Por José Carlos Meza

Necesitamos que exista un verdadero compromiso por acabar con este flagelo, y no este cómplice silencio de algunos.

Vivir con miedo a la balacera que se escucha a lo lejos, a que tus hijos puedan caer víctimas de la droga, a que el narco se tome tu barrio, o que un joven atrapado por la adicción caiga en la tentación y desesperado cometa un crimen que afecte a tu familia. Ese es el día a día de miles de chilenos, y ¿qué vemos de nuestras autoridades? Indiferencia, desidia.

El problema de la droga ha ido en ascenso, ya lo demuestran varias mediciones de distintos organismos relacionados. La preocupación por la droga ha escalado al tercer puesto entre 2015 y 2018, y en algunas comunas es la primera preocupación, superando a temas que históricamente han sido delicados, como salud o vivienda. Hace no más de dos semanas Ciper revelaba que “cálculos informales estiman en 1,5 millón las personas que en distintas zonas del país están a merced de bandas criminales que señorean en el negocio de la droga”, en un reportaje que aborda el increíble control que los narcotraficantes ejercen en el país.

Cosa similar hemos visto a nivel institucional, donde la Corte Suprema ha reconocido que son cerca de 50 los funcionarios que han sido descubiertos en el consumo de drogas, e incluso parlamentarios han sostenido haber consumido más de una vez. ¿Cómo juzgan o legislan? ¿Como consumidores?

Es por esto que resulta de extrema gravedad que dirigentes del Partido Socialista estén vinculados a bandas de narcotraficantes, y por lo mismo es preocupante que sendos líderes políticos hablen de la marihuana como algo normal y positivo. Resulta inverosímil la escalada que se ha visto en torno a los vínculos de dirigentes del PS con narcotraficantes, y francamente indignante ver cómo han llevado esta pelea chica al Congreso, vetando a subsecretarios y asesores, todo porque la vocera de Gobierno les enrostró no haber aclarado esos vínculos aún.

Y ¿qué hace la clase política? Lamentablemente muy poco. Incluso hay quienes prefieren ser la piedra de tope en el tema, criticando y trabando todas las medidas que el Gobierno toma sobre el asunto. Necesitamos que exista un verdadero compromiso por acabar con este flagelo, y no este cómplice silencio de algunos.

Hoy urge tener una política anti drogas clara, firme y decidida. Hacer el narcotest en el Congreso, en los Tribunales, sancionar severamente a las autoridades que consumen, desplegar toda la fuerza policial para combatir la droga, y si es necesario solicitar el apoyo de las fuerzas armadas. No hay que temerle a combatir las drogas, los chilenos lo agradecerán.