¿SIEMPRE HAY ALTERNATIVA?



¿SIEMPRE HAY ALTERNATIVA?

Realismo vs. utopía

Por Humberto Julio Reyes

A medida que nos acercamos a la fecha que sigue dividiéndonos, hemos conocido opiniones que expresan y argumentan tanto la inevitabilidad del golpe de estado, como que había alternativas para no llegar a ese extremo.

En fecha reciente la titular de Interior en particular ha señalado que “en política siempre hay alternativa”.

¿Será así hoy y lo era hace 50 años?

Partamos por la situación previa, cuando las conversaciones entre el gobierno y la oposición estaban virtualmente desahuciadas, como lo recuerdan sus protagonistas.

Las esperadas “revelaciones” de los documentos desclasificados por el gobierno de Estados Unidos nada nuevo han aportado pero llevan a confirmar que entonces, tal como lo informaron sus representantes en Chile, la probabilidad de un posible golpe no era descartable aunque había dudas respecto a su organización y resultado final.

Para las Fuerzas Armadas, cuya apreciación, equivocada o correcta, era que el gobierno preparaba un autogolpe para el 19 de septiembre, ¿era alternativa ceder la iniciativa y esperar que se produjera?

¿Y el gobierno que también apreciaba la alta probabilidad de un golpe, no tenía alternativa?

¿Estaba acaso capturado por los sectores más extremistas que se habrían preparado para esa contingencia apostando a la división de las Fuerzas Armadas?

¿No pudo el gobierno, antes del 22 de agosto haber dado una señal de moderación y haber promulgado íntegramente el decreto sobre las áreas de la economía, por ejemplo?

¿Era irrenunciable su programa, tal como hoy se nos dice respecto a las reformas pendientes, si se carecía de mayoría en el parlamento?

A menudo he pensado que lo sucedido obedece a la lógica de una tragedia griega en que lo que pudieron hacer los mortales no la habría evitado, pero quizás esa es una forma de escapismo ya que ayuda a que los verdaderos responsables terminen para todo efecto absueltos por los acontecimientos posteriores.

Los partidarios del gobierno que se opusieron a todo acuerdo con la oposición terminaron viviendo el exilio; buena parte de los opositores pasaron a serlo ahora del gobierno militar, sea por expectativas frustradas o por desaprobar sus acciones; finalmente otra parte de los opositores apoyaron al gobierno militar o regresaron a sus ocupaciones de siempre.

Quizás por ello las actuales diferencias se han centrado entre quienes llaman a condenar el golpe con el argumento de que era evitable y quienes opinan en que la situación a que habíamos llegado lo hacía inevitable por ausencia de alternativas.

Concluyo en que pudo evitarse y el gobierno de la Unidad Popular pudo haber terminado sus seis años siempre que hubiera optado por la alternativa de moderarse de acuerdo a la línea de sus partidarios más prudentes, que tenían claro que “la correlación de fuerzas” no les permitiría salir airosos de un enfrentamiento que, con toda probabilidad conduciría a una guerra civil, como la que vivieron nuestros antepasados en 1891, pero quizás más parecida a la que vivió España en 1936-39, dado el componente ideológico y el contexto de la Guerra Fría.

Y pienso que eso también es válido hoy en día. Existen alternativas y hay que intentarlas antes de atrincherarse en posiciones irreductibles. Pero eso requiere que el realismo se imponga a la utopía.

30 de ago. de 23