TANTO VA EL CÁNTARO A LA FUENTE



TANTO VA EL CÁNTARO A LA FUENTE

Por  Humberto Julio Reyes

A medida que se aproximaba otro viernes confieso que un sentimiento mezcla de angustia e impotencia me ha ido dominando.

¿Volverán mañana los “jóvenes manifestantes”, en jerga periodística, a entretenerse vandalizando nuestra querida Fuente de tan gratos recuerdos?

¿Seguirá resistiendo el señor Siri, solo y desamparado, a la turba que lo ha elegido para descargar su instinto destructivo en reemplazo del desaparecido monumento?

Quisiera, al igual que muchos, que los condenables incidentes no se repitieren pero ¿cuál es la probabilidad de que lo dejen trabajar en paz o que goce esta vez de la protección eficaz de la fuerza pública como espera todo ciudadano que respeta la ley y paga sus impuestos?

Veamos:

Si no bastare con la evidente satisfacción que determinadas personas experimentan al agredir y destruir lo que se ponga por delante, existe todo un ambiente propicio para que los vergonzosos incidentes continúen.

La oposición política que sigue callando al respecto mientras tozudamente persiste en amnistiar los delitos cometidos en un determinado período pero sólo por parte de los delincuentes y no por quienes pudieran haberlos cometido al tratar de hacer respetar la ley de acuerdo a su ineludible deber.

Un INDH que, aunque tomado hace más de medio año, saca inmediatamente la voz para advertir a los agentes del Estado que estará alerta para controlarlos y asegurarse que no se exceden en el uso de sus atribuciones lo que sería innecesario a menos que se busque inhibirlos.

Unos convencionistas que superándose en sus desvaríos (sí, ello es posible, recordando que Murphy decía que siempre puede ser peor) proponen ahora amnistiar “a futuro” lo que equivale a un grotesco llamado a actuar en la absoluta impunidad.

Una autoridad responsable del orden público que para decir lo “políticamente correcto” ha reprochado al Sr. Siri que usara un arma de aire comprimido para intentar disuadir a los “manifestantes”. ¿Y si acaso el Sr. Siri sintiendo amenazada su vida o la de sus clientes y empleados hubiera usado un arma de fuego no habría estado en su derecho ante la ineficacia de la fuerza pública?

Diversas autoridades, que tienen alguna responsabilidad en este aparente dejar hacer, nada dicen o hacen al respecto.

La “denuncia” de alguien que “pasaba por ahí” y fue impactado por el arma que manipulaba del Sr. Siri y que fue rápidamente recogida por cierta prensa.

Si las diversas expresiones de simpatía o apoyo al Sr. Siri son más bien de carácter testimonial por las duras circunstancias que enfrenta una empresa que a muchos nos ha brindado gratos momentos por mucho más que los repudiados “treinta años” en lugar de promover alguna acción más decidida.

¿Cuál sería entonces la probabilidad que mañana viernes se den un descanso quienes hasta ahora persisten en una abierta forma de desprecio por nuestra legalidad y el derecho de sus semejantes a vivir en paz?

Aunque uno quisiera que fuera alta, el realismo lleva a considerarla muy baja. Quiera Dios que me equivoque.

¿Las manoseadas palabras solidaridad y empatía no aplican a la indefensión en que se encuentra este ciudadano chileno ya por más de dos años ante la indiferencia de gran parte de nuestra clase política?

Lo anterior me lleva a recordar a un personaje a quien nada lo hastiaba más que la política, como no fuesen los políticos (Agatha Christie en “The secret of Chimneys”).

Aunque ficticio me interpreta absolutamente.

10 de feb. de 22