Acierta el editorial de La Tercera del lunes 29, al plantear que el proyecto sobre libertades condicionales es discriminatorio contra los exuniformados. En efecto, es impropio demandar colaboración eficaz por situaciones ocurridas hace más de 40 años, en las que el inculpado ignora los detalles de los hechos; además, esa circunstancia es algo que ya calificó el juez al dictar sentencia. Peor todavía es la violación de la conciencia individual que se produciría al forzar al arrepentimiento a personas que, equivocadamente o no, sienten que han sido injustamente condenadas.

A lo anterior se suma que el calificativo de “delitos de lesa humanidad” insólitamente se aplica de manera retroactiva, pues la ley que lo tipifica se aprobó recién el año 2009. Aún así, la realidad es que muchos de los actuales reos, en la época de los hechos, ostentaban grados muy subalternos y no hicieron más que cumplir órdenes legal y moralmente legítimas, que no tienen nada que ver con “crímenes repudiables”. Sin embargo, algunos jueces los condenan aprovechando el amplio margen de discrecionalidad que permite el antiguo sistema procesal penal, al que inexplicablemente están sometidos los militares. Y más encima ahora se les quiere exigir arrepentimiento.

Miguel A. Vergara Villalobos