir una nueva casa desde cero, sin planos, sin ladrillos y sin dueño. Aquello terminó como se esperaba: en desastre. Los gatos se pelearon entre ellos, los ratones celebraron, y la perrera quedó llena de polvo y desconfianza. Fue entonces cuando un perro policial, sereno y de mirada firme, se puso de pie entre los escombros. Era Kast, un perro de entrenamiento impecable, acostumbrado a obedecer la razón más que el impulso, a esperar el momento oportuno antes de actuar. No ladraba por costumbre; ladraba solo cuando debía hacerlo. Y aunque muchos no lo entendieron, se opuso a derribar los cimientos de la casa. No porque le pareciera perfecta, sino porque sabía que sin base firme ningún hogar resiste el invierno.
Pasó el tiempo y, tras el fracaso de los gatos, llegó una nueva oportunidad. Esta vez habría reglas claras, árbitros, expertos y elecciones justas. Kast olfateó el aire, levantó las orejas y comprendió que el terreno era propicio. Si los perros patriotas jugaban bien sus cartas, podrían construir una casa nueva sobre los buenos cimientos de la antigua. Así fue: en 2023, los republicanos ganaron la mayoría del Consejo Constitucional, y sus ladridos marcaron el ritmo del trabajo. Pero el país, distraído y confundido, volvió a decir que no. Kast aceptó el resultado sin perder la calma, y prometió seguir defendiendo el orden, la libertad y la responsabilidad. Sabía que los perros verdaderos no abandonan su guardia porque el viento cambie de dirección.
Hoy, en 2025, los perros leales se preparan para otra contienda. Dos grandes guardianes encabezan la defensa del hogar. Uno es Kast, el perro policial de siempre, con la experiencia del que ha patrullado todos los rincones del país, conocedor de cada olor y de cada rastro de traición. Sabe cuándo avanzar, cuándo ceder y cuándo morder. Su fuerza está en la estrategia, en la cabeza fría y en la mirada fija en el horizonte.
El otro es Kaiser, un doberman de pura raza, orgulloso, de ladrido fuerte y presencia imponente. Tiene el coraje del que no teme saltar la cerca para defender su territorio. Sus ideas son firmes, su lenguaje directo, y aunque a veces su ímpetu asusta a los más pequeños, su lealtad es inquebrantable. Kast lo sabe. Por eso, lejos de rivalizar, lo respeta. Ambos comparten la misma causa: cuidar la casa común y mantener a raya a los gatos comunistas que merodean el portón con su sonrisa de cartón y sus uñas afiladas.
Entre ellos no hay odio ni competencia, sino entendimiento. Kast sabe que Kaiser será el que mantenga encendida la antorcha cuando él ya haya cumplido su turno de guardia. Y Kaiser comprende que, sin la experiencia y prudencia del perro policial, el grupo podría lanzarse al combate antes de tiempo. Se miran, se huelen, se entienden. Son distintos, pero se complementan. Uno representa la estrategia; el otro, la energía. Y ambos comparten la misma lealtad a su amo: Chile.
Algunos soñadores, sin embargo, imaginan un tercer tipo de perro: un Westie, pequeño, carismático, de esos que logran la simpatía del vecindario con solo mover la cola, pero que no por eso dejan de ser valientes. Un perro con el coraje del doberman y la inteligencia del policial, pero con ese toque de cercanía y ternura que conquista corazones. Un perro que, quizás algún día, encarne la mezcla perfecta entre firmeza, estrategia y empatía. Pero mientras tanto, en el presente, la elección es clara.
Los perros patriotas deben decidir con sabiduría. No se trata de elegir quién ladra más fuerte ni quién corre más rápido, sino quién sabe proteger mejor el hogar. Kast tiene la experiencia, el temple y la serenidad del guía. Kaiser, la fuerza, la convicción y la garra del relevo. Si pensamos en Chile —no en el ego, ni en la vanidad de la raza—, debemos votar con la cabeza del perro policial y el corazón del doberman. Porque la historia de este país no necesita otro experimento, sino una guardia firme, disciplinada y patriota.
Y así, bajo la luna del 2025, mientras los gatos vuelven a maullar promesas y los ratones planean fiestas, los perros verdaderos alzan el hocico y ladran al unísono:
“Kast hoy, Kaiser mañana.”
Y el pequeño Westie, sentado a un costado, mueve la cola y susurra:
“Mientras sea por Chile, aquí estaré vigilando la puerta.”
Christian Slater E.
Coronel (R) del Ejército de Chile
Blog Patriota Slater