Sienta un precedente muy riesgoso que los jueces, para efectos de acceder a la Corte Suprema, deban dictar fallos que coincidan con las preferencias de algunos senadores.

La fallida nominación del ministro Raúl Mera como integrante de la Corte Suprema abre fundados motivos de inquietud, habida cuenta de los argumentos esgrimidos por los senadores de oposición que votaron en contra de la propuesta del Ejecutivo, donde en vez de razonamientos sustentados en bases jurídicas o doctrinarias, prevalecieron consideraciones en las que se cuestionaron los fundamentos de algunas sentencias pronunciadas por el magistrado -específicamente en un caso de derechos humanos, y otro en materia medioambiental-, un hecho que atenta directamente contra la independencia del Poder Judicial.

Aun cuando el sistema de nominación de integrantes para la Corte Suprema ha sido objeto de cuestionamientos, en particular porque respondería a un cierto “cuoteo” de los partidos políticos, su actual diseño busca involucrar a los tres poderes del Estado, de tal manera que cuando se produce una vacancia en el máximo tribunal, la Corte Suprema elabora una quina, y de ésta es el Ejecutivo quien escoge a un miembro de ella, correspondiendo al Senado su ratificación por los dos tercios de sus integrantes. Hay una suerte de acuerdo tácito entre las fuerzas políticas para que exista alternancia entre las sensibilidades que son promovidas al máximo tribunal -ya sea de corte más conservadora o bien progresista-, lo que no obsta para que el Senado ejerza un rol de escrutinio sobre la idoneidad del candidato así como de sus visiones doctrinarias.

Si bien la nominación del juez Mera -actual ministro integrante de la Corte de Apelaciones de Valparaíso- no prosperó por un voto -se requerían 29 sufragios a favor, logrando 28, en lo que resultó decisiva la ausencia del senador Manuel José Ossandón, quien se excusó de votar por razones de salud-, los argumentos que esgrimieron varios de los 14 senadores que se opusieron a su designación alteran completamente la naturaleza que debe jugar la Cámara Alta en estos procesos. El necesario equilibrio que debe existir entre los distintos poderes del Estado no puede llevar a que se condicionen los fallos de los jueces para que estos puedan acceder a la Corte Suprema, porque con ello se rompe por completo la independencia que debe caracterizar a la instancia encargada de impartir justicia, pilar fundamental en cualquier democracia.

Editorial publicado por La tercera

Senador Ossandón en medio del huracán

Escribe Rolando Bernales. Periodista.

Me guardo la opinión sobre el hacer del congresista (RN) Manuel José Ossandón. Lo concreto es que al faltar su voto, que sumaba el número 29 (decisivo) a favor del ministro Raúl Mera Muñoz, éste no pudo pasar a integrar la Corte Suprema, para llenar el cupo vacante que dejó Hugo Dolmestch.

Su postulación contó entonces con 28 votos a favor y 14 rechazos. Faltó solo un voto, el de Ossandón. Se dice, que las explicaciones agravan la falta. Así parece ser, porque miles de chilenos no creyeron su infantil disculpa: “Me sentí muy mal. El coronavirus me pasó la cuenta. Tuve que ir al médico y guardar reposo, junto con medicamentarme”. Era mejor quedarse callado, pero en los políticos eso es muy difícil.

Trató de arreglar la situación mediante explicaciones en una carta pública. Pero nada consiguió. Por el contrario, las redes sociales dejaron sentir su proceder. Aseguró que “entiendo las repercusiones que ello tuvo, pero el malestar que tenía fue superior y en este momento debo extremar el cuidado de mi salud”. Su equipo asesor aseguró que él ya se reintegró al Senado y que lo ocurrido el pasado miércoles se trató de una “situación puntual’’.

Que falta de criterio, calificar así una falta tan grave que perjudicó la carrera judicial de toda una vida y su legítimo derecho del ministro Mera de llegar a la Suprema.

Ossandón realizará su labor en el Congreso hasta que la ley se lo permita, pues está comprometido en un delito de tráfico de influencia donde su denunciante es nada menos que primo hermano, el alcalde de la comuna de Pirque, quien lo acusa de haber favorecido ilegalmente a uno de sus hijos que ahora aparece como principal dueño un negocio de extracción de áridos desde el río Maipo. Ese río, en su curso de descenso desde la cordillera, atraviesa las comunas de Pirque y Puente Alto, y les genera ganancias con los áridos. Ossandón, frente a la denuncia, ha expresado inocencia.

La ausencia del senador Ossandón causó molestia no sólo en el Gobierno, sino también en el comité de senadores de RN, desde donde aseguran que contaban con su voto, y que tampoco lograron obtener alguna explicación de su ausencia. “Al senador Ossandón se lo tragó la tierra, no contestó ninguna llamada, ni a su celular, ni a su casa, no le contestó el teléfono ni a los senadores, ni a los ministros, ni a su hermana, a nadie y no se comunicó con nadie” esa mañana del jueves 6 agosto 2020, afirmó el jefe del comité de senadores RN, Rodrigo Galilea.

Publicado por Chileinforma