MARXISMO CULTURAL Y NUEVA IZQUIERDA

El fin de los ochenta y el comienzo de los noventa determinó el final de los llamados socialismos reales. La caída del Muro de Berlín en 1989 y la disolución de la Unión Soviética en 1991 fueron los eventos que terminaron por evidenciar el terror y el fracaso que supuso el comunismo para el mundo en el siglo XX.

A la humanidad le costó casi cien años y más de cien millones de muertos concluir que es imposible el progreso moral sin libertad y el progreso económico sin propiedad privada. Sin embargo, al parecer, la lección se ha olvidado rápidamente. ¿Cómo es posible que ante la evidencia del fracaso del comunismo siga siendo esta una doctrina respetable? Basta solo con ver en la televisión el temor reverencial con el cual los animadores tratan a los representantes de izquierda. ¿Será que el comunismo de verdad ha muerto?

 

  1. LA ERRADA IDEA DE LA MUERTE DEL COMUNISMO: EL MARXISMO CULTURAL

Actualmente, la expresión “ya se acabó la Guerra Fría” es usada por políticos de las más diversas tendencias. Los de izquierda la emplean para aplacar las sospechas que despiertan (o deberían despertar) sus propuestas estatistas. Por su parte, los de derecha, generalmente con una intención de renovar el sector, lo hacen para evitar el enfrentamiento con la izquierda.

Pero, el fin de la Guerra Fría ¿es equivalente al fin del comunismo? A esta conclusión llegaron muchos especialistas en historia del comunismo. Uno de los más importantes, el profesor Richard Pipes, de la Universidad de Harvard, sostuvo que el comunismo “tiene historia, pero no tiene futuro”1 . Sobre esta frase, el periodista y otrora comunista, Federico Jiménez Losantos, dice lo siguiente:

Richard Pipes decía en una entrevista en Libertad Digital: “El comunismo tiene historia, pero no tiene futuro”. No puedo estar más en desacuerdo… su frase muestra el irrefrenable afán necrológico de los historiadores en hacer la autopsia de un cadáver sin comprobar si está muerto. Y el comunismo no lo está. Si el mayor éxito delDiablo (o del Mal), es convencer a la gente de que no existe, la supervivencia del comunismo, pese a ser el peor monstruo político de todos los tiempos, con más de cien millones de víctimas, se basa en el acta de defunción y el consiguiente indulto moral que como cadáver exquisito, infinitamente investigable, le han extendido tantos historiadores”. Federico Jiménez Losantos (2018) Memoria del comunismo, p. 573.

El comunismo cayó, pero no desapareció. Primero, porque todavía hay mucha gente (y muy influyente) que sigue trabajando por la construcción del hombre nuevo y la sociedad nueva y, segundo, porque si bien el fracaso en la economía ha sido evidente, lo es más el éxito que culturalmente ha tenido el comunismo hasta el día de hoy. A esta segunda vía de materialización del comunismo se le ha denominado marxismo cultural.

Antes de hablar del marxismo cultural cabe hacer una advertencia: El enorme fracaso moral y material de los países que abrazaron la ideología marxista no se debió a una mala aplicación de la perfecta doctrina comunista. Quien quiera ver al hombre nuevo y a la sociedad nueva que promete el marxismo bien puede ver lo que provocó esta ideología en Rusia, Polonia, Rumania, Camboya, Etiopía, etc.; y lo que sigue pasando en Cuba, Venezuela, Corea del Norte, etc. El marxismo cultural, dicho en términos escolásticos, supone un cambio en los medios pero no un cambio en los fines; y dicho en clave marxista, supone un cambio en la táctica y no en la revolución.

El marxismo cultural parte de la siguiente premisa: “la toma del poder político no será nunca factible sin la toma previa del poder cultural”2 .

