EL PROGRESISMO CHILENO, LAS CONTRADICCIONES Y LA HEGEMONÍA CULTURAL

En la doctrina marxista -heredera de la visión hegeliana de la historia- la humanidad avanza por la dialéctica de las contradicciones, especialmente entre las clases sociales.
El corolario político, leninista, de esta visión es que para que se produzcan los cambios revolucionarios es necesario hacer más intensas las contradicciones de todo tipo (agudizarlas), hasta que exploten.

Según los “progre”, La violencia es la partera de la historia.

El progresismo, a horas de la muerte del señor Catrillanca y antes de haberse podido hacer una investigación que permitiera al gobierno dar informaciones con base de veracidad comprobada, hizo estallar una violencia nada de espontánea: según uno de los medios de comunicación en que la izquierda exponen sus ideas, “el homicidio ocurre un día antes de la jornada de protesta contra las zonas de sacrificio (primer conflicto a agudizar) y durante la semana de aprobación definitiva del aula segura (segundo conflicto), los hechos de esta día jueves (muerte de Catrillanca, tercer conflicto) nos muestran sabiamente el camino y la necesidad de luchar juntos (estudiantes, mapuches y clase trabajadora). Por lo tanto asumimos este lamentable hecho, como posibilidad para articularnos y golpear juntos (cuarto conflicto), que este hecho sacuda nuestra voluntad, iniciativa y creatividad para colocarlo fervientemente al servicio de la lucha”.

Listo, ya están las condiciones objetivas para incrementar la “agudización de las contradicciones” a piedrazos, bombas molotov, agresiones a carabineros, destrucción de los bienes públicos y privados y violencia pública.

Su excusa es la eterna lucha por la defensa de los Derechos Humanos. Desvergonzada elección, ya que ningún país comunista tiene establecidos los derechos humanos en su constitución. Ningún partido Comunista reconoce derechos humanos a sus opositores. A ninguno –China, la URRS, Corea, Cuba, Lula, Maduro y demás- le ha importado nada el medio ambiente; ni las etnias; ni la diversidad cultural; ni la libertad de prensa ni de expresión; ni de conciencia; ni de movimiento, nada.
Para el progresismo, los derechos humanos son solo una estrategia para debilitar y destruir a los gobiernos que se les oponen para luego, una vez capturado el poder, olvidarse de todo y retromarchar a la tiranía consubstancial a su ideología brutal.

La ideología de los Derechos Humanos funciona en tándem con otros elementos ideológicos: la de Género; la demolición de la Autoridad, la destrucción de la Familia, la Proletarización de la sociedad; la búsqueda e imposición del Enfrentamiento Violento frente a cualquier conflicto.

A fines de los años 90, Flacso (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, de las Naciones Unidas) se instaló en Chile y su primer caballo de batalla fue la ideología de género. La campaña se inició llevando una delegación chilena integrada por personeros de izquierda a cuanta conferencia internacional seminario, simposio o lo que fuera se hiciera sobre el tema y la firma de todo tipo de acuerdos, compromisos y adhesiones.

Así Chile comenzó a ser, de hecho, parte de innumerables esquemas y organismos ideológicos que financiaron difundieron e impusieron la ideología de género. El siguiente paso fue darles reconocimiento legal haciendo uso de mayorías ocasionales y de la inocencia y debilidad de los parlamentarios de derecha.
De repente nos vimos siendo “exigidos” por organismos multinacionales y organismos de fachada de la izquierda internacional, a dar cumplimiento a los “compromisos” suscritos, a modificar nuestras leyes y conductas para adecuarnos a esas exigencias, todo esto sin que la ciudadanía chilena se diera cuenta de cómo y cuándo nos habían metido en una máquina controlada desde algunas oficinas de las Naciones Unidas con sus correspondientes “Altos Comisionados”.
Otro organismo de igual jaez es el Programa de Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD) que promueve ideas, estrategias programas económicos, políticos y sociales, ente los cuales el del nefasto gobierno de Bachelet en su dramática segunda versión.

Así, perdimos control sobre nuestra propia libertad y autonomía y nos transformamos en sirvientes de la burocracia de la izquierda internacional.

Primero fue la conversión de las mujeres en proto hombres y luego la de los hombres en proto mujeres, así, diluida y puesta en cuestión la identidad básica de cada persona, se agudizó la orfandad e indefensión de los individuos.
Hemos llegado al sexo –género, en la nueva parla- optativo y cambiante.
Una persona –como el padre de una familia de actores norteamericanos- ya va en el tercer cambio de sexo. Pero no para ahí, como esas personas pueden casarse entre si, dos persona (una pareja) pueden transitar por amplia gama de combinaciones mediante cambios de sexo (hombre/mujer; mujer/mujer; hombre/hombre: bisexual/bisexual; hombre/bisexual; mujer/bisexual; etc) incluso quedar en una estación intermedia como transexual. Mas aun, como pueden adoptar hijos, esos niños se criarán en una condición de mutación paternal mas que desconcertante.

La grosería; vulgaridad; violencia; mentiras y campañas mediáticas, armas tradicionales del progresismo, apuntaron al debilitamiento y luego a la destrucción de toda autoridad. Es evidente que desde su punto de vista totalitario cualquier autoridad que no pertenezca a su secta es ilegítima y por consiguiente, merecedora de todo tipo de infamias, calumnias e insultos, así fueron cayendo políticos opositores, policías, empresarios, académicos, militares, pastores, periodistas y todos aquellos que se cruzaran en su camino. Un ejemplo paradigmático: la campaña contra el ex presidente Piñera, en su primer mandato, objeto de una campaña mediática infamante que duró todo su período de gobierno.
Así tenemos una sociedad en la que muchos de sus miembros viven en una completa incertidumbre respecto a si mismos, a sus relaciones, a sus conexiones sociales, a sus raíces familiares y a su ciudadanía. Completamente alienados, extraviados, inseguros de si mismos, de todo y de todos. Asustados e indefensos.

Últimamente hemos podido apreciar una campaña orientada a demostrar que el fin del Gobierno Militar fue fruto del “triunfo de la vía armada” del Partido Comunista y sus organizaciones de fachada como el FMR, infundio promovido y difundido por el Frente Amplio y en particular por el diputado Gabriel Boric, con motivo de su homenaje, en París, al asesino del senador Jaime Guzmán.

Cualquier lector podrá apreciar que no concuerdo con estas ideologías, pero, a diferencia de ellos, yo no impedirían que los que si las apoyan puedan practicarlas y tratar de difundirlas, es su elección y derecho.

Mi problema es al revés, exijo que no me obliguen a aceptar e incorporarlas en mi vida como imposición de quienes si la aceptan y prefieren. Que me las pasen de contrabando o me las impongan, sea por bullying vía “corrección política”; en forma leguleya o subrepticiamente.

Todos los chilenos podemos ver como se movilizan los progresistas para “exigir”, para desprestigiar, destruir o ridiculizar los que piensan como usted o como yo. Es hora de poner nuestro puntos de vista adelante y luchar por ellos.

Los progres no son mejores que nosotros, no son ni mas inteligentes ni mas capaces, solo son mas violentos y brutales, es hora de impedirles que “agudicen las contradicciones” y nos impongan su “hegemonía cultural”.

Fernando Thauby

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