La nueva directiva de la FEUC, en una carta publicada el martes, llama al rector Sánchez a no defender la inocencia de la institución ni a los profesionales vinculados a ella que han sido acusados, en un fallo de primera instancia ampliamente criticado por su poco sustento, de estar involucrados en el supuesto asesinato del expresidente Eduardo Frei Montalva. 

Este grupo de políticos universitarios opina con aparente total ignorancia respecto al proceso penal en que fundan su llamado. Creen que un allanamiento -que en este caso, según señala ayer Marisol Peña, ni siquiera existió- es señal de ausencia de colaboración, y que una sentencia de primera instancia -de la que claramente no leyeron ni los extractos en la prensa- es poco menos que la Palabra revelada. Además, parecen no entender que el deber de un rector sea defender la honra de su institución y de sus miembros, a menos que haya razones contundentes en contrario. 

Lo que mueve a estos jóvenes a actuar de manera tan poco inteligente parece ser la creencia de que este fallo beneficiaría, de algún modo, a la izquierda en la que militan. Esto los lleva a pasar por alto tanto el debido proceso como la presunción de inocencia de los imputados. Y, con ello, terminan operando bajo la misma razón de las más brutales dictaduras, poniendo el criterio de utilidad política del castigo por sobre el de culpabilidad. 

De más está decir que si estos dirigentes sueñan con cambiar el mundo para bien, este primer paso que han dado, que reproduce los vicios más bajos de la política adulta, va en la dirección exactamente opuesta. Ojalá se den cuenta de ello.

Pablo Ortúzar Madrid
Investigador IES