El padre del marxismo cultural es el filósofo italiano Antonio Gramsci y en sus escritos advierte que la revolución nunca se realizará verdaderamente mientras no se produzca en la cultura. La izquierda debe conquistar la hegemonía cultural “antes que intentar el asalto al Estado y a las relaciones de producción; la revolución de las costumbres, de las creencias, de los códigos morales, debía preceder y facilitar a la revolución político-económica”3 . En palabras de Gramsci:

En el periodo de predominio económico y político de la clase burguesa, el desarrollo real del proceso revolucionario ocurre subterráneamente, en la oscuridad de la fábrica y en la oscuridad de la consciencia de las multitudes inmensas que el capitalismo somete a sus leyes; no es un proceso controlable y documentable; lo será en el futuro, cuando los elementos que lo constituyen (los sentimientos, las veleidades, las costumbres, los gérmenes de iniciativa y de moral) se hayan desarrollado y purificado con el desarrollo de la sociedad, con el desarrollo de las posiciones de la clase obrera va ocupando en el campo de la producción. Antonio Gramsci (1920) El Consejo de fábrica.

¿Cómo se logrará ese objetivo? Por medio del lenguaje, principalmente: “su arma principal será la lingüística que penetre en el lenguaje coloquial, alterando el sentido de las palabras y sus connotaciones emocionales hasta crear en quien habla una nueva actitud espiritual”4 ¿Dónde se llevará a cabo? En las universidades, foros públicos, medios de comunicación y en todo otro ‘centro de irradiación cultural’, “en los que, aparentando respetar su estructura y aun sus fines, se inoculará un criticismo que les lleve a su propia autodesctrucción”.5

En la actualidad, somostestigos de la hegemonía de la izquierda en estos centros de irradiación cultural. La izquierda domina los medios de comunicación y eso tiene directa relación con el modo arbitrario en cómo se tratan todos los temas y en el distinto trato que reciben personas afines o contrarias a la ideología. La izquierda domina las universidades en todos sus estamentos y de la voluntad partidista depende la permanencia de profesores e incluso del cumplimiento del calendario académico. La izquierda domina la cultura, y decide quienes son merecedores de reconocimiento; reparte los dineros públicos y hasta es capaz de truncar la carrera artística de una persona si se lo propone. Detrás de estas realidades, antes que ideas, hay fuerza; hay capacidad de obligar antes que capacidad de razonar y esta realidad no se debe soslayar si se desea enfrentar a la izquierda ideológica.

 

  1. LA IZQUIERDA SESENTAYOCHISTA

Gramsci murió en 1937, pero sus ideas alcanzarán su máxima expresión treinta y un años después con el mayo francés de 1968. Si bien las revueltas de Mayo del 68 no fueron inspiradas por el pensador italiano, Mayo del 68 da el punto de inicio de una nueva izquierda que encontró en una juventud hedonista el nuevo sujeto de revolución. Construir una sociedad requiere de hombres virtuosos, sea cual sea la sociedad que se busca formar, pero destruir una requiere de todo lo contrario y eso bien lo sabe la izquierda en la actualidad.

Con Mayo del 68 surgió el sesentayochismo: una forma de hacer política por medio de la reivindicación de causas que, en resumidas cuentas, buscan subvertir el orden social construido por la civilización judeo-cristiana. De este modo, han surgido movimientos que buscan terminar con la concepción de familia; otros que ponen en duda el señorío que tiene el hombre por sobre la tierra y las demás especies (ecologismo, animalismo); otros que ponen en entredicho la igualdad ante la ley apelando a reivindicaciones históricas (indigenismo) por nombrar solo algunas expresiones sesentayochistas.

Con el paso del tiempo y la evidencia del fracaso del socialismo, la izquierda se fue volviendo sesentayochista6 . Viendo imposible la toma del poder (por vías democráticas y no democráticas), la izquierda se empeña en conseguir el poder sin gobierno; en las calles; en las universidades; en los medios de comunicación y con muchas demandas de diversa índole.

Actualmente, en nuestro país nos enfrentamos a una izquierda puramente sesentayochista. Una izquierda que algunos ven diversa, pero no es más que dispersa: no es que existan diversidad de opinión en el trato a los animales o a los pueblos originarios, solo existen pequeñas agrupaciones destinadas a realizar reivindicaciones que descansan en el apoyo tácito de los demás personeros de izquierda. Una izquierda con un gran ascendiente en la juventud, ociosa y dependiente por definición, que goza de tiempo de sobra para armar la revolución.

