Respondiendo a una carta publicada en el  El Mercurio, el día viernes 3 de agosto, titulada “Beneficio a presos por violaciones de DD.HH”.  y firmada por un grupo de dirigentes de izquierda, deseo manifestar también, lo frágil que era la institucionalidad Jurídica de nuestro país en materia de DD.HH., antes del fallo que otorgó la libertad condicional de militares y policías condenados por causas por los Derechos Humanos, situación que cambió recientemente cuando asume en esta materia, un juez que nadie serio e imparcial, podría acusarlo de  mostrar algún sesgo político durante su carrera profesional, como Hugo Dolmestch. Juez que fue capaz de tener el coraje y la honestidad profesional, de dejar en libertad a condenados por los Derechos Humanos, conforme la Constitución y las leyes vigentes. Lo anterior seguramente lo hizo consciente de las consecuencias que ello le traería para su vida profesional y privada, incluso para su integridad física. Esto último ya que al enterarme de su justo fallo, inconscientemente recordé al asesinado Senador Jaime Guzmán, en manos de un grupo de izquierda.

La gran mayoría de la ciudadanía, que es independiente políticamente y ajena a todo sentimiento de odio y venganza, observó en forma positiva y atónita  este dictamen. Dictamen que viene a demostrar que no todos los jueces son de izquierda, conforme lo aseverado por el Ministro de Justicia ya que hay excepciones de jueces apolíticos e imparciales que cumplen con el respeto al Estado de Derecho.

Ante este hecho jurídico inédito, en estas últimas décadas en el país, toda la ciudadanía y las autoridades públicas y privadas, comprometidas con la utilización imparcial de los Derechos Humanos, Derechos que han estado incautados o controlados por el Partido Comunista, el más violador de los DD.HH. en el mundo, debe apoyar la ejemplar conducta del juez Dolmestch, quien por su fallo, ha expuesto su vida, ya que corre serio peligro, por razones históricas.

Dr. Jaime Manuel Ojeda Torrent

PhD.Universidad Libre de Bruselas