Premio y castigo.



Premio y castigo.

 Desde la ocurrencia de los hechos delictuales aparejados al denominado “estallido social” y su reiteración sistemática hasta hoy, se aprecia una arbitraria discriminación en el trato político, jurídico y mediático que se dispensa a los actores, según se trate de quienes se manifiestan recurriendo a la violencia y el terror para imponer sus términos, o de quienes cumplen el cometido público de reprimirlos, Carabineros de Chile y Fuerzas Armadas, instituciones que dispone el estado para resguardar su integridad amenazada.

Resulta paradojal  en ese contexto, que los integrantes de la autodenominada “primera línea”, partícipe de la violencia públicamente conocida, se constituyan en la víctima y las fuerzas encargadas de resguardar el orden público, sean sindicados como los victimarios, en circunstancias que la intención manifiesta de los primeros es dañar, herir o matar y la de los segundos es evitar que eso ocurra. Unos ofenden y otros defienden. Incendios, destrucción, saqueos y agresiones en medio de una violencia inaudita es el escenario que deben enfrentar militares y carabineros, entre ellos mujeres quemadas cruelmente y que, paradojalmente, aún en total insuficiencia numérica están impedidos por las reglas de uso de la fuerza impuestas por la autoridad, de emplear oportunamente medios proporcionales a la agresión de que son víctimas. Como complemento, resultan con lesiones adolescentes, mujeres y ancianos, a quienes la “primera línea” utiliza para cosechar dividendos derivados de la natural conmiseración y repudio que despierta la victimización de personas vulnerables.

La situación descrita ha sido sistemáticamente tergiversada o derechamente falseada para arribar a conclusiones espurias en que se fundamenten iniciativas, acciones y resoluciones que, favoreciendo a quienes delinquen, sancionan o excluyen de cualquier beneficio a quienes han debido enfrentarlos en el cumplimiento del deber impuesto por la autoridad. Resulta sobreabundante e inoficioso mencionarlas porque son de público conocimiento.

Uno de los mentores de la ideología que comparten los cultores de la violencia acuñó el célebre principio que informa su accionar: “El fin justifica los medios”, lo que en este caso se materializaría en sanciones para carabineros y militares y amnistía o indulto para quienes delinquen y tal vez, en un futuro no lejano, allanados los mecanismos legítimos de defensa, el fin del estado de derecho como hoy lo conocemos.

General (R)  Enrique Slater Escanilla.

Coronel (R)  Juan Miguel Rodríguez Etcheverry

¡Bien por carabineros!

Gonzalo Ibáñez S.M. | Sección: PolíticaSociedad
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Como ya es costumbre los días viernes, el pasado día 18 de este mes, bandas de violentistas llegaron hasta la plaza Italia procediendo a vandalizarla una vez más. Por supuesto, Carabineros se hizo presente y se empeñó en normalizar la situación. Como resultado, dos personas detenidas y, una, herida al caer de espalda después de un forcejeo con el personal uniformado.

La reacción policial de hecho acarreó muy pocos perjuicios al grupo de los violentistas. Sin embargo, la reacción de los grupos favorables al gobierno y de este mismo fue casi histérica: de inmediato dispusieron que se investigaran los hechos y los eventuales atropellos a los derechos humanos de los delincuentes en que habrían incurrido los policías. Es decir, el gobierno y su gente presumen de entrada la mala fe de carabineros y la inocencia de los vándalos. La injusticia de una reacción como esta es manifiesta y deja a la vista la real complicidad de este gobierno con las fuerzas de la violencia. Es, por lo demás, sabido. Quienes durante estos dos últimos años y medio estuvieron siempre apoyando a los violentistas han sido las fuerzas hoy en el gobierno.

Por eso, esos violentistas se sienten casi con una garantía de que ninguna consecuencia caerá sobre ellos, al margen de cuán graves sean los desmanes que cometan. En cambio, los carabineros han quedado notificados, desde ya, que todas las miradas críticas de las autoridades a las cuales ellos obedecen estarán puestas en su actuar y dispuestas a reaccionar contra ellos y no contra los delincuentes. Es decir, un mundo al revés: las autoridades a favor de la delincuencia y contrarias a la acción policial. En este escenario ¿Qué carabinero se va a atrever a ir hasta el fondo en el cumplimiento de su deber si por esta vía puede ser enjuiciado y, aún, expulsado de la institución?

Que este momento iba a llegar era evidente después del torrente de injurias e insolencias que las fuerzas ahora gobernantes arrojaron sobre carabineros durante años. Los delincuentes y vándalos que ellos protegieron y entusiasmaron durante años, ahora cobran la palabra. Por supuesto, el país entero es el que va a pagar la peor parte de esta cuenta. De hecho, nuestras autoridades de hoy nos amenazan con dejarnos sin protección policial: basta que delincuentes, violentistas y terroristas invoquen algún pretexto “político” para que las autoridades se pongan del lado de ellos. Basta ver en este sentido el afán que despliegan para indultar a los responsables de los peores desmanes cometidos a partir octubre de 2019. Los “derechos humanos” tan invocados no son, en definitiva, más que un pretexto para respaldarlos cualquiera haya sido su accionar. En tanto, que al resto del país y de sus habitantes ¡los parta un rayo! De ellos, no son estos “derechos humanos”.

La prueba al nuevo gobierno ya comenzó: o respalda la subversión contra el país o se preocupa de cumplir con su tarea de gobierno y pone freno al vandalismo y al terrorismo. En muy poco tiempo conoceremos para que lado se inclina la balanza.

Entretanto ¡bien por los carabineros!

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por el autor en su página de  Facebook, el lunes 21 de marzo de 2022.