No de otra manera se puede calificar a este personaje del partido demócrata cristiano, ex senador, ex ministro en los gobiernos de la Concertación. A él, le da lo mismo que el próximo presidente sea Boric o Kast. Sólo falta que ahora pida un plato con agua para lavarse las manos respecto del futuro de Chile.
Gente como este Walker es la que ha traído Chile a la situación en que está, esto es, al borde de ser engullido nuevamente en las fauces del marxismo internacional. Nadie puede desconocer el peligro que eso significa. Abstenerse o votar en blanco en la próxima elección de segunda vuelta es una manera de hacerle el juego a ese marxismo. Si Gabriel Boric termina por ser elegido, por cierto, a Walker le servirá muy poco el haberse lavado las manos, porque tendrá que dar cuenta de su responsabilidad.
Es impresentable la actitud que él adopta enarbolando, además, su condición de cristiano. Termina siendo una vergüenza como chileno, como cristiano y como demócrata porque así colabora en entregar el país en manos de un régimen demostradamente inhumano y antipatriota. Como ya lo están haciendo, por lo demás, sus correligionarias Yasna Provoste y Carmen Frei.
Ese partido, mal llamado “democracia cristiana” va a terminar entonces por cumplir nuevamente con el papel de “tonto útil” para ayudar al triunfo del comunismo. Nuevamente, los “Kerensky” chilenos. Quiera Dios que en este segunda vuelta el pueblo chileno responda como en la primera, asestando un golpe definitivo sobre todo a estos mediocres que, a costa del país, buscan arreglárselas  con Dios y con el diablo. Gonzalos Ibañez S-M