Paula Walker señaló que era “provinciano” pedirle a la expresidenta Bachelet que haga lo mismo que su sucesora en ONU Mujer: renunciar a todos los beneficios pecuniarios y no pecuniarios a los que tenía derecho como exvicepresidenta de Sudáfrica antes de asumir su cargo, cumpliendo así el reglamento de la ONU.

Se me olvida que en Chile las normas las dictan las elites, pero se aplican sólo a los provincianos.

El Congreso nos llena de leyes de transparencia, pero senadores no muestran sus millonarias asesorías. Dictan leyes que penalizan los conflictos de interés, pero líderes de los partidos acceden a dineros de las empresas respecto de las cuales deben legislar. Todos hablan de meritocracia, pero el “servicio público” está lleno de sobrepagados hijos, parejas y hermanos de las elites políticas. La Iglesia habla de moral sexual, pero muchos sacerdotes y jerarcas creen que están por encima de esas normas. Los empresarios alaban el libre mercado, pero nadie olvida las colusiones que han involucrado a las elites. Carabineros está para hacer cumplir la ley, pero altos oficiales se llenaron los bolsillos violándola.

Efectivamente es muy provinciano de mi parte creer que se pueden aplicar las mismas normas a una expresidenta que se codea con la elite internacional, que las que debe cumplir una exvicepresidenta de piel oscura y de un país africano.

Evelyn Matthei