TENGO DERECHO A PENSAR EN VOZ ALTA



TENGO DERECHO A PENSAR EN VOZ ALTA

HERNÁN NUÑEZ MANRIQUEZ

General de Ejército (R)

 

Piñera camina peligrosamente por la cornisa. Esto es producto de su ausencia de liderazgo, su narcisismo; el estar en otro mundo, en la pizzería o sentado en la Plaza Baquedano, comprando en la botillería, cuando Santiago es sitiado por el terrorismo, o todo el país está encerrado por la pandemia.

Piñera adolece de una tremenda falta de credibilidad, quizás por una seguidilla de torpezas y mentiras, de lo cual, los militares, fuimos sus primeras víctimas.

Tambalea el poder presidencial.  Ha cedido ante la presión de la izquierda y sus movilizaciones; de los memes, las encuestas, los matinales y las redes sociales. No lo acompaña el equipo político ni los partidos de gobierno. Cuando bajan por la escalera del despacho presidencial, van rumbo al cadalso.

Es duro decirlo, su presencia no es grata, y lo peor es que su rechazo es transversal. Hace unos días, antes de la votación en la Cámara de Diputados, en el Patio de los Naranjos, la escena era patética, una Primera Dama de luto y el resto de los acompañantes con una cara de búnker en Berlín sitiado, anunciando medidas que no convencieron ni a sus propias filas.

¡Pobre Chile!

Hemos asistido a un espectáculo decadente. Una “Honorable Diputada” fuera de sí, como poseída, corriendo con una capa al viento en el hemiciclo, y otro “Honorable” con un letrero sacándole la madre al Ministro de Hacienda.

Así se toma en serio la labor de un Poder del Estado.

Mientras tanto los mapuches sin ninguna resistencia incendian un “zorrillo”, y continúa la violencia. El Ministro del Interior, presentará querellas. ¿De qué porte será el cajón donde las guardan?

Todo malo. Nadie “apechuga”.

¡Pobre Chile!

¿Qué extorsionador secreto escondido, que temores impiden que vuelvas a la calma?