Después de 46 años, desde la Gesta de
Liberación de Chile el 11 de setiembre de 1973, como producto de una
persecución implacable, brutal y vengativa, con la directa participación de
un Poder Judicial prevaricador, que tiene desde sus bases estudiantiles en las
universidades una profunda raíz de izquierda, existen por ahora 6 marinos
retirados, incluyendo una Suboficial del Escalafón Femenino, cumpliendo
condenas en Punta Peuco, Colina1 y Centro de Orientación Femenino y más de
400 otros marinos retirados en espera de del término de sus procesos y
posterior condena por supuestas “violaciones de los derechos humanos” o
“delitos de lesa humanidad”.
Estos marinos retirados tuvieron que cumplir
destinaciones al Área de Contrainteligencia y de Seguridad Interior, tanto en
Unidades propias como en organizaciones denominadas DINA y CNI, así como en
patrullajes de control de toque de queda o reacción ante asonadas y
operaciones antisubversivas, de terrorismo y guerrillas, etc., que se
produjeron a través del territorio nacional. En todas las organizaciones o
unidades en las cuales participaron tuvieron sus mandos institucionalizados y
reglamentarios y cumplieron estrictamente con “las ordenes de sus superiores
con prontitud y puntualidad hasta rendir la vida si fuese necesario”.
El país comenzó a vivir en peligro desde el
Congreso del Partido Socialista en Chillán el año 1967 y, también la
formación del primer organismo terrorista serio, el MIR, en Concepción, ambos
estamentos aplicando la convicción que en Chile la solución para la grave situación
económica social de esos tiempos era una revolución armada que terminaría en
una Dictadura del Proletariado, siguiendo el ejemplo de Cuba, principalmente.
Es así que, con gran participación de la
Armada de Chile y cumpliendo con nuestras órdenes superiores, provenientes de
la Honorable Junta de Gobierno Militar, después de haberse cumplido con 1000
días de gobierno de Allende y la UP, desastroso para el país pero
fructíferos para sus planes, las FF.AA. y Carabineros de Chile actuaron como una
sola unidad y logramos derrotar al adversario y colocar un Gobierno
Cívico-Militar de tanto éxito que llevó a Chile a liderar la América del
Sur.
Desde el 11/09/73 hasta el 11/03/1990,
aparte del importantísimo desarrollo del país
por parte del Gobierno, también hubo serios intentos de provocar su caída,
llegándose incluso a procurar un magnicidio en la persona del Presidente de la
República, General Augusto Pinochet. Esta actividad extremista, con apoyo de
organizaciones marxistas extranjeras cubanas y soviéticas (además de sus
satélites) como la Junta Coordinadora Revolucionaria, financiaron, entrenaron
y enviaron a Chile no solamente cuadros preparados para la guerrilla urbana
como la rural, que también las dotaron de armas militares y equipamiento muy
completo para sus actividades. Estas organizaciones terroristas, ya centradas
en el MIR, el Frente Manuel Rodríguez, y el Frente Mapu-Lautaro tuvieron que
ser enfrentados por la DINA y posteriormente la CNI, las Fuerzas de Seguridad
Interior, que estaban conformadas por personal de oficiales y cuadro permanente
de todas las Instituciones, la gran mayoría jóvenes de grados subalternos en
ambos escalafones, comandados por oficiales generales o superiores quienes, a
su vez cumpliendo órdenes, planificaron, dirigieron, financiaron, equiparon
como armamento y otros medios necesarios y ordenaron ejecutar todas las
misiones requeridas para combatir a este serio enemigo con plena
responsabilidad de su Mando.
Es así como este grupo de combatientes se
enfrentó, también con bajas propias a sus contendores que era un enemigo
clandestino y subversivo, equipado con material bélico soviético y
norteamericano, traído desde Vietnam, como el descubierto en Carrizal Bajo, en
grandes cantidades.
Esta “Guerra Sucia”, como la han denominado,
llevó a numerosos enfrentamientos armados y operaciones de inteligencia muy
duras contra este extremismo hasta que se logró la victoria de las armas, lo
que permitió crecer a Chile al nivel que jamás había tenido antes. Asimismo,
muchos o la mayoría de los integrantes de estas Fuerzas de Seguridad tuvieron
que concurrir al llamado de las armas cuando Chile se vio enfrentado a cuasi
conflictos bélicos con vecinos nuestros.
Sin embargo, parece que las Instituciones,
gracias a una campaña psicológica de la izquierda marxista, sin par en la
historia, sienten vergüenza de nosotros y nos han abandonado.
Sí, nos han abandonado, con nuestros Jefes
directos, quienes debieron haber asumido sus responsabilidades de mando ya
fallecidos, quedamos los jóvenes de entonces como víctimas de una
persecución implacable y vengativa, como se mencionó, con este decidido apoyo
del Poder Judicial, a través de los 3 niveles de justicia, Ministro en Visita,
Corte de Apelaciones y, finalmente, la Corte Suprema.
Toda esta situación debió haberse terminado
cuando se iniciaron los primeros procesos por derechos humanos durante el mismo
Gobierno Cívico-Militar, pero no fue así.
La cómoda posición de los Altos Mandos de
entonces, como esta situación no llega a ellos, pareció adormecerlos y, por
el escaso número de procesos abiertos, parecía que la situación estaba
controlada y, como inocentemente se pensaba, el Gobierno Cívico-Militar se iba
a prolongar por muchos años, después del Plebiscito, no se tomó la firme
decisión de manejar y terminar con este problema. Parecía que unos pocos
condenados por parte de cada Institución, partiendo por el Gral. Manuel
Contreras bastaba para acallar la opinión pública..
Pero, no fue así. Finalmente, la LEALTAD hacia
los procesados de entonces y posteriores condenados se esfumó.
Los apoyos febles de distintas ONG ́s que
defendían al personal en múltiples casos fracasaron, debida consideración al
enfrentamiento inútil con un muro infranqueable del Poder Judicial donde los
esfuerzos de nuestros abogados sucumbieron cuando la Sala Penal pasó a estar
en nuestra contra.
Pero ahí estuvo la tremenda falla de nuestras
Instituciones al no plantarse firme ante las Autoridades Civiles y haberles
dicho: ¡Basta!
Ya en plena ejecución el plan de la izquierda
de doblegarnos y, de pasada obtener grandes beneficios económicos, las FF.AA.
se dejaron llevar por una posición absolutamente indolente hacia sus
servidores en retiro, sin considerar lo manifestado, la LEALTAD, el
cumplimiento de órdenes y los sacrificios de hasta la vida.
Hasta se implantaron y se aceptaron dos
conceptos que resultaros gravísimos para los marinos en retiro y los otros
militares y policías.
Primero, que las responsabilidades sean
individuales. ¡Que ridiculez más grande! Nuestra estructura disciplinaria nos
inhibe totalmente de actuar en forma independiente, no fuimos “tiradores
aislados”. Por lo tanto, la responsabilidad institucional está totalmente
vigente ya que nuestra Formación Naval nos llevó a cumplir hasta las órdenes
más exigentes de nuestros mandos superiores sin objeción.
Segundo, que actuábamos en una “asociación
ilícita”. ¿Son la Armada, el Ejército, La Fuerza Aérea y Carabineros, además
de la DINA y la CNI ilícitas? La respuesta es obvia y, sin embargo, nos acusan
de este ilícito.
¿Por qué la Armada y las otras Instituciones no
han salida a protestar enérgicamente sobre este tema? ¿Nos faltó o falta
decisión? Con esto quieren decir que, dentro de las FF.AA. y Policías, se
concertaron delincuentes para cometer los delitos tan graves.
¿Efectivamente, las Instituciones formaron
atroces asesinos y genocidas para violentar al país? O, ¿es también otra
forma que tienen las Instituciones para deshacerse del problema y demostrar
acciones individuales o grupales no dependientes de ellas?
Esta situación debiera obligar a una reacción,
por lo discriminatoria y vengativa, potente y pública. ¿Y?
Más, los terroristas que fueron procesados y
condenados por diversos actos, están todos libres, después de breves
períodos de cárcel o extrañamiento, mientras los marinos que los combatieron
están presos o pronto estarán.
Sumado a estos antecedentes, la también
gravísima discriminación por la existencia de dos sistemas judiciales que, a
todos los marinos retirados y el resto de los militares, nos perjudica
notoriamente y nos oprime con sus efectos prevaricadores. Desde el año 2005
existe un procedimiento judicial para un tipo de chilenos y chilenas,
garantista y basado en la prueba que, si se aplicase a nosotros no habría
ningún preso militar o policía en Chile, ya que el sistema antiguo es
solamente en base a presunciones.
Luego, ¿qué pasa con nuestros familiares? No ha
habido preocupación alguna por ellos. Ya sea por los familiares de aquellos
presos, la mayoría de edad avanzada, adultos mayores hace rato, que han
quedado solos, señoras de edad avanzada que tiene que venir a ver a sus
maridos, hijos, hermanos a una cárcel pública con toda la presión
psicológica de ello significado. Esto afecta tanto a los prisioneros
políticos como a los procesados, quienes llevan años de años esperando las
resoluciones de la justicia:
No creemos que debemos seguir explayándonos en
esta situación, es demás conocida, lo único que requerimos y con urgencia,
es una posición más leal y más dura de los Altos Mandos Institucionales,
partiendo por la Armada y exigir una definición de las autoridades de Gobierno
para darle un término definitivo a la persecución de nuestros efectivos, para
lograr la real reconciliación en el país y que entiendan que los procesados y
condenados actuales somos solamente los que cumplimos las órdenes.
Punta Peuco, Septiembre 2019
OFICIALES Y SUBOFICIALES PROCESADOS Y PRESOS
POLITICOS NAVALES
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