Un fallo aberrante



Un fallo aberrante

Por Jaime Ravinet de la Fuente, ex ministro de Defensa en dos períodos (2004-2006 y 2010-2011), declaraciones al diario El Mercurio de Santiago

“El ministro se ha dado un gusto, ignorando el Código de Justicia Militar.

De acuerdo al Código Militar, el responsable es quien da las órdenes. Más aún cuando en esos momentos se vivía bajo el Estado de Guerra declarado por Pinochet, donde la desobediencia es pagada, al punto de que quien no obedecía podía ser fusilado. Espero que la Corte de Apelaciones haga justicia no solo con Cheyre, quien merece toda mi confianza y respeto, sino también en el futuro con muchos otros subordinados que están siendo procesados por causas similares a lo largo del país.

Esa de toda justicia que se condene a quienes idearon y materializaron tan horribles crímenes, pero cortar por el hilo más delgado, en este caso me parece una aberración jurídica y, para algunos, un afán de venganza y de dañar la imagen del Ejército de Chile.

La mayoría que dieron las ordenes están muertos, ellos son los responsables. Aquí el teniente Cheyre no era libre para decir: ‘mire yo llevo o no llevo el comunicado de prensa”, sino que estaba obligado a hacerlo, quien dio esa orden es responsable no quien la llevó.

Se trata de un fallo absolutamente injusto que tiene más sabor a venganza que justicia, y que implica que el ministro Carroza desconoce absolutamente lo que es el Código de Justicia Militar, que entre sus disposiciones más importantes establece la obligatoriedad de obediencia.

Ante los crímenes cometidos por la Caravana de la Muerte, lo obvio es sentenciar y condenar a quienes fueron sus responsables, pero no un teniente, un cabo, más aún en tiempos de guerra como lo declaró Pinochet, el oficial o el soldado que no obedecía, se arriesgaba a ser fusilado.

El condenar por llevar, entre otras cosas, un comunicado de prensa al diario como ayudante del entonces intendente plantea una interrogante seria no solo para Cheyre, sino para muchos otros procesados que en su época eran tenientes, subtenientes, cabos o sargentos, que no tenían otra opción que obedecer.

 

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