UNA TEORÍA CONSPIRATIVA



UNA TEORÍA CONSPIRATIVA

Por Humberto Julio Reyes
Buscando una explicación que me parezca lógica y razonable de la “política de Estado” de la administración Boric en su relación con Israel, en particular el reciente retiro de invitación para que las empresas de ese país puedan participar en Fidae, he abandonado mi habitual lejanía con las teorías conspirativas, para llegar a aventurar una.
Comienzo por señalar algunas explicaciones formuladas en diversos ámbitos para justificar lo que se está haciendo al respecto por parte de nuestras autoridades:
1) Compromiso irrestricto con los derechos humanos.
2) Un conocido historial de cercanía del presidente con “la causa palestina”.
3) La ocasión de hacer un gesto hacia el PC, soporte más firme de la coalición de partidos de gobierno y que, también, apoya firmemente dicha causa.
4) Aparente indiferencia o menosprecio por los efectos negativos de dicha conducta.
5) El deseo del presidente de dar una señal en el ámbito internacional que le reditúe en presencia y prestigio.
6) Una absoluta ignorancia de cómo debe servirse el interés nacional cuando se conducen las relaciones internacionales.
7) Un gusto personal.
Para no abusar de la paciencia del apreciado lector, no analizaré cada una en particular, pero me parece que es probable que todas hayan estado presentes al momento de tomar esas decisiones que comenzaron con el gratuito agravio de negarse a recibir al embajador cuando concurrió a presentar sus cartas credenciales.
Siendo así, he optado por seguir la línea que se aconseja en las novelas policiales cuando se trata de encontrar al culpable de un crimen, siendo este caso quizás un crimen de lesa Patria por la intencionalidad y consecuencias que podrían deducirse.
Así como los franceses recurren al “cherchez la femme”, los investigadores clásicos, reales o ficticios, nos aconsejan buscar la motivación del criminal y, para ello, pensar en quien se beneficia o a quien se perjudica con lo obrado.
A primera vista no es fácil encontrar algún beneficio en lo ya resuelto, ni para nuestro país, ni para los que están sufriendo las consecuencias del conflicto en la franja de Gaza. Como bien lo hizo notar un analista, poco y nada puede hacer Chile, salvo enviar ayuda humanitaria, que no se conoce haya hecho.
¿Habrá ganado el presidente o su gobierno algún porcentaje de apoyo, salvo declaraciones de la comunidad palestina o del leal PC?
Más fácil sería deducir los perjuicios ya producidos o por producirse, partiendo por importar un conflicto y generar un distanciamiento entre dos pacíficas y laboriosas comunidades que por años han convivido en armonía y respetando sus mutuas diferencias.
Pero, a mi juicio, mucho más importante es la incertidumbre que se ha generado respecto al futuro de las relaciones comerciales y de cooperación de la más variada índole donde lo relativo a seguridad y defensa es de la mayor sensibilidad e importancia, toda vez que Israel ha sido, por lejos y por años, un proveedor confiable y de alta calidad tecnológica.
Se dirá que los negocios tienen su propia dinámica y que Israel seguirá cumpliendo los contratos vigentes o vendiendo a futuro, pero es una apuesta riesgosa.
Resumo:
“Si de aventurar una teoría conspirativa se trata, me inclino por un deliberado e irresponsable propósito de obtener réditos personales debilitando nuestra Defensa Nacional, con todo lo que ello implica”. Hasta aquí es el área más afectada, para satisfacción de los miembros del PC que “habitan” el Ministerio de Defensa en distintos cargos.
Y, si ese no hubiera sido el fin perseguido inicialmente, se ha perseverado en una conducta a pesar de ahora tener conciencia de lo que está en juego.
17 de mar. de 24