Esta izquierda es liderada por una clase dirigente muy especial: por razones de tiempo vivieron los coletazos del Mayo del 68, no siendo capaces de crear al hombre nuevo, pero sí logrando desarrollar una carrera próspera en la sociedad capitalista. Muchos de ellos detentan el poder político, otros dirigen universidades; medios de comunicación o centros culturales y lo único que los diferencia de las demandas radicales de los más jóvenes, es un pragmatismo; una suerte de táctica, que les indica que no es el momento de acoger ciertas reivindicaciones “porque el país no está preparado”.

Por obra y gracia de estos líderes las tomas universitarias pueden durar meses y meses sin haber responsable alguno del usurpación del centro universitario. Gracias a estos líderes, todo panel televisivo o radial tiene la curiosa distribución de tres panelistas de izquierda por cada panelista de derecha. Es esta izquierda a la que nos enfrentamos y enfrentaremos en los temas más importantes de la política chilena

 

III. ANTE LA RENOVACIÓN DE LA IZQUIERDA, NUNCA OLVIDAR LAS VERDADES DE SIEMPRE

Es común dentro de nuestro sector pensar que vivimos en una constante crisis intelectual y que la falta de buenas ideas o la nula capacidad de transmitir bien las pocas que tenemos explican la hegemonía de la izquierda diversos sectores de la sociedad que son relevantes para la formación de la opinión pública. Sin embargo, ese diagnóstico pesimista cae en una serie de errores que es preciso evidenciar.

El primer error es ignorar que, antes por falta de ideas, hemos perdido buena parte de la batalla cultural por falta de valentía. El escritor español, Juan Manuel de Prada, grafica de manera notable este problema:

La derecha es camastrona y posibilista; ha aceptado servilmente que debe desenvolverse en un medio adverso en el que las reglas del juego, los paradigmas culturales y en definitiva la visión del mundo los determina la izquierda… Tal vez así se puedan ganar unas elecciones de vez en cuando; pero mientras la derecha no presente una alternativa cultural en toda regla que disuelva la roña progre acumulada, tendrá que seguir batallando en territorio adverso. Y esa alternativa solo la podrá presentar cuando se sacuda el complejito y se atreva a atacar desde los cimientos el canon cultural establecido desde la izquierda. Juan Manuel de Prada (2009) La nueva tiranía: El sentido común frente al Mátrix progre, pp. 102, 104-105.

Como señalamos anteriormente, no es la calidad de las ideas las que ha permitido a la izquierda gozar de esta hegemonía, es la fuerza con la que imponen dichas ideas.

Se olvidan quienes ven en nuestras ideas la causa de nuestra actual derrota que fueron ellas mismas las que vencieron al marxismo y obligaron a la izquierda a cambiar a su ropaje actual. También ignoran que en política no se debe inventar la rueda y que hay ideas que siempre valdrá la pena luchar por una sociedad con instituciones fuertes y principios sólidos; defender el rol insustituible de la familia; la sociedad civil y el Estado, así como promover la libertad individual, la igualdad ante la ley y el Estado de Derecho y reivindicar la meritocracia; el esfuerzo personal y la transparencia.

 

1 https://www.libertaddigital.com/cultura/2017-11-05/richard-pipes-el-comunismo-tiene-historia-pero-no-futuro-1276608596/

2 Maestro, Ángel (1982): “Gramsci: La revolución actualizada” en Verbo, v. 201-202, pp. 63-102. (92)

3 Contreras, Francisco José y Poole, Diego (2011). Nueva izquierda y cristianismo, Encuentro, Madrid, pp. 37-38.

4 Gambra Ciudad, Rafael (1989): “Presentación del estudio: ‘La estructura mental en el pensamiento de Antonio Gramsci’ en Verbo, v. 275-276, pp. 715-717. (717)

5 Gambra Ciudad, Rafael (1989): “Presentación del estudio: ‘La estructura mental en el pensamient de Antonio Gramsci’ en Verbo, v. 275-276, pp. 715-717. (717)

6 Recomendamos la lectura del artículo del profesor Francisco José Contreras: “Evolución de la izquierda: del socialismo al sesentayochismo”, disponible onlline en: http://www.conoze.com/doc.php?doc=9086a

 

Publicado por: Acción Republicana

 

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