Concordamos con el abogado señor Julián López, que sería una lástima que la situación acontecida con el dirigente estudiantil de la Universidad Católica José Ignacio Palma, quedara reducido al mero cuestionamiento de éste como un caso más de  “Denuncias falsas y supuestas víctimas”.

Este hecho es un ejemplo más de los innumerables que refleja la gravedad de la crisis moral y valórica en que se encuentra sumido nuestro país. Llevamos décadas dando un mal ejemplo a nuestros jóvenes, a nuestros hijos; a tal punto que en la Universidad centro del saber, del aprendizaje e investigación, ellos se entrenan para derrotar a sus adversarios de lista estudiantil, al crear falsas denuncias de abuso sexual, como fue este caso.

Esta mala praxis la han heredado de nosotros, sus padres; una generación que viene empleando la mentira endémica con el oponente, con el que piensa distinto, con el que se interpone en nuestros intereses u objetivos, en síntesis: la mentira y la falsa denuncia pasó a ser un hábito para la Gobernanza del País. 

Esta deformación moral, basada en la falta de valores éticos la están sufriendo día a día nuestros Militares del 73, pues es en este sector de la sociedad en donde se institucionalizó la “FALSA DENUNCIA Y LA FICCIÓN JURÍDICA”, como práctica endémica empleada por la justicia que no trepida en pasar por sobre la ley y crear ficciones para aplicar “injusticia”; por todos los  sectores políticos, que observan con cómplice indiferencia como se juzga fuera del Estado de Derecho a quienes sirvieron a la Patria cumpliendo órdenes; por una prensa ideologizada y sensacionalista que aprovecha en su favor esta situación para conseguir miserables minutos de gloria; y, por gente que, aprovechándose de esta maquinaria de la mentira, no tiene escrúpulos en subirse al carro de la “industria de los DD.HH.” para obtener beneficios económicos.

Es de esperar como nos invita el abogado López, que este caso y otros más que han quedado en evidencia la falsa denuncia y supuestas víctimas, nos motive a reflexionar y a abandonar esta mediocridad institucional en la cual estamos sumidos.

Observatorio Militar y Policial de DDHH