Estoy cansado, llevo varios días casi sin dormir. No he visto a mi familia, a mis hijos, se que amigos y vecinos se han preocupado de ellos.
Tengo que salir a las calles junto a otros tantos más para tratar que la cosa se calme. Nos insultan personas que no conocemos, las mismas a las cuales vamos a ayudar para que vivan tranquilas en momentos difíciles. Nos tiran piedras y objetos. También nos han disparado. Llevamos el fusil pero con prohibición de usarlo, salvo que esté en riesgo nuestra vida. La gente lo sabe y nos provoca cada vez más, están estirando el elástico demasiado. No se si tendré la fuerza para contenerme esta vez. Si bien nos enseñan como hacerlo, en definitiva está en cada uno el auto control. Pienso en mis hijos y mi esposa y me calmo.
Algunos amigos y familiares están del otro lado de la Barricada, y también nos insultan. Yo no he hecho nada malo y tampoco mis compañeros. Juré defenderlos aunque no lo entiendan, aunque su ira sea mayor,  estoy a este lado y solo por ser militar debo recibir tales cuestionamientos.
Pero aún así lo volvería hacer, volvería a jurar defenderlos , es mi vocación y nada más.
Se que muchos no lo comprenden, pero es algo que surge del corazón.
Sabemos que nos critican porque actuamos con fuerza y rigor, como también cuando somos blandos.
Pero no saben que pasa con nosotros, cuanto dolor tenemos de ver un país destruido, nuestro país, el de todos.
Soy tan persona como los que están del otro lado, tengo sueños, tengo penas, tengo muchas necesidades, tengo que trabajar muchísimas más horas que cualquiera, no tengo diponibilidad de mi tiempo. Si el servicio nos llama, vamos y punto.
Pero me tratan como un enemigo terrible y sin misericordia. Enemigo. Enemigo.
Si me puediran matar lo harían. Yo si pudiera hacerlo,  no lo haría.
Pero bueno. Tengo unos 15 minutos para descansar y voy a dormir y soñar por un día mejor para todos.
Espero llegar a mi casa y abrazar a mis hijos una vez más. Si no es así, tengo una mujer maravillosa que los sacará adelante para que sean hombres de bien y luego del toque de silencio a nadie le importará.  Al final de cuentas, sólo soy un militar odiado y olvidado.

Un abrazo para todos los del otro lado de la Barricada.