Me ha llamado la atención la agresividad de la declaración del vocero de la Corte Suprema, Milton Juica, en su referencia a los dichos sobre los jueces en un coloquio privado por parte del ministro de Justicia, don Hernán Larraín, quien, dejando aparte sus opciones políticas, tanto por su trayectoria como por su carácter personal, no merecía ser tratado de esta forma.

Es cierto que no integré por razones de salud el Pleno en que seguramente se conversó el tema, pero no creo que la vocería haya reflejado con exactitud lo allí debatido, lo que ha sucedido antes, sin ir más lejos.

La actitud de la Corte Suprema durante los gobiernos anteriores ha sido siempre de diálogo respetuoso con sus ministros de Justicia, anunciando sus desacuerdos, pero cuidando de no irrespetar la deferencia que se deben los poderes del Estado entre sí, incluso en situaciones más graves que la señalada.

Por lo demás, tampoco creo que el ministro de Justicia haya faltado tanto a la verdad, como ha sobrerreaccionado también el presidente de la Asociación de Magistrados apoyando a Juica, porque si conociera realmente la historia de su gremio, desde su fundación ha sostenido una permanente pugna entre funcionarios de izquierda, de centro y de derecha, siendo un acuerdo transversal permanente instar por obtener la modificación del sistema de nombramientos, que a la fecha coopera para la politización endémica de los jueces, los que mientras eso no cambie seguirán siendo, sobre todo, gobiernistas, porque del gobierno de turno penden sus cambios o ascensos, sin tener la culpa que los gobiernos cambien.

Eso fue lo que entendí de la exposición del señor ministro de Justicia y a eso se refirieron, con más altura de miras, los presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados.

Carlos Aránguiz Zúñiga
Ministro de la Corte Suprema