Carta abierta al Ministro del Interior

Señor ministro del Interior y de Seguridad Pública.

Gonzalo Blumel Mac-Iver

Santiago:

De mi mayor consideración:

Entiendo que desde sus tareas como secretario de planificación del municipio de Futrono (2005), jamás pensó que su ascendente carrera política lo llevaría a ocupar, sin duda alguna, unos de los cargos más importantes en un gobierno. En especial dada su juventud y fundamentalmente, en consideración a su preparación académica como ingeniero civil ambiental y con master en economía, lo que podría haber indicado un mejor perfil en un ministerio más ad hoc. Pero, debo reconocer que su gestión en la Secretaría General de la Presidencia y luego como jefe de asesores del presidente Piñera en su primera magistratura, llevara a este último en su segundo periodo, designarlo inicialmente en la Secretaría General de la Presidencia, lo que avalaría su competencia.

Sin embargo, y recurriendo a viejos refranes criollos: “una cosa es con guitarra” y a Ud. le tocó “bailar con la fea,” le correspondió asumir en momentos extraordinariamente críticos de nuestra sociedad, en medio de necesarias demandas sociales, que luego fueron transformadas en un estallido delincuencial, con participación activa de delincuentes, drogadictos, “barras bravas” y agitadores profesionales tanto en la calle como en el congreso, de los sectores izquierdistas más extremos de nuestro espectro político; no faltando extranjeros producto de una inmigración descontrolada -heredada del gobierno anterior- y como tampoco financiamiento del mismo origen, dado el nivel de organización para destruir y vandalizar las principales ciudades de Chile, que mediante su accionar pretendían obtener por la violencia, lo que no lograron en las urnas. A este cóctel de calamidades se le sumó la pandemia del Corona Virus y por extensión, el terrorismo en la región de la Araucanía y adyacentes, que es parte de la herencia dejada por los sucesivos gobiernos a partir de la década del 90.

Ud. como ministro del Interior y de seguridad pública, no solo le corresponden las múltiples tareas propias de su cargo, sino que, en la práctica, tradicionalmente a su cargo le ha concernido actuar como “jefe de gabinete” y encabezar el área política del gabinete -si mal no recuerdos-con los ministros de S.G. de la Presidencia, S.G. de Gobierno y Hacienda, y que en este en caso en particular debería integrarse el ministro de Salud. De tal manera que las responsabilidades sobre sus hombros son enormes. De más está decir que con respecto a esta función no se ha notado la mano que apriete, coordine, informe y oriente en forma oportuna, causando a los que tenemos la mala costumbre de informarnos, constatar reiterados yerros.

Por razones de espacio y porque a los chilenos tampoco nos gusta leer mucho, solo me permitiré hacer unas breves observaciones referente a la seguridad pública, que atañen a algunas de sus numerosas funciones que le asigna la ley

  1. Proponer al presidente de la República las normas y acciones sobre políticas internas orientadas a mantener el orden público, la seguridad y la paz social”
  2. Redactar y patrocinar renuncias, querellas y requerimientos que el Ministerio presente ante los tribunales de justicia por infracciones a las leyes de seguridad interior del Estado, control de armas, antiterrorista y a otras disposiciones legales; y
  3. Definir y evaluar las medidas orientadas al control de los delitos y aquellas que permitan una adecuada respuesta policial a las infracciones de la ley penal.

De lo anterior si han existido no se han evidenciado los logros, por cuanto a pesar del toque de queda decretado en el Estado de Catástrofe, la seguridad pública sigue siendo vulnerada. Para que referirme a la situación durante el estallido delincuencial, por cuanto se ha escrito demasiado al respecto. Ministro estoy claro que no es solo su responsabilidad, porque Ud. tiene la obligación de seguir las instrucciones del presidente de la república, pero lo que se ha hecho con Carabineros de Chile y las fuerzas armadas, con las famosas Reglas de Uso de la Fuerza, es lo más nefasto que pudo haber sucedido, y de esa sopa tomarán los sucesivos gobiernos, independiente del color político que sean. Quienes la apoyaron con tanto fervor, se lamentarán mañana, pero el costo lo sufriremos todos los chilenos.

Con respecto a la comisión que estudia la reforma de Carabineros, Ud. ¿estaría en condiciones de afirmar que las personas que la integran tienen alguna experiencia en el control del orden público? ¿han realizado estudios en el extranjero, aun cuando nuestra idiosincrasia es muy distinta? ¿cuántos carabineros integran ese estudio? ¿cuáles son los antecedentes tenidos en cuenta?, los chilenos tenemos la obligación de enterarnos previamente y no cuando el daño está hecho; etc., etc.

Se va destruir una institución extraordinariamente valiosa con experiencia de cerca de 100 años, ejemplo de policía en Latinoamérica, reconocida ampliamente por quienes nos visitan o han vivido aquí siendo extranjeros. Por el delito cometido por unos cuantos, ¿van a pagar sus miembros y todos los chilenos? Metan a los delincuentes a la cárcel, pero no sancionen a la institución. Carabineros de Chile ha jugado un rol fundamental en cada oportunidad en que se vio amenazada la seguridad nacional durante las crisis de los años 1974 y 1978, por su experiencia, patriotismo, jerarquía y formación militar. Ministro, no olvide que la dotación de esta institución es muy superior a la de cada una de las instituciones de las fuerzas armadas; son cerca de 50.000 hombres instruidos, disciplinados y armados que no necesitarán movilizarse cuando los intereses de la patria lo requieran. No los transforme en meros guardias privados con armamento y con serias limitaciones en su actuar.

Finalmente, el terrorismo descontrolado que existe en la Araucanía, Bío Bío y Los Ríos, se ha constituido en su Talón de Aquiles, por cuanto ha sido el punto más vulnerable de su gestión. Ha hecho oídos sordos a las persistentes denuncias y reclamos de agricultores y variados gremios de la zona, ante su nula reacción que requiere medidas oportunas y eficaces que terminen con las criminales actuaciones de cierta parte del pueblo mapuche, instigados por agitadores, miembros del PC y con participación de individuos instruidos en las FARC.

Señor ministro, entiendo que pueda sentir orgullo por su ascendencia Mapuche, yo en su caso igual lo sentiría. Pero el hecho de ser biznieto de un misionero capuchino casado a la “mapuche” con la hija de un lonco de Nueva Imperial, no amerita su vacilante y nula reacción contra el terrorismo, que no es obra del pueblo Mapuche, que es mayoritariamente pacífico y trabajador, sino de un pequeño grupo perfectamente organizado y que vive de subsidios del Estado chileno, a quien tanto critican. No me atrevería a afirmar que tampoco sea por el nexo de su hermano Juan Enrique, que en forma sincera y legítima ha abrazado la causa mapuche, llegando a una muy estrecha relación con dichas comunidades.

Creo sinceramente, señor ministro, pese a sus excelentes antecedentes académicos y desempeño en sus anteriores cargos, por el bien de Chile y de su propio prestigio, que debería dar un paso al costado. No se sume al registro histórico de los más ineficientes ministros del Interior, que ya hemos tenido bastantes a lo largo de nuestra hisoria.

 

Fernando Hormazábal Díaz

General de Brigada (R)